Por Martín Poblete Pujol
La contundente victoria de la opción Apruebo, con su correlato el igualmente contundente triunfo de la opción por Convención Constituyente, dejan al país lanzado a una experiencia inédita como será la redacción de una nueva Constitución Política, redactada por un organismo constituyente totalmente elegido. La opción por Convención Constituyente viene con la implicancia de macizo rechazo a la participación de diputados y senadores en esa instancia, asunto para pensarlo.
El Presidente Sebastián Piñera ha tomado crédito por la impecable ejecución del Plebiscito, tiene razón. La responsabilidad de sacarlo adelante con transparencia, seguridad, confiabilidad, era del titular de la Presidencia de la República; esa responsabilidad continuará vigente durante las elecciones del 2021, el trabajo de la Constituyente, y la entrega del cierre del proceso a quien sea elegido sucesor. Junto a él, su Ministro del Interior, Víctor Pérez; su Ministro de Defensa, Mario Desbordes; y el Presidente del Directorio del SERVEL, Patricio Santamaría muy especialmente, se comprobó, una vez mas, la confiabilidad del sistema electoral chileno, al filo de la medianoche estaba contado el 99% de los votos, sin reclamos de consideración en ninguna parte.
En sentido institucional, las Fuerzas Armadas y de Orden cumplieron bien su tarea. Lo mismo vale para los ciudadanos desempeñando sus obligaciones en las mesas de los recintos de votación. Votó mas del 50% del padrón y menos del 52%, ninguna maravilla, pero comparado al registro de anteriores elecciones en la última década, una buena marca. El contundente triunfo de la opción Apruebo se explica por la división del electorado de la centro derecha, algunas de sus mas importantes figuras optaron por apoyar el Apruebo, fueron acompañados por electores moderados de centro en ese sector político social, contra las predicciones de personeros en los grupos mas duros de la derecha.
La política no reconoce los empates, siempre distingue ganadores, el Plebiscito no es ajeno a esta norma históricamente verificada, los resultados dejan varias figuras perfiladas con miras a los numerosos procesos electorales del año 2021. Entre esas figuras, en primerísimo lugar el Alcalde de Las Condes, Joaquín Lavín, cuya propuesta por el Apruebo condimentada con balbuceos socialdemócratas, sale reforzada; asumió riesgos, en el circo político los trapecistas trabajan sin red. Deberá definir sus prioridades, no parece viable postular a la reelección de Alcalde en Las Condes y a la vez mantener una pre-candidatura presidencial, el tiempo dirá si es capaz de manejar las variables en los meses venideros. En perspectiva diferente, el Ministro de Defensa Mario Desbordes puede sentirse reivindicado, desde la gran manifestación ciudadana del 25 de octubre 2019, insistió en un cambio en el juego de percepciones de la gente, la cuestión constitucional había pasado de asunto marginal a preocupación importante, tuvo razón; queda por verse si su acierto es proyectable a otro escenario.
En la vereda del frente, los resultados del Plebiscito abren las puertas a la opción presidencial de centro izquierda, pero la viabilidad de dicha opción descansa en la capacidad negociadora de los liderazgos del sector, con el objetivo ideal de unidad en torno a candidato único presidencial, también por cierto en la elección de integrantes de la Constituyente. Dura tarea por delante.
Consecuencia directa del resultado en el Plebiscito será la elección de la Convención Constituyente el 11 de abril 2021. En esa entidad tendrán expresión las diversas tendencias en materia de ideas, pensamiento, sobre cuestiones de teoría constitucional. Habrá un sector por dar consideración prioritaria al legado histórico del constitucionalismo chileno, desde el presidencialismo portaliano al compendio constitucional de 2005. Otro sector postulará privilegiar nuevas tendencias, incluir en la Constitución cuestiones económicas y sociales, reevaluar las fuentes de la nacionalidad. Un tercer grupo, los maximalistas refundacionales, propiciarán la hoja en blanco, empezar de nuevo prescindiendo de los antecedentes de la historia y la trayectoria del país en el tiempo. Debiera ser un gran debate de ideas, no hay garantía que así sea.
Empezamos un largo caminar, con buena suerte podríamos tener plebiscito ratificatorio a mediados del 2022. Un buen augurio nos llegó ayer desde Roma, el Papa Francisco elevó al rango cardenalicio al Arzobispo de Santiago, Monseñor Celestino Aós. Desde hace ochenta años, Santiago es sede cardenalicia, así continúa.