Por Jessika Krohne
Los días pasan y nos da la sensación que cada vez tenemos menos tiempo y la vida se nos consume por un millón de asuntos diarios que de alguna manera no tienen mucha utilidad.
La pandemia que estamos viviendo en el mundo nos ha permitido detenernos un rato y estar más con nosotros mismos, pero de alguna forma eso no ha ocurrido en su totalidad. El tiempo se nos ha ido muchas veces en nada y todos los planes que teníamos, solo pocos se han podido llevar a cabo. ¿En qué se nos va el tiempo?
Tener la sensación de ir siempre apurado, de no dar abasto, sentir que uno no avanza, que no llega a hacer lo que se propone, o que no se hace nada de provecho. También puede haber sensación de dispersión y de agobio, empezar muchas cosas y no acabarlas, o no saber por dónde empezar. ¡ojalá el día tuviera 40 horas! Esas son solo algunas sensaciones que surgen en la vida actual que estamos viviendo.
Definitivamente, el celular, los nuevos medios tecnológicos con los que nos comunicamos y las redes sociales juegan un rol fundamental en tener esta sensación de no aprovechar el tiempo.
Un paciente ayer me comentaba que le pasaba eso. Que sentía que no sabía cómo se le iba el día tan rápido teniendo al final de la jornada una sensación de no haberla aprovechado. Consultó con su celular el tiempo que pasaba conectada y se dio cuenta que estaba más de 5 horas diarias metidas en las redes sociales. ¿Por qué son tan adictivas las redes sociales que no las logramos soltar?
No creo que sean solo las redes sociales que nos ocupan todo el tiempo del día, pero pienso que son una de las causas que nos impide ser más eficiente.
¿Cómo aprovechar más el tiempo en el día?
Este tema es muy amplio, hay multitud de estudios, métodos, recursos y áreas a tener en cuenta. Pero aquí presentaré algunos puntos esenciales para optimizar la gestión del tiempo y organizarse mejor. Lo importante es revisar nuestros hábitos, aprender e incorporar los buenos y eliminar los malos que hacen que no seamos eficaces.
Si tienes la sensación al final del día de haber aprovechado mal tu tiempo y no haber hecho todo lo propuesto, es porque claramente estás organizando mal tu agenda. Puede que haya un problema a la hora de decir que no, a la hora de calcular el tiempo que te llevará cada cosa, de asumir responsabilidades que podrías delegar o que no son tuyas, de no poner límites, o de no pedir ayuda.
Revisa tu día a día, las actividades que realizas y las cosas que consumen tu tiempo, toma nota de ello. Puedes incluso utilizar herramientas para hacerlo, como una agenda o un planificador.
Lo importante es eliminar los distractores. Si uno está concentrado en una actividad en el computador, es necesario alejar el celular y dejarlo en silencio. No revisar los e-mails, ya que eso desconcentra y genera ansiedad. Revisar los mensajes solo en momentos puntuales del día y ponerse una hora límite en la revisión de las redes sociales y otros medios de interés.
Es mejor terminar bien una tarea y después empezar otra, en vez de hacer varias actividades a la vez.
Es fundamental tener organizado tu entorno y que tanto tu casa como tu espacio de trabajo estén limpios y ordenados, el orden de nuestro entorno físico ayuda al orden mental.
Puede parecer muy obvio, pero no lo es: La planificación es fundamental. Planifica por escrito. Muchas veces confiamos en nuestra mente para todo y no recurrimos a ayudas externas. No satures la “Ram” de tu cerebro con listas de tareas, usa herramientas externas: apps, agendas, calendarios, etc.
Toma nota de todo. Trabaja tus ideas por escrito, tanto de las actividades que precisas realizar en tu día a día, como de tus ideas, proyectos a largo plazo, películas que te han recomendado, lugares que te gustaría visitar, libros que leer, objetivos personales, entre muchas otras cosas. Se trata de conseguir un buen equilibrio entre planificación e improvisación: ordenar y planificar tu día a día, tu ocio, tus ideas, pero sin ser rígidos.
Es interesante analizar cual es el mejor momento del día para realizar una tarea. Hay horas del día en las que rendimos más, tenemos más energía, y otras en las que no. Ten en cuenta tu nivel de energía a la hora de asignar las tareas en tu agenda.
Finalmente es interesante indagar en diferentes técnicas como pomodoro o técnicas de mindfulness para ayudarse aún más con la organización del tiempo y la concentración.