Con aprehensión y miedo avanza  el temido «segundo brote del coronaviris» en Europa. No se sabe bien como se afrontará la temida vuelta a la actividad educacional y laboral en septiembre tras el receso vacacional de agosto. Los primeros días de septiembre serán los de la vuelta al trabajo de millones de europeos y, sobre todo, los de la vuelta al jardín infantil, al colegio y a la universidad de decenas de millones de niños y jóvenes, justo cuando los gobiernos temen el golpe de una segunda oleada mucho más potente de la pandemia que la primera.

Los datos de nuevos contagios en Europa son cada vez más preocupantes. En algunos países, como Alemania y los Países Bajos, están viviendo en los últimos días con los peores datos de contagios desde mayo. Francia y Bélgica generalizan el uso de las mascarillas. España parece «una apestada en Europa con miles de nuevos contagios cada día» como ha dicho la prensa.

La situación sanitaria no es la de marzo y abril, pero los gobiernos saben que los contagios van creciendo otra vez. Lo resumió el martes el primer ministro francés Jean Castex: “Lo digo claramente, si no reaccionamos juntos, si nos exponemos al riesgo de que vuelva la epidemia, esta vez será difícil de controlar”. Europa teme que una segunda oleada se mezcle con la temporada de la gripe común y vuelva a poner en riesgo los sistemas sanitarios.

La mayoría de las universidades seguirán apostando por sistemas no presenciales dentro de lo posible, una especie de traslado al mundo online de la educación superior europea, una apuesta de la que no se conocen bien sus resultados académicos.

Al inicio de la pandemia los europeos apenas usaron mascarillas y sus gobiernos apenas los recomendaron, en parte porque no había suficientes para toda la población y había que permitir que no faltaran para el personal sanitario. Con su importación y producción nacional asegurada, el uso se ha generalizado, hasta el punto de convertirse en obligatorio. Francia y Bélgica fueron los últimos en apostar por un uso masivo.

El gobierno francés, aún sin hacerlo obligatorio en todo el país, empuja para que sus ciudadanos se pongan mascarilla en cuanto salgan de casa. Precisamente lo que hizo este miércoles la región de Bruselas por ley: mascarilla obligatoria desde que se pone un pie en la calle, incluso para montar en bicicleta.

Más contagios

Los datos de los últimos días preocupan a las autoridades sanitarias. Tomando los del martes, en Francia se acercan a 1.000 nuevos contagios al día, en España rozan los 5.000 nuevos casos diarios durante la última semana, colocando a España en la peor situación actual en Europa. Alemania sumó el martes por primera vez en semanas más de 1.000 nuevos contagios en un día. Un número “preocupante”, para el ministro alemán de Salud Jens Spahn. Miles son los nuevos casos diarios en el Reino Unido, aunque es precisamente el gobierno británico del primer Ministro Boris Johnson es el que parece más decidido en Europa a normalizar la vida económica y educativa, ¿aunque muera quien muerta?, se preguntan los británicos.

Italia parece evitar por el momento la situación preocupante que viven sus vecinos europeos. Las autoridades sanitarias italianas mantienen datos de nuevos contagios en unos centenares al día, tienen menos de 40 pacientes en cuidados intensivos y sus muertes diarias no llegan a la decena.

La historia nos da enseñanzas. Las etapas de la «gripe española» del siglo pasado.

Después de más de 35.000 muertos, sus autoridades consideran que la vigilancia y el rastreo de los contactos de los nuevos casos están funcionando como estrategia para contener una nueva expansión de la pandemia. Con datos de la Organización Mundial de la Salud de la semana pasada, Italia contaba 7,7 nuevos casos por cada 100.000 habitantes mientras ese dato era en Francia 24,3, en Alemania de 11,9, en Bélgica 52,5, en Países Bajos  23,2 y en España de 76,6.

En España

Un fuerte repunte en el número de contagios diarios: Sanidad ha notificado este jueves 2.935 nuevos diagnosticados, casi el doble que casos en las últimas 24 horas. La estadística coloca a España en los niveles que registraba en marzo, cuando el Gobierno declaró el estado de alarma.

De miércoles a jueves, la cifra de positivos ha sumado 7.550 casos nuevos, lo que hace un total de 337.334 personas contagiadas desde que se recogen los datos. Sin embargo, según el director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, «la evolución es ahora más suave comparada con la de marzo».

La Comunidad de Madrid tuvo este jueves la mayoría de de los infectados, 842 nuevos; seguido por el País Vasco, que ha registrado 545 y Aragón, con 418.

Desde que finalizó la desescalada hasta este jueves se han comunicado 1.181 brotes con más de 13.200 casos, afectando en la práctica a la totalidad de las comunidades autónomas. De ellos, 837 continúan activos con más de 9.200 casos. Dentro de los brotes activos, el ámbito en el que se ha recogido un mayor número de brotes es el social, entre los que destacan los relacionados con reuniones familiares y fiestas particulares, y los vinculados a locales de ocio.

 Con fecha de defunción de los últimos siete días, han muerto 70 personas, 20 en Aragón y 14 en Madrid.

 «Prácticamente todas las defunciones están asociadas a dos brotes importantes en residencias de ancianos de Aragón», indicó Simón que ha explicado que el 66% de los decesos se concentran en los fines de semana (por las fiestas y reuniones familiares). En total, han fallecido 28.605. Entre el 60% y 70% de los casos son asintomáticos. La población infectada por el virus es ahora mucho más joven y están apareciendo casos graves entre este grupo social. Galicia, País Vasco o Extremadura han presentado este jueves datos de sus brotes propios de los momentos más duros de los meses de confinamiento.

¿Y todo esto nos espera a los latinoamericanos en un eventual segundo brote de la pandemia, a pesar que ni siquiera hemos salido del primero?