Los combates en el enclave de Nagomo Karabaj  en Armenia, continuaban esta mañana (hora sudamericana) desde el domingo después que la militarmente poderosa Azerbaiyán intensificara los ataques contra Armenia, que apoya militar y económicamente el enclave (separatista en territorio azerí) en lo que son los más violentos bombardeos desde 2016. En las últimas horas Azerbaiyán ha extendido la zona de combates y fue acusada por Armenia de atacar la localidad de Vardenis, en el este de Armenia, y de extender así el enfrentamiento armado más allá del enclave separatista de Nagorno Karabaj.

Contrariamente el gobierno en Bakú, la capital azerí, a su vez, acusó a Armenia de haber efectuado un ataque con artillería en la región de Dashkesan, en el oeste de Azerbaiyán, desde el territorio de Vardenis, y aseguró que habría «medidas de represalia adecuadas».

Al menos 95 personas, entre ellas 11 civiles (nueve en Azerbaiyán y dos del lado armenio) fallecieron hasta ahora en los combates, según los balances oficiales. Las cifras reales podrían ser más altas ya que las dos partes afirman haber matado a centenas de militares enemigos.

Los combates provocaron la preocupación internacional, y la ONU, Rusia, Francia, Alemania y Estados Unidos pidieron un alto el fuego inmediato. Una guerra abierta entre Azerbaiyán y Armenia puede desestabilizar el Cáucaso del Sur, particularmente si Rusia y Turquía, las potencias regionales, deciden intervenir en los enfrentamientos, lo que hasta ahora no ha ocurrido oficialmente y ambas han dado señales de querer marginarse del conflicto, aunque los turcos han reafirmado su apoyo a Azerbaiyán que es rica en petró0leo.  El ministro turco del exterior, Mevlüt Çavusoglu, declaró este apoyo tanto en zona de guerra como en la mesa de negociaciones.

Según la Voz de Alemania, el  presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se hizo ayer eco de los rumores de que Turquía habría enviado armas, militares o incluso mercenarios a Azerbaiyán para respaldar la ofensiva de Bakú, pero no los confirmó ni negó.

Hasta ahora, el ministro de Exteriores de Azerbaiyán, Dzheykhún Bayrámov, ha negado la injerencia turca y ha declarado que la mayor parte del armamento usado por las fuerzas azerbaiyanas es ruso.

Rusia tiene en Armenia una base militar, pero ha dicho que sus intenciones son mantenerse al margen de este conflicto.

El conflicto puede ser mucho más peligroso de lo que se piensa ahora al considerar que Turquía es miembro de la Alianza Militar Atlántica OTAN que encabeza Estados Unidos.

Bachelet está muy preocupada

La alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y ex presidenta de Chile,  Michelle Bachelet, expresó este martes su preocupación por el aumento de las hostilidades entre armenios y azerbaiyanos por la zona de Nagorno Karabaj, e instó a las partes a declarar un «alto del fuego inmediato».

«Estoy consternada por las informaciones respecto a los muertos y a los heridos civiles, así como por la destrucción de propiedades e infraestructuras», señaló la ex Presidenta chilena en un comunicado.

Bachelet hizo también un llamado a todas las partes «a que respeten tanto la ley internacional de derechos humanos como la ley humanitaria internacional, y en particular a que protejan a la población civil y a las personas fuera de combate».

Armenia y Azerbaiyán se encuentran técnicamente en estado de guerra desde 1991, si bien en 1994 firmaron un alto el fuego, vigente hasta hoy día aunque con violaciones denunciadas por ambas partes.

El conflicto se remonta a los tiempos de la Unión Soviética, cuando a finales de la década de los 80 el territorio azerbaiyano de Nagorno Karabaj, poblado mayoritariamente por armenios, pidió su incorporación a la vecina Armenia, tras lo cual estalló una guerra que causó unos 25.000 muertos.