La pandemia tuvo un impacto profundo en la vida de todos los brasileños, pero afectó a enfermeras, médicos y otros profesionales de la salud. «Estoy exhausta. Ya no estoy preparado para ver morir a tanta gente enferma. Estoy a punto de pedir la exención ”, dice la enfermera Luciana Martínez, de 42 años, que trabaja en dos hospitales de São Paulo en primera línea para combatir el covid-19 como publicó El País de España.
El reportero Gil Alessi muestra que el cansancio mental y físico ha obligado a cada vez más profesionales a quitar el pie del acelerador para garantizar más tiempo fuera de los hospitales. El año comienza con la perspectiva de que la situación se agrave debido a las grandes fiestas y aglomeraciones que tuvieron lugar en Navidad y Año Nuevo.

Quedó solo como «un perro».
El agravamiento de la pandemia de coronavirus se impone en el Brasil de Jair Bolsonnaro en estos primeros días de 2021: Ya registra 196.018 muertes y 7.733.746 contagios por la enfermedad, y el año comienza con la perspectiva de que la situación se agrave debido a las grandes fiestas y aglomeraciones que tuvieron lugar en Navidad y Nochevieja.
Los estados sufren las consecuencias del descontrol, muestra el informe de Felipe Betim (columnista de El País) desde el Amazonas, uno de los estados más afectados por la pandemia en sus primeros meses, volvió a registrar un rápido aumento en el número de casos y defunciones y comienza la semana con el cierre total de sus servicios no esenciales durante al menos 15 días.
En todo el mundo la situación con la pandemia y también el mundo de fantasía en que vive el Presidente Donald Trump, quien, en vísperas de dejar el mando de Estados Unidos, con la toma de posesión de Joe Biden prevista para el 20 de enero, aún lucha por revertir su derrota en las urnas. La medida más reciente y seria fue una larga llamada telefónica en la que el actual presidente presionó al secretario de Estado de Georgia, el republicano Brad Raffensperger, para que «encontrara» suficientes votos para revertir la victoria de Biden, aunque los tribunales han rechazado su cargos por fraude. “Solo quiero encontrar 11,780 votos, que es uno más de los que tenemos. Porque ganamos este estado ”, dice Trump en la grabación obtenida por The Washington Post.
Sólo eso le interesa a Trump. No quiere salir de la Casa Blanca en la situación actual de derrotado. Además de la ineficiencia presidencial frente al coronaviris desde hace un año, hoy los casos no paran de crecer en Estados Unidos, el país más golpeado por la pandemia con más de 350 mil muertos. Según un reporte difundido por la Universidad Johns Hopkins, en las últimas 24 horas se registraron casi 300 mil casos, marcando un nuevo récord apenas dos días después de alcanzar los 20 millones de contagios.
A pesar de que Estados Unidos ya tiene dos vacunas aprobadas que están siendo aplicadas -las de los laboratorios Pfizer y Moderna-, la falta de medidas de prevención como el uso generalizado y obligatorio de mascarillas y el respeto al distanciamiento social han mantenido y hasta acelerado la tendencia al alza en las curvas de contagios y muertes por coronavirus.
Según el conteo de la universidad estadounidense, solo en las últimas 24 horas el país registró 299.087 nuevos casos y 2.398 muertos, lo que eleva el total a más de 20,4 millones y 350.214, respectivamente.
Aunque los datos de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), el ente estatal que dirige las cifras oficiales, son más conservadoras que las de la universidad, el presidente saliente, Donald Trump, acusó a la institución de «exagerar» la expansión de la pandemia.
«El número de casos y muertes del virus chino (el coronavirus) es muy exagerado en los Estados Unidos debido a los CDC. Usan un método de determinación ridículo en comparación con otros países, muchos de los cuales informan, a propósito, de manera muy inexacta y baja. ‘En caso de duda, llámalo COVID’. ¡Noticias falsas!», aseguró el mandatario en su cuenta de Twitter, sin presentar ninguna evidencia que demuestre que las cifras oficiales no son exactas.
El presidente Trump se ha manifestado en contra de las medidas de prevención y durante la campaña electoral incluso ridiculizó a su oponente, el presidente electo Joe Biden, por usar tapabocas. Trump también atacó a epidemiólogos, a quienes llamó “idiotas” y prometió que, si era reelecto, despediría a Anthony Fauci, principal infectólogo de su Gobierno.
Esta semana, Fauci, director del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas, sostuvo que solo una pequeña parte de las vacunas distribuidas fueron aplicadas, lo que desató un debate sobre el posible impacto del sector que cuestiona la seguridad y veracidad de las vacunas, un grupo con el que el propio presidente ha coqueteado más de una vez.
«Las vacunas están siendo entregadas a los estados mucho más rápido de lo que son capaces de ponerlas», respondió Trump, para explicar por qué hasta ahora solo hay cuatro millones de vacunados cuando hay más de 14 millones de dosis distribuidas.
El presidente saliente cuestionó también a los medios de comunicación por presentar a Fauci como “un gran profesional” que hizo “un trabajo increíble”. “Pero trabaja para mí y la administración Trump y a mí no me dan ningún crédito por el trabajo que hice. ¿Podrán ser estas más fake news?”, escribió Trump.
Mientras tanto, los casos de coronavirus siguen en alza en diversos estados. Carolina del Norte y Arizona volvieron a reportar cifras récord de contagios, mientras que el sur de California registra morgues al borde del colapso y, por eso, el estado tuvo que preparar camiones frigoríficos para evitar una crisis mortuoria como se vio en la primera ola en Nueva York en abril pasado.
El sábado, uno de los modelos estadísticos de evolución del coronavirus más seguido de Estados Unidos, del Instituto de Métrica y Evaluación Sanitaria de la Universidad de Washington, predijo unas 115.000 muertes más para enero, dos tercios de las más de 77.500 registradas en diciembre, el mes más mortífero desde el inicio de la pandemia.