Por Martín Poblete

En nuestro ordenamiento jurídico, garantizar el orden público en día de elecciones, en este caso del futuro plebiscito, es responsabilidad directa del Presidente de la República, con él, también del jefe político de su gobierno, quien ejerce el cargo de Ministro del Interior y superior directo del mando de Carabineros.

En función de las tareas asignadas a las Fuerzas Armadas en el resguardo de la seguridad en los recintos de votación en ese día, parte de las responsabilidades recaerán en el Ministro de Defensa.  Por esas cosas del destino y de la política, los hombres a cargo de ambos ministerios no son los de ayer.

El hoy nombrado Ministro del Interior, ex-Senador Víctor Pérez Varela  (UDI / Octava Región Bío Bío Cordillera) es lo mas cerca de una sorpresa en cargo habitualmente servido por personeros de la oligarquía política santiaguina.

Su familia se trasladó al sur en losaños setenta, terminó su enseñanza media en el Liceo de Hombres de Concepción, se graduó en la Escuela de Derecho de la Universidad de Concepción, durante la dictadura militar y fue alcalde designado en Los Angeles (1981-87).

En materia del plebiscito Pérez ha sido conspicuo proponente de la opción Rechazo; ahora, será su obligación dar garantías a los partidarios del Apruebo y Rechazo.  En materia de orden público, su mas serio desafío está en la Araucanía, donde grupos violentistas de variados pelajes indigenistas mantienen sus actividades en medio de la emergencia sanitaria;  recientes declaraciones públicas de los  Ancalaf, Huilcamán, Llaitul no dejan ni la menor sombra de duda acerca de sus intenciones.

En Defensa, el ex-Diputado Mario Desbordes (Teniente-R de Carabineros) y presidente de Renovación Nacional,  se había manifestado por el «Apruebo» sin hacer mucha cuestión de su decisión, deberá disponer las garantías de seguridad para partidarios de ambas opciones.

Las dos posiciones deben ser protegidas

El plebiscito es un asunto «políticamente político (Jaime Castillo Velasco)». El Gabinete recién nombrado  por el Presidente Piñera deberá demostrar, en los hechos, su capacidad de gestionarlo exitosamente, de paso ganarse la confianza de la ciudadanía para las siete elecciones en el 2021.

Según pasa el tiempo y nos acercamos al 25 de octubre, seguirán apareciendo con frecuencia referencias a la legitimidad de la convocatoria así como del plebiscito mismo, esto tiene dos variables, una interna al procedimiento, la otra externa.

La legitimidad interna del procedimiento tendrá expresión en toda la ejecución del plebiscito, con particular atención  a las condiciones impuestas por la emergencia sanitaria.

La circulación de los ciudadanos por el recinto de votación de la manera mas fluída posible, el acto mismo de votar, la disposición de las mesas, cabinas, urnas, el trabajo de presidentes y vocales, todo ello forma parte  de un proceder que debe ser impecable, sin reproches.

La culminación de la legitimidad del plebiscito, como en toda elección, será el escrutinio de los sufragios emitidos;  en este punto, entra el rol fundamental de los vocales de mesa. Por exigencias de uso del espacio disponible bajo las exigencias de la emergencia sanitaria, no podrían haber vocales en representación de partidos políticos, solamente los habrá por las dos opciones principales, Apruebo y Rechazo.

Queda por verse cómo se organizará el escrutinio bajo las circunstancias descritas, a esta fecha hay más de veinte partidos políticos registrados en el SERVEL, será físicamente imposible tener vocales de cada uno de ellos en ninguno de los recintos de votación;  este asunto debe resolverse a la brevedad, de manera expedita, sin hacer difícil la solución de algo a todas luces fácil.  El escrutinio de los sufragios válidamente emitidos en cada mesa, de manera clara sin querellas, es inseparable de la rapidez y confiabilidad de la información enviada a las autoridades; en la tradición chilena, se tienen resultados definitivos antes de la medianoche del día de la elección.

Sin duda, la mas importante variable externa de legitimidad es la condición de paz ciudadana, el imperio del orden público.  Los acontecimientos entre octubre-diciembre de 2019, dejaron muchos asuntos pendientes cuya solución de continuidad fue interrumpida por la pandemia del COVID 19, con la consiguiente emergencia sanitaria todavía vigente cuya proyección incluirá la fecha del plebiscito.  El orden público es condición tan indispensable como inseparable de la legitimidad externa del plebiscito.