Por Jessika Krohne
Es incomprensible la poca importancia que el gobierno le ha dado al retorno de los escolares a las aulas en modo presencial. Los niños chilenos llevan desde el lunes 16 de marzo sin clases presenciales, es decir más de seis meses en casa tratando de estudiar a distancia, lo que para muchos es prácticamente imposible. Chile, un país donde ya la diferencia de educación entre la educación privada y municipal ha sido un tema de debate, con mayor razón esta situación no se entiende y se vuelve mucho más compleja.
¿Por qué se les ha dado el pase a los grandes centros comerciales a abrir sus puertas?, pero nadie se ha preocupado de los escolares, donde para muchos el establecimiento educacional es un escape para salir de un difícil entorno familiar y para otros un lugar donde pueden distraerse con sus compañeros, correr, reír y ser niños.
Muchas madres no han podido volver al trabajo, debido a que tienen que cuidar a los niños en casa y muchas están sobrepasadas, ya que este año han estado a cargo de la educación de sus hijos.
Muchos niños en la actualidad que tienen la suerte de tener acceso a la educación a distancia y cuenta con un dispositivo electrónico para poder conectarse a las clases presenciales, están teniendo una vida como un mini adulto en una oficina que se conecta todos los días desde las 8 o 9 am a realizar sus actividades y clases online. No es vida para ellos, ya que deberían estar corriendo en el patio del colegio, divirtiéndose con sus amigos y compañeros, hacer deporte al aire libre y pasarlo bien. Niños desde los 5 años en adelante están sometidos a las pantallas a clases remotas sin algún contacto con sus profesores o compañeros.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, aseguró que el cierre prolongado de los centros educacionales podría generar una “catástrofe generacional” y desde el ministerio de educación, Raúl Figueroa, se refirió a la “necesidad de darle prioridad a un retorno en la medida que las condiciones sanitarias lo permitan”.
Martin Kulldorff, epidemiólogo de Harvard dijo claramente: “No hay razones científicas ni de salud pública para mantener las escuelas cerradas.”
Pero de alguna manera, nadie se atreve dar el paso para que puedan empezar a abrir algunos establecimientos educativos. Los colegios privados que deberían dar el ejemplo para presentar un programa de retorno seguro, han sido muy lentos en su actuar.
Pareciera que el colegio de profesores, los directorios de los colegios, los profesores y muchos que podrían tomar una decisión al respecto, se han adaptado a este sistema a distancia y no están dispuestos a cambiar el formato en los meses que quedan de clases.