Por Jessika Krohne

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Vivir el duelo en esta pandemia es mucho más complejo que en una situación normal. Perder a un ser querido en época de coronavirus puede significar vivenciar el duelo de una manera distinta, más difícil y muchas veces se pueden sumar otras patologías psicológicas o sentimientos como culpa, por no haber podido acompañar a la persona fallecida en  último momento, también puede surgir la sensación de tener historias inconclusas con el fallecido, sensaciones que complejizan de una manera mucho mayor el proceso de duelo en una persona.

¿Qué es el duelo?

El duelo es un proceso interno que se produce ante la pérdida de una relación afectiva, sea del tipo que sea, pudiendo ir desde la pérdida de un trabajo, un cambio de residencia, la ruptura de una relación de pareja hasta la muerte de un ser querido.

Por lo tanto, haremos un proceso de duelo ante todas y cada una de las pérdidas que vayamos teniendo a lo largo de la vida. Por supuesto, hay pérdidas con mayor importancia que otras y que por lo tanto sentiremos con mayor intensidad.

En esta columna nos centraremos en el duelo que uno experimenta cuando pierde a un ser querido.

Uno de los modelos para entender las diferentes etapas del duelo que uno puede vivir como persona, son las fases que describe la conocida psiquiatra suiza Elisabeth Kübler Ross.

El modelo Kübler-Ross, comúnmente conocido como las cinco etapas del duelo, postula un proceso por el cual la gente lidia con la tragedia, en cinco fases distintas: negacióniranegociacióndepresión y aceptación.

Las siguientes etapas se describen de la siguiente manera:

  1. Negación:
    “Me siento bien”, “esto no me puede estar pasando, no a mí”.
    La negación es solamente una defensa temporal para el individuo. Este sentimiento es generalmente reemplazado con una sensibilidad aumentada de las situaciones e individuos que son dejados atrás después de la muerte.
  2. Ira:
    “¿Por qué a mí? ¡No es justo!”, “¿cómo me puede estar pasando esto a mí?”.
    Una vez en la segunda etapa, el individuo reconoce que la negación no puede continuar. Debido a la ira, esta persona es difícil de ser cuidada debido a sus sentimientos de ira y envidia. Cualquier individuo que simboliza vida o energía es sujeto a ser proyectado resentimiento y envidia.
  3. Negociación:
    “Haré cualquier cosa por un par de años más”.
    La tercera etapa involucra la esperanza de que el individuo puede de alguna manera posponer o retrasar la muerte. Usualmente, la negociación por una vida extendida es realizada con un poder superior a cambio de una forma de vida reformada.
  4. Depresión:
    “Estoy tan triste, ¿por qué hacer algo?”; “extraño a mis seres queridos, ¿por qué seguir?”
    Durante la cuarta etapa, la persona que está muriendo empieza a entender la seguridad de la muerte. Debido a esto, el individuo puede volverse silencioso, rechazar visitas y pasar mucho tiempo llorando y lamentándose. Este proceso permite a la persona moribunda desconectarse de todo sentimiento de amor y cariño. No es recomendable intentar alegrar a una persona que está en esta etapa. Es un momento importante que debe ser procesado.​
  5. Aceptación
    “Esto tiene que pasar, no hay solución, debería prepararme para esto”.
    La etapa final llega con la paz y la comprensión de que la muerte está acercándose. Generalmente, la persona en esta etapa quiere ser dejada sola. Además, los sentimientos y el dolor físico pueden desaparecer. Esta etapa también ha sido descrita como el fin de la lucha contra la muerte.

El modelo de Kübler Ross se puede aplicar a la persona que va a morir y a los que pierden a un ser querido. Estas etapas no necesariamente ocurren de manera lineal, las personas afectadas pueden volver a vivenciar cada etapa varias veces durante el proceso de duelo.

El psiquiatra británico Parkes también describe etapas del duelo que tienen alguna similitud con el modelo de Kübler Ross denominados como el Entumecimiento y Embotamiento (Shock), Anhelo y Languidez (Mucha pena), Desorganización y Desesperación y Reorganización y Recuperación. Un modelo que está muy validado en la actualidad.

Con la crisis sanitaria que estamos viviendo, muchas veces es difícil transitar por estas etapas, ya que, al no poder acompañar al fallecido en su proceso de muerte, debido a las restricciones sanitarias de covid, queda la sensación que aún está en ese mundo. Eso es lo más complejo de esta situación.

¿Cómo adaptarse a esta contingencia y generar nuevas herramientas para que las personas puedan abordar de mejor manera la pérdida de un ser querido por coronavirus?

La Dra en Psicología María Pía Santelices señala que en las primeras semanas de la crisis sanitaria detectaron un vacío en la forma como se estaban enfrentando las muertes: el duelo siempre genera emociones de tristeza, abandono, pero cuando las condiciones de fallecimientos no son óptimas, no se informa bien, no se permite acompañar, los familiares sienten que no se despidieron de su deudo y es posible que se generan efectos en la salud mental. Es por esto que se han establecido programas implementando con videollamadas para poder acompañar al paciente en sus últimos momentos o mandarles cartas, dibujos etc. También se ha reforzado el personal de salud mental para apoyar en este triste proceso.

Pero no solo los efectos de la muerte preocupan a los especialistas en salud mental. Según el académico del departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la universidad de Chile, el Dr. Alejandro Gómez, la pandemia “ha generado múltiples duelos en la población”. Se refiere a pérdidas como la normalidad de la vida cotidiana, pérdidas económicas, de proyectos personales e ilusiones.

El sentimiento más complicado que se nos puede venir encima es la desesperanza. En este caso tiene que ver con la sensación de la gente de que, haga lo que haga, no saca nada. Eso genera mucho malestar psicológico también, continúa el Dr. Gómez.

Definitivamente esta pandemia está dejando secuelas muy importantes en los seres humanos, pero los especialistas concuerdan que un ritual de duelo implica que el deudo necesita sentirse acompañado y validado en su dolor, y eso hoy se puede lograr de manera no presencial.