El Banco Central Europeo (BCE) cumplió  este jueves sus propias declaraciones sobre la gravedad de la crisis sanitaria y económica en Europa y mundial activando nuevos estímulos monetarios y rebajando sus previsiones de crecimiento e inflación.

La institución ha decidido activar un nuevo paquete de medidas con el que combatir los efectos en la economía de la segunda ola de la pandemia del coronavirus, que ha impuesto nuevas medidas de restricción a la actividad y que impactará con fuerza en el PIB del cuarto trimestre de este año,  el PIB de la zona euro se contraerá el 2,2%, según prevé el BCE.

Esta segunda ola tendrá «un impacto pronunciado en la economía en el último trimestre de este año e incidirá en la inflación más de lo esperado», reconoció la presidenta del BCE Christine Lagarde en rueda de prensa.

El Banco contempla que no se alcanzará el grado de inmunidad frente al virus suficiente para recuperar la normalidad en la zona euro hasta finales del 2021, ante lo que ha desplegado un paquete de medidas que den sostén a la economía hasta entrado en el 2022, con margen por tanto para apuntalar la recuperación.

El BCE ha elevado en 500.000 millones de euros el importe del plan extraordinario de compras de deuda con motivo de la pandemia, hasta un total de 1,85 billones de euros, que se prolongará además hasta marzo de 2022, durante nueve meses más de lo decidido en junio y por más tiempo de lo que aguardaba el consenso de mercado. La cuantía sí está en la línea de lo que esperaban los inversores y confirma a este instrumento como la herramienta principal de política monetaria del BCE frente a la crisis.

El objetivo es garantizar unas óptimas condiciones de financiación a los gobiernos de la zona euro, que deberán emitir también en 2021 enormes cantidades de deuda para financiar la recuperación de la economía, y a las empresas y a la banca. Además, la deuda que venza de este programa será reinvertida hasta al menos finales de 2023. A propósito de la pandemia, el BCE matiza que “en cualquier caso, el Consejo de Gobierno mantendrá las compras netas de deuda hasta que considere que la crisis del coronavirus haya  pasado”. Lagarde ha precisado también que si las condiciones favorables de financiación se mantienen, gracias a las medidas adoptadas, no sería necesario consumir los 1,85 billones del programa en su totalidad.