Por Walter Krohne
Donald Trump es un Presidente que llegó a la Casa Blanca no por tener condiciones para el cargo sino porque los republicanos no tenían a otro candidato mejor que él: millonario, racista y capitalista en extremo. Pero nadie sabía bien que era en cierto modo “un desequilibrado mental” como hoy a afirman diversos analistas y psicológos, entre ellos su propia sobrina Mary Trump , autora de un nuevo bestseller sobre la vida del Presidente.
La autora destaca la ambición casi enfermiza de Trump de poner a América Primero, lo que ha llevado a muchos psicólogos y médicos a advertir que el hombre más poderoso del mundo tiene riesgos de poder sufrir “una grave inestabilidad emocional”, para convertirse en un un riesgo enorme en el momento de que el Mandatario tenga que tomar decisiones clave que puedan poner en riesgo la situación mundial.
Así puede desprenderse del texto del libro escrito por la sobrina de Trump – Mary Trump- “Demasiado y nunca suficiente: Cómo mi familia creó al hombre más peligroso del mundo”. La autora tiene 55 años de edad y es doctora en psicología clínica. Ciertamente ella ha puesto “en un diván” a todo el clan Trump. No pretende emitir una valoración médica exacta sobre los problemas mentales que aprecia en su tío, a quien atribuye un “desorden de personalidad antisocial”. “No me importa llamar narcisista a Donald”, dice, pero ese adjetivo no lo abarca todo.
“Las patologías de Donald son tan complejas y sus conductas a menudo tan inexplicables que presentar un diagnóstico exacto y completo requeriría una serie de pruebas psicológicas y neurofísicas tan largas que nunca se someterá a ellas”, explica en el libro, adelantado por la prensa mientras su tío Robert, uno de los Trump invisibles , se bate en los juzgados para impedir que el martes llegue a las librerías.
Mary Trump atribuye todas las patologías del presidente a la “familia malignamente disfuncional” en la que se crió y, en particular, al carácter dominante del patriarca, el empresario Fred Trump. En “La Casa”, como llama a la residencia familiar en Queens (Nueva York) el dinero lo era todo y pedir perdón estaba considerado una forma de debilidad intolerable. “Por lo que sé, mi abuelo no era físicamente violento ni especialmente irritable” pero no le hacía falta, afirma.
Mary Trump es hija del mayor de los varones, el difunto Fred Trump jr. Quería ser piloto. La presión para que se hiciera cargo de los negocios familiares contribuyó probablemente a sus problemas, admitió el presidente hace un tiempo en una entrevista con The Washington Post en la que habló de la muerte de su hermano, alcohólico, a los 42 años, como recuerda la Vanguardia de Barcelona.
Ver cómo el patriarca humillaba a Fred jr enseñó a Donald a evitar correr la misma suerte y alimentó sus peores instintos, como su afición al bullying . En una ocasión le escondió su camión favorito solo para verle sufrir. Nadie le castigaba. Ser el perdedor era inaceptable. Cuenta que en una cena familiar reciente en la Casa Blanca Marianne recordó cómo Fred Jr una vez le tiró el puré de patatas por la cabeza. Donald Se puso furioso al oír la historieta.
Mi tío “Donald necesita dividir. Es la única forma que conoce de sobrevivir: mi abuelo se aseguró de que así fuera, enfrentando durante años a sus hijos entre sí”, ante la pasividad de la madre. Mentir era “una forma de vida”, de intentar estar a la altura de las expectativas del padre (según el libro, le hacía los deberes su hermana Maryanne y pagó a alguien para pasar por él el examen de selectividad). Todo esto impidió a Trump “desarrollar y experimentar el espectro completo de las emociones humanas”, sostiene la psicóloga, que cree que estos rasgos le hacen manipulable ante líderes como Vladímir Putin o Kim Jong Un.
“Va más allá del narcisismo. Donald no solo es débil, su ego es un objeto tan frágil que necesita ser hinchado todo el rato porque sabe que no es nada de lo que asegura ser. Sabe que nunca lo han querido”, sentencia la autora, que no pasa por alto episodios tristes de su propia vida, como cuando de niña se encontró a su padre riendo y apuntando con una pistola a su madre.
Tras la muerte de Fred jr, el clan se hizo cargo económicamente de ella y de su hermano, aunque sostiene que siempre intentaban timarles y recuerda con horror las reuniones familiares por Acción de Gracias. Cuando tenía 29 años, su tío Donald la contrató como escritora fantasma de su próximo libro y la invitó a su mansión en Mar-a-Lago (“tan kitsch e incómoda como esperaba”). Al verla en bañador se acercó y la miró como si nunca la hubiera visto antes: “Dios mío ¡Mary, qué pechugona estás!”, le dijo.
La relación con su familia empeoró para siempre en 1999 cuando, al morir su abuelo, se encontraron con que el testamento no les trataba como al resto de los descendientes. Fue en esas negociaciones con sus tíos para arreglar el conflicto cuando ella y su hermano firmaron los acuerdos de confidencialidad que ahora Robert (el Trump invisible) invoca para intentar que el libro (Too Much and Never Enough: How My Family Created the World’s Most Dangerous Man) no salga a la venta. “Es libre de comentar sobre cuestiones políticas o por quién va a votar” pero “tiene prohibido escribir sobre su relación”, aduce, “triste” porque su sobrina “sensacionalice” y manche la memoria de sus padres y hermano. (ver el árbol familiar de los Trump con fuente de BBC Mundo):
Los problemas más graves de Trump, según la BBC
La psicóloga Trump escribe que para su tío «nada es suficiente» y que exhibe todas las características de un narcisista. «Esto va mucho más allá del narcisista del jardín de infancia». Donald no es simplemente débil, su ego es algo frágil y debe ser reforzado en todo momento porque sabe en el fondo que no es nada de lo que dice ser» Su abuelo fue extremadamente duro con su hijo mayor, a quien quería poner al frente del negocio inmobiliario de la familia. Pero cuando el padre de Mary Trump se alejó de la empresa,el abuelo Trump no tuvo más remedio que recurrir a su segundo hijo, Donald.
No fue una decisión que lo dejara feliz, deja entrever en el libro: «Cuando las cosas se pusieron mal, a fines de la década de 1980, Fred ya no podía separarse de la brutal ineptitud de su hijo; el padre no tuvo más remedio que seguir el compromiso», escribe Mary Trump.
«Tenía que derribar a Donald»
Mary Trump también cuenta cómo proporcionó documentos fiscales al diario The New York Times, que los utilizó para publicar un extenso artículo sobre los «dudosos esquemas de impuestos de Trump durante la década de 1990, incluidos casos de absoluto fraude, que aumentaron enormemente la fortuna que recibió de sus padres». La autora dice que los periodistas se acercaron a ella en 2017 y que inicialmente se mostró reacia a ayudar. Esperó un mes, observando cómo «Donald destruía las normas, ponía en peligro las alianzas y pisoteaba a los vulnerables», antes de decidirse a contactar a un periodista del diario neoyorquino. Después de sacar 19 cajas de documentos legales del bufete de abogados donde se guardaban, las entregó en lo que describió como el momento «más feliz que había sentido en meses». «No fue suficiente para mí ser voluntaria en una organización que ayuda a los refugiados sirios», escribe. «Tenía que derribar a Donald».
La trampa de la universidad
La autora del libro también afirma que su tío le pagó a un amigo para que le hiciera el SAT, un examen estandarizado con que se evalúa a los aspirantes a acceder a la universidad en EE.UU. Lo hizo porque estaba «preocupado». «Temía que su promedio de calificaciones, que lo colocaba lejos de la cima de su clase, arruinaría su esfuerzos para ser aceptado». Contrató a «un niño inteligente con reputación de ser bueno en los exámenes, para hacer sus SAT por él», escribe. «Donald, que nunca careció de fondos, pagó bien a su amigo», añade. Asistió finalmente a la Universidad de Fordham en la ciudad de Nueva York, pero luego se cambió a la Escuela de Negocios Wharton de la Universidad de Pennsylvania. La Casa Blanca ha negado siempre que el presidente hiciera trampa en el examen de ingreso a la universidad.
Como «destruyeron» a su padre
En otro apartado, Mary Trump culpa al patriarca de la familia Trump, Fred Trump, de ser en parte responsable de la disfunción de la familia. Señala al magnate inmobiliario de Nueva York como el hombre que «destruyó» a Donald Trump al interferir en su «capacidad para desarrollar y experimentar todo el espectro de las emociones humanas». «Al limitar el acceso de Donald a sus propios sentimientos y hacer que muchos de ellos sean inaceptables, Fred pervirtió la percepción del mundo de su hijo y dañó su capacidad de vivir en él», escribe. «La suavidad era impensable» para Fred Trump, señala Mary Trump, y explica que su abuelo se enfurecía cada vez que su padre, conocido como Freddy, se disculpaba por cualquier error. «Fred quería que su hijo mayor fuera un ‘asesino'». Donald Trump, que es siete años menor que su difunto hermano, «tuvo mucho tiempo para aprender de ver a Fred humillar» a su hijo mayor, escribe Mary Trump. «La lección que aprendió, en su forma más básica, fue que estaba mal ser como Freddy: Fred no respetaba a su hijo mayor, por lo que Donald tampoco lo haría».
Un problema con las mujeres
Mary Trump cuenta que una vez su tío le pidió que escribiera un libro anónimo sobre él, llamado The Art of the Comeback (en español «El arte del contraataque»). Le proveyó de «un ofendido compendio de mujeres con las que esperaba salir, pero que, después de verse rechazado, se convirtieron de repente en las personas más detestables, feas y gordas que había conocido nunca». También señala que su tío hizo comentarios inapropiados sobre su cuerpo cuando tenía 29 años, a pesar de que es su sobrina y que estaba casado con su segunda esposa, Marla Maples. Además, señala que le dijo a su esposa actual, Melania, que su sobrina había abandonado la universidad y había consumido drogas cuando la contrató para hacer el libro. Si bien la autora reconoce que dejó la universidad, dice que nunca se drogó y que cree que su tío inventó eso para presentarse como su «salvador».