Por Enrique Fernández

Enrique Fernández
El martes 3 de noviembre se cumplen 50 años del día en que Salvador Allende asumió la Presidencia de la República, después de ganar la elección del 4 de septiembre de 1970. Una de sus secretarias privadas, Patricia Ojeda, evoca en un libro ése y otros momentos emotivos, históricos y cotidianos en la vida del primer socialista que llegó al poder en el mundo por la vía del sufragio universal.

La autora Patricia Espejo
“Allende Inédito” es el título de estas memorias, cuya autora formó parte de la Secretaría Privada del Presidente, junto su hija Beatriz Allende, Miria Contreras (la “Payita”) y otras funcionarias del Palacio de La Moneda. Patricia Espejo relata por primera vez sus vivencias durante la campaña presidencial, el triunfo de la Unidad Popular y su trabajo de tres años en La Moneda.
Por las 220 páginas del libro, de la editorial Aguilar, desfilan momentos profundamente humanos en los que aparecen la familia del Presidente y sus amigos más cercanos. La mirada sensible de la autora recrea lo que fue para ella el golpe de Estado de 1973, su exilio en Cuba y Venezuela, sus desilusiones y su visión políticamente incorrecta de lo que es hoy la izquierda ajena al significado del estallido social.
“Hay muchos que preguntarán por qué después de tantos años he decidido contar mi historia –dice la autora-. Y es cierto, ha pasado mucho tiempo en el cual jamás dije quién era, lo que había hecho y la razón por la que estuve más de veinte años en el exilio”.
Pero fue el ingeniero Víctor Pey, íntimo amigo de Allende y propietario del desaparecido diario “Clarín”, quien la convenció para que escribiera este libro. “Juntémonos el jueves y veamos cómo hacerlo”, le dijo, un día de octubre de 2018.
“Quería que trabajáramos juntos en recuperar de algún modo la memoria de ese triunfo vivido hacía ya cincuenta años, de la llegada de Allende a La Moneda y de esos mil días de la Unidad Popular”, recuerda Patricia.
“Me asusté –admite-. Me pregunté quién era yo para hablar de Allende, pero lo cierto es que con Víctor siempre estuvimos muy cerca del Doctor, demostrándole nuestra total lealtad”.
El día jueves en que se iban a reunir, el ingeniero de 103 años le avisó por teléfono que no podría acudir al encuentro. “Soy yo, Víctor, fíjate que me enredé con una silla y estoy un poco adolorido, dejémoslo mejor para el próximo lunes”.
Cuando llegó ese lunes, volvió a sonar el teléfono y el médico de Pey le dijo: “Chica, Víctor acaba de morir”. En ese momento y entre lágrimas, Patricia le promedió a su amigo que contaría lo vivido, en un libro.
Y así lo hace, al recordar el triunfo de la Unidad Popular en la elección presidencial y la emoción que sintió cuando ese viernes 4 de septiembre de 1970, al anochecer, Allende habló desde los balcones de la FECH (Federación de Estudiantes de Chile), en la Alameda.
“Esta noche –dijo el futuro Presidente- cuando acaricien a sus hijos, cuando busquen el descanso, piensen en el mañana duro que tendremos por delante”. Eran palabras premonitorias.
Allende tomó posesión de la Presidencia el 3 de noviembre (y no el día 4 como afirman algunos historiadores) y menos de tres años después se suicidó en el palacio de La Moneda, sometido al ataque aéreo y terrestre de los militares que se alzaron en un golpe de Estado.
Hoy, la autora enfoca su visión de socióloga en el estallido social que se desencadenó hace un año. En las pantallas de la televisión vio la multitud que desbordaba la Plaza Italia, alzando diferentes carteles con sus demandas. Eran consignas en los que no figuraba ningún partido político. No salía de su asombro cuando divisó a lo lejos, entre los manifestantes, una pancarta con el rostro de Allende.
Y entonces pensó: “Doctor, parece que se van a abrir las grandes alamedas”.