Por Walter Krohne
No sólo Europa está afligida por el coronavirus sino también Estados Unidos, que en medio de la campaña presidencial registró este jueves 62.000 casos positivos en un día con un registro total hasta ahora de 8.030.623 casos y 218.330 muertos.
Tras la ola de contagios que afectó directamente al presidente Donald Trump y a la Casa Blanca a comienzos de octubre, esta semana se ha visto afectada igualmente la candidata demócrata a la vicepresidencia Kamala Harris, quien debió suspender su agenda sin estar directamente contagiada, pero si su entorno de colaboradores. Joe Biden, el rival de Trump, entretanto, sigue dando negativo en los exámenes semanales.
Aunque la campaña es difícil por el uso de mascarillas y el mantenimiento de la distancia social en los mítines de ambos partidos, considerando que son dos elementos o actitudes humanas que hay que mantener y aceptar para los que desean soslayar la enfermedad.
Así y todo siguen las acusaciones de lado y lado: Trump acusa a Biden de entregar el Partido Demócrata a los “marxistas y socialistas” y , Biden acusó a Trump de dilapidar la economía que heredó del gobierno del presidente Barack Obama “como todo lo que ha heredado en la vida”. Aparte de estos temas, la pandemia es otro asunto central frente a la cual está la pregunta de ¿quién tiene la razón en la forma en que se está enfrentando la pandemia que ya parece convertida en sindemia?
En el duelo televisado de este jueves que ambos candidatos mantuvieron por separado, Biden intentó desmentir la campaña de terror que impulsa Trump sobre su candidatura como un pasaje al socialismo, y el presidente se vio obligado a responder preguntas incómodas sobre la gestión de la pandemia, el supremacismo blanco y sus declaraciones de impuestos.
El segundo debate presidencial, que se canceló luego de que Trump se negara a participar de forma virtual tras contraer coronavirus, se convirtió este jueves en sendos foros con votantes celebrados a la misma hora y transmitidos en canales rivales de televisión.
Y cada uno de los programas no pudo ser más diferente: la calma frente a la tormenta, la parsimonia frente al ímpetu, la discusión moderada frente a las interrupciones y los tonos subidos como en el pasado primer debate de ambos cuando se sentaron frente a frente.
Por un lado, el presidente Donald Trump, en Miami, vivió una acalorada noche en la que fue presionado por votantes y por la moderadora Savannah Guthrie sobre su respuesta al coronavirus, el supremacismo blanco, sus impuestos, la teoría de conspiración o sus planes para una alternativa al programa de seguro de salud Obamacare.
El demócrata Joe Biden, desde Filadelfia, en un tono calmado y apacible, mostró su arrepentimiento por haber participado hace décadas en un proyecto de ley contra el crimen por el que ha sido duramente criticado y prometió que antes de las elecciones dejará en claro su plan sobre la posibilidad de «expandir o ampliar la Corte Suprema estadounidense».
Los foros paralelos generaron enfrentamientos y cuestionamientos incluso antes de su realización dado que NBC, la cadena donde Trump realizó su presentación televisiva, decidió programarlo a la misma hora y fecha en que Biden había anunciado el suyo en la cadena rival ABC.
Muchos medios locales cuestionaron que la decisión afectaría al público estadounidense y dificultaría que se informase de forma oportuna, pero también fue visto como una «guerra de audiencias» no solo entre televisoras rivales, sino también entre los seguidores de ambos candidatos.
El muro en la frontera con México

El 23 de junio de 2020 el presidente TRump visitó la construcción del Muro con México en San Luis, Arizona.
Este fue el punto más álgido en la campaña de Trump hasta el 2016., pero al pasar los años se ha convertido solamente en una promesa más de campaña.
La propuesta venía acompañada, además, de otro compromiso: México iba a pagar los costos de la ambiciosa obra.
Cuatro años después, en plena campaña para su reelección, el presidente afirma que el muro pronto estará listo y que México está pagando por él.
«Ya hemos construido 300 millas (480 kilómetros) del muro fronterizo», aseguró Trump el 28 de agosto en un mitin en New Hampshire, recién terminada la Convención Nacional Republicana.
«El muro pronto estará listo y nuestros números en la frontera son los mejores de la historia. Por cierto, México está pagando por el muro, por si no lo sabían», añadió el mandatario.
Desde entonces, en todos sus actos de campaña, incluidos los de esta semana en Florida y Pensilvania en su reaparición tras el contagio de covid-19, Trump ha insistido en estas dos ideas: que el muro avanza rápidamente y que la factura está del lado mexicano.
El informe de Trump en este sentido aparece extraño, irreal y no creíble, pero así es a veces la política, también en Estados Unidos.