El rey emérito Juan Carlos de España, se fue a vivir a República Dominicana en la mansión de la conocida familia cubana Fanjul que sufriera la expropiación de sus plantaciones de caña de azúcar por parte del propio Fidel Castro tras la revolución de 1959. El monarca, abandonado por sus amigos, los españoles y  gran parte de  su familia cercana a raíz de los numerosos escándalos judiciales en los que se ha visto involucrado por presunta corrupción, no le quedó otra que abandonar definitivamente la península Ibérica.

La noche del domingo, cuando escribió la carta en la que anunció su marcha al rey Felipe VI, Juan Carlos de Borbón se encontraba en Sanxenxo, Galicia, desde donde se trasladó en automóvil a Oporto, Portugal, para tomar un vuelo hacia República Dominicana, como informó el diario español La Vanguardia de Barcelona.

Así Juan Carlos de Borbon habría buscado su “propio exilio” en la casa de campo de los hermanos Fanjul, de origen cubano, según confirma este martes el Diario Las Américas de Miami como igualmente lo ha hecho el Diario de Cuba.

Pepe Fajul y su esposa Emilia reciben el ex Rey de España Carlos I de Borbon en el    exilio

El territorio y puerto caribeño de los Fajul en el Caribe.

 

 

 

 

 

 

 

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Según La Vanguardia la intención de Juan Carlos era alojarse de forma temporal en una residencia dentro del complejo exclusivo Casa de Campo, propiedad de la multimillonaria familia Fanjul y ubicado en La Romana.

Sobre la llegada a República Dominicana, se detalla que «su estancia tendrá carácter temporal ya que no se trata de instalarse en este destino definitivamente, sino que como mencionó en la misiva remitida a su hijo, el viaje corresponde a su voluntad de trasladarse, en estos momentos, fuera de España», señaló el diario español.

Aunque en el mensaje donde informó su decisión de dejar territorio español no especificó hacia qué país pretendía dirigirse,  pero aclaró que está a disposición de la Fiscalía española «para cualquier trámite o actuación que considere oportuna».

Tras el comienzo del verano comenzó a circular el rumor de que el recinto turístico ubicado en el mar Caribe podría ser el destino del monarca, donde presumiblemente se le estaría construyendo una mansión privada por un valor de 30 millones de euros.

Las razones atribuidas a esta decisión podrían estar relacionadas tanto con el clima como con la cercanía de Miami, donde sería atendido en cualquiera de los hospitales privados en los que la familia Fanjul son personas influyentes y poderosas. Algunas fuentes periodíosticas señalan que la decisión habría sido consensuada entre la familia del monarca emérito y la familia Fanjul de República Dominicana.

La Familia Fanjul

Los cuatro hermanos, Alfonso (Alfy), José (Pepe) -Foto izquierda con Juan Carlos Borbón-, Alexander y Andrés Fanjul son cubanos con raíces españolas que abandonaron la Isla cuando Fidel Castro llegó al poder y han mantenido una relación de amistad con Juan Carlos de Borbón, dejándose ver juntos en numerosas ocasiones.

La familia Fanjul, era dueña de grandes extensiones azucareras en Cuba, expropiadas por el régimen castrista. El patriarca, Alfonso Fanjul, transmitió el siguiente legado a sus hijos: «Tienen el deber de reconstruir nuestro imperio». Así lo hicieron, trasladando sus conocimientos empresariales y agrícolas, primero a Florida y después a la República Dominicana.

Pepe Fanjul (gran amigo del rey emérito) es una de las voces más reconocidas en Miami por su apoyo a sectores del exilio cubano y contrario a cualquier acercamiento al régimen castrista, mientras su hermano mayor, Alfredo, fue partidario de reanudar las relaciones diplomáticas con La Habana.

Para el diario español El Confidencial, publicó que «esta familia puede ofrecer el mejor refugio emocional para el retiro de don Juan Carlos, cuyo padre, abuelo y bisabuelo también vivieron, por diferentes causas, sus propios exilios».

Los vínculos que unen a los empresarios cubanoamericanos y al monarca se remontan por varias generaciones: «La hermana de la abuela de Fanjul, Edelmira Sampedro, contrajo matrimonio con el primogénito del abuelo de Juan Carlos I, Alfonso XIII: el príncipe Alfonso», explicó Vozpópuli.

Por esa relación tan cercana, Pepe Fanjul habría decidido poner a disposición del rey emérito varios de sus inmuebles para que pudiera pasar una larga temporada.

Mientras tanto, la Reina Sofía, con quien Juan Carlos se mantiene casada a pesar de tener una relación muy distante, permanecerá en España. Actualmente se encuentra en el Palacio de Marivent en Palma de Mallorca, pero se espera que luego regrese al Palacio de la Zarzuela para continuar centrada en las labores relacionadas con la Fundación Reina Sofía.

El Rey Vivió los primeros 10 años de su vida lejos de España y todo indica que pasará los últimos también fuera del país que reinó durante casi 40 años.

La trayectoria de Juan Carlos I, rey de España de 1975 a 2014, dio un nuevo giro este lunes al darse a conocer una carta dirigida a su hijo, el rey Felipe VI, en la que le comunica su «meditada decisión» de abandonar el país.

«Hace un año te expresé mi voluntad y deseo de dejar de desarrollar actividades institucionales. Ahora, guiado por el convencimiento de prestar el mejor servicio a los españoles, a sus instituciones y a ti como rey, te comunico mi meditada decisión de trasladarme en estos momentos fuera de España», señala la misiva publicada por la prensa española, La Vanguardia y el ABC entre otros diarios.

«He sido rey de España durante casi 40 años y durante todos ellos siempre he querido lo mejor para España y para la Corona».

En la carta, difundida por la Casa Real desde el Palacio de la Zarzuela en Madrid, Juan Carlos I, que abdicó en junio de 2014 y tiene 82 años, apunta la razón principal por la que toma la decisión de marcharse:

«Con el mismo afán de servicio a España que inspiró mi reinado y ante la repercusión pública que están generando ciertos acontecimientos pasados de mi vida privada, deseo manifestarte mi más absoluta disponibilidad para contribuir a facilitar el ejercicio de tus funciones, desde la tranquilidad y el sosiego que requiere tu alta responsabilidad», le dice a su hijo, el actual monarca.

Aunque no lo menciona explícitamente, los «acontecimientos» a los que alude el rey emérito probablemente estén relacionados con una investigación de fiscales de Suiza y España sobre sus cuentas en el extranjero en un caso de supuesto fraude fiscal y blanqueo de capitales.

El elemento fundamental de la investigación es la construcción de una línea de tren de alta velocidad que une las dos ciudades más importantes para el islam -Medina y La Meca- en Arabia Saudita.

El AVE (nombre que recibe en España el tren de alta velocidad) a la Meca, que cubre 450 kilómetros en el desierto, fue inaugurado en octubre de 2018 y lo que se investiga es el papel que Juan Carlos I jugó en la adjudicación en 2011 de un millonario contrato a un consorcio formado en su mayoría por empresas españolas para la realización de la obra.

Los trabajos de construcción comenzaron en 2012, pero las conversaciones y disputas para ver a quién se le adjudicaba el contrato se remontan a los años previos. Los estrechos lazos del rey emérito con la familia real saudita le llevaron a actuar como intermediario a favor de los intereses comerciales españoles en la región.

El valor de ese contrato ascendió a unos US$7.800 millones y tanto la justicia española como la de Suiza sospechan que durante la negociación se pagaron comisiones de forma irregular.

En concreto, las autoridades investigan una supuesta transferencia de US$100 millones realizada por el régimen saudita a favor de Juan Carlos I en 2008, cuando todavía estaba en el trono.

El dinero se ingresó en un banco suizo y la fiscalía de ese país sospecha que se trató de una comisión para compensar al rey emérito por haber conseguido, presuntamente, que el consorcio de empresas españolas presentase una oferta de costo más reducido.

El caso salió a la luz en 2018 a raíz de una grabación realizada tres años antes a la mujer que dice haber sido amante de Juan Carlos I, Corinna zu Sayn-Wittgenstein (también conocida por su apellido de soltera, Larsen), una empresaria de 55 años nacida en Alemania pero de nacionalidad danesa.

En la grabación, ella parece decir que Juan Carlos I había solicitado una comisión por interceder en el contrato ferroviario con los sauditas y que había escondido el dinero en el exterior. Ella ahora asegura ser víctima de una campaña de intimidación que ha durado ya ocho años.

En marzo de este año, el diario suizo Tribune de Genève destacó en portada lo siguiente: «Juan Carlos I escondía 100 millones en Ginebra».

En su reportaje, el medio helvético señaló: «Entre 2008 y 2012, al amparo de una sociedad panameña y con él como único beneficiario, el rey emérito confió en total discreción US$100 millones al Banco Mirabaud».

El diario informó que se sospechaba que el pago procedía del rey de Arabia Saudita, Abdallah, y añadió que la justicia de la ciudad suiza había abierto una investigación por blanqueamiento de capitales.

Además, Tribune de Genève indicó que «en 2012, Juan Carlos transfirió lo que quedaba de dinero, unos US$76 millones (65 millones de euros), a su antigua amante».

Esta información desencadenó una investigación de las autoridades suizas y otra de fiscales españoles sobre sus cuentas.

Dado que la supuesta transferencia se produjo cuando Juan Carlos aún era rey y estaba protegido por la inviolabilidad que la Constitución española le reconoce al Jefe de Estado, lo que la fiscalía del Tribunal Supremo español investiga es si el rey emérito cometió blanqueo de capitales y delito fiscal al tener ese dinero en cuentas en el extranjero sin declarar.

Por su parte, el fiscal suizo Yves Bertossa recaba pruebas para averiguar si ese pago tiene relación con el contrato que los sauditas otorgaron al consorcio español en la construcción del AVE.

La voz del presidente Pedro Sánchez

En todo este alboroto que tiene bocaabierta a muchos españoles, el presidente del Gobierno espñol, el socialista Pedro Sánchez, sacó su voz en tiempos complicados haciendo este martes una cerrada defensa personal y en nombre del Ejecutivo que preside de la institución de la monarquía, tras conocerse el anuncio del Rey emérito de marcharse a vivir fuera de España.

«Dónde está (Juan Carlos I) lo tendrá que decir él o la Casa Real, no el Gobierno que son instituciones distintas», dijo Sánchez ante las reiteradas preguntas de los periodistas durante el balance hecho hoy por el presidente del Ejecutivo de los primeros meses de su mandato. «Lo importante en todo esto -agregó- es que el rey emérito se ha puesto a disposición de la justicia, como cualquier otro ciudadano español».

 Así, en lo que ha sido la primera reacción del Gobierno a la marcha de España del rey emérito, Sánchez ha resaltado cinco cuestiones. La primera ha sido mantifestar «su absoluto respeto a las decisiones que ha tomado la Casa Real, por cuanto hay detrás de la decisión, que es distanciarse de supuestas conductas reprobables de uno de sus miembros». Y ha insistido en justificar dicho «distanciamiento ante hechos que pueden ser objeto de investigación judicial».

Seguidamente, ha defendido a la monarquía con el argumento de que en España ha habido corrupción de miembros de las fuerzas políticas y de los interlocutores sociales y no se ha puesto en cuestión ni al sistema político ni al diálogo social. «No se juzga instituciones sino a personas».

En tercer lugar, Sánchez ha defendido la forma en la que se ha llegado a esta situación, al defender que los medios de comunicación han hecho su papel, denunciando las supuestas irregularidades cometidas; los jueces y fiscales están actuando y la Casa Real ha marcado distancia respecto a estas supuestas conductas irregulares.

Mientras que en cuarto y quinto lugar, el líder del Ejecutivo ha respaldado la decisión de la marcha de Juan Carlos I porque «España necesita de estabilidad y de instituciones robustas y estas tienen que abonarse con ejemplaridad, transparencia y con regeneración y, por eso la línea acordada por la Casa Real es la adecuada».

Y, finalmente, ha retierado: «El Gobierno que yo presido considera plenamente vigente el pacto constitucional». Aunque dicho esto, y preguntado en numerosas ocasiones por los periodistas sobre la existencia de diferencias de criterio respecto a la monarquía en el seno del Ejecutivo entre los miembros del PSOE y los de Unidas Podemos, Sáchez insistió en que «el PSOE es el único partido vivo del pacto constitucional de 1977, por eso reivindico el papel y la vigencia de ese pacto y la monarquía era una clave de bóveda». A lo que ha añadido: «A partir de ahí somos dos políticos distintos con nuestras diferencias», admitiendo tácitamente esas discrepancias. Aunque, dicho esto, se ha mostrado públicamente orgulloso en varias ocasiones durante su intervención de la marcha del Gobierno de coalición».

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