El Papa Francisco tiene colgando de un hilo al cardenal italiano Angelo Becciu a quien se le atribuyen graves delitos de malversación de los dineros vaticanos, quien fue apartado de su actual cargo hace cuatro días.
El tribunal del Vaticano investiga desde julio un nuevo escándalo financiero por una inversión millonaria realizada en Londres, cuyos detalles no se conocen aún totalmente.

El cardenal Angelo Becciu
Se trataría de una inversión turbia cuyo principal responsable sería el cardenal Becciu. Hoy el Santo Padre nombró como abogado de este caso al también italiano Gianluca Perone, profesor de Derecho Comercial en la Universidad de Tor Vergata de Roma, en calidad de “promotor de Justicia aplicado» o fiscal. Los magistrados del tribunal son Gian Piero Milano y Alessandro Diddi.
Becciu aún no ha recibido ninguna citación para declarar ante los magistrados o el fiscal. Sin embargo, tarde o temprano deberá explicar 1.- los supuestos actos de malversación, con los cuales habría favorecido a sus tres hermanos y 2.-la responsabilidad que tuvo en una millonaria inversión de un edificio en Londres.
El diario italiano La Stampa escribió que este “será un proceso-terremoto, destinado a marcar la historia de la santa romana Iglesia».
Junto a él también aparecerán en el banquillo los cinco funcionarios, todos italianos, que fueron suspendidos en octubre pasado y luego removidos, por estar presuntamente involucrados en la misma operación londinense, así como de un presunto reciclaje de dinero que llegaba a San Pedro producto de limosmas y donaciones provenientes de todo el mundo.
Entre los funcionarios acusados figuran Tommaso Di Ruzza, exdirector de la Autoridad de Información Financiera (AIF), el ente encargado de vigilar que no haya reciclaje o movimientos de dinero sospechosos y monseñor Mauro Carlino, jefe de la oficina de información y documentación de la Secretaría de Estado, que fue durante años secretario personal del cardenal Becciu.
Becciu era el número tres de la Santa Sede, desde 2011 hasta mediados de 2018, cuando el Papa lo reemplazó por el venezolano Edgar Peña Parra y lo desplazó a la Congregación para las Causas de los Santos. Allí estuvo hasta el jueves pasado, día en que, inesperadamente y en una reunión de 20 minutos turbulenta, el Pontífice le dijo que le había perdido la confianza -como contó Becciu- y le pidió la renuncia.

Cardenal George Pell
El caso “manos limpias” del Papa ha causado una profunda repercusión entre los italianos que se han visto afectados por la salida Becciu, que era considerado «intocable» en el Estado del Vaticano.
Igualmente se espera que retorne a Roma desde Australia el cardenal George Pell (79), quien era el “zar” de las finanzas vaticanas hasta julio de 2017 cuando debió viajar a su país para defenderse ante un tribunal en dos juicios por delitos de pedofilia, por los que fue arrestado y condenado a 405 días de prisión.
Observadores relacionan su regreso a Roma con la destitución de Becciu, porque Pell como superministro de Economía, apodado «the ranger», se enfrentó varias veces al ahora destuído cardenal, tras lograr bloquear sus intentos de auditar y controlar los fondos reservados de la Secretaría de Estado.