Por Martin Poblete

En principio, me pareció un poema elegíaco; ciertamente, no es un epitafio.  En su espléndido juego de imágenes y figuras literarias, hay elementos antropológicos de la mitología mapuche, ese río citado en lenguaje mapudungún.  Es una pieza breve, sin embargo su semántica es muy fuerte.  Tiene también aristas de erudición subyacentes.

En todo el poema resalta con fuerza el vínculo con la tierra de sus ancestros, su propio punto de observación lo da en la primera estrofa:  Viejo  estoy …., luego se pregunta:  cuántos aires anduve?   No lo sabe, pero se hace la promesa:  y a encontrarme voy con mis abuelos.

Mas adelante surgen elementos de la trascendencia cristiana:  Azul es el lugar dónde vamos.  En un giro sincrético, los conecta con rasgos mitológicos mapuches:  Los poderes del agua me llevan…. Wenuleuwfu, el río del cielo.

La estrofa final es imaginativa y sugerente: Remen remeros!   En silencio me voy / en el canto invisible de la vida.   Las im´pagenes son evocadoras, recuerdan a Federico García Lorca, al Neruda de Canto General.

Los Poderes del Agua Me Llevan.

Viejo estoy y desde un árbol

en flor miro el horizonte

Cuántos aires anduve?   No lo sé.

Desde el otro lado del mar el sol

que se entra

me envía ya sus mensajes

y a encontrarme iré con mis abuelos

Azul es el lugar dónde vamos

los poderes del agua me llevan

paso a paso

 Wenulewfu, el río del cielo

es apenas un pequeño círculo

en el universo

En este sueño me quedo

Remen remeros!  en silencio

me voy

en el canto invisible de la vida.