En un país como Brasil, superpoblado y con mucho hacinamiento en favelas y ciudades, su presidente Jair Bolsonaro, quien dijo en un momento que no se tomarán medidas especiales en su país porque el coronavirus era una “gripecita” y nada más, se enfrenta ahora al grave problema del contagio al dar positivo este martes tras hacerse el examen rutinario.
Mucho se ha debatido frente a la conducta del Mandatario “sin precaución” frente a este mal que ya ha matado a más de 65.000 brasileños. El siempre prefirió proteger la economía antes que a la población expuesta a este mortal virus se dijo desde Brasilia.
En declaraciones a los periodistas poco después del mediodía de este martes, el presidente, de 65 años, dijo que se hizo la prueba después de experimentar fatiga, dolor muscular y fiebre.
Bolsonaro dijo que se sentía bien este martes, lo que atribuye a haber tomado hidroxicloroquina, una píldora contra la malaria promovida repetidamente por el presidente Donald Trump en EE UU que no ha sido probada como un tratamiento para pacientes con Covid-19.
«Estoy bien, estoy muy bien», dijo Bolsonaro, a unos metros de los periodistas.
Bolsonaro ha sido criticado por el manejo de la pandemia , incluso cuando el número de casos y la cifra de muertos en Brasil se dispararon en los últimos meses. Los 1,6 millones de casos diagnosticados de Brasil y más de 65,000 muertes lo convierten en el segundo país más afectado, solo detrás de Estados Unidos.

Los tres líderes-Johnson, Bolsonaro y Trump que en abril se mofaban de la pandemia. hoy los vemos, como en la foto de portada, tristes y complicados. ¿arrepentidos quizá?
Bolsonaro, junto a Boris Johnson (primer ministro del Reino Unido), el presidente de Honduras Juan Orlando Hernández de Honduras, el primer ministro Mijail Mishustin de Rusia, y el primer ministro de Armenia Nikol Pashinyan, figura entre las autoridades de alto nivel político en el mundo contagiado con el mortal virus.
El brasileño ni siquiera quería usar mascarilla para protegerse por lo cual fue amonestado por un juez federal brasileño. En una orden emitida el mes pasado, el juez Renato Coelho Borelli advirtió al presidente que estaba sujeto a una multa de US$ 400 por aparecer en público sin mascarilla.
El director de emergencias sanitarias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Mike Ryan, subrayó que el positivo por COVID-19 confirmado en el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, muestra que «nadie es especial, todos estamos potencialmente expuestos y somos igualmente vulnerables».
«Le deseamos une recuperación rápida y completa», añadió el experto irlandés, quien recordó que no es el primer líder político mundial afectado por la pandemia y subrayó que Brasil, el segundo país más afectado por ésta, «afronta difíciles momentos, aunque sus cifras se hayan estabilizado en los últimos días».
El director general de la OMS, el etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, agregó que espera que Bolsonaro desarrolle síntomas leves y pueda regresar pronto a su labor ejecutiva, pero subrayó que «es importante entender la gravedad de este virus y darse cuenta de que ningún país es inmune».
Estados Unidos, Brasil y el Reino Unidos, cuyos líderes deciudieron proteger primero la economía que tomar las medidas adecuadas a tiempo e igual que Bolsonaro, Donald Trump y Johnson consideraron esta pandemia sólo como una “gripecita”, aparecen los tres ahora ocupando los primeros lugares del mundo sumando en total 239.863 muertos y 4.838.678 casos registrados.
EE UU está en una etapa crucial
El gobierno federal estadounidense pagará al fabricante de vacunas Novavax $ 1.6 mil millones para acelerar el desarrollo de 100 millones de dosis de una vacuna contra el coronavirus a principios del próximo año, dijo la compañía este martes.
El acuerdo es el más grande que la administración de Donald Trump haya hecho hasta ahora con una compañía como parte de la Operación Warp Speed, el esfuerzo federal en expansión para hacer que las vacunas y tratamientos contra el coronavirus estén disponibles para el público estadounidense lo más rápido posible. Al hacerlo, el gobierno ha apostado significativamente por Novavax, una empresa con sede en Maryland, pero que nunca ha traído un producto al mercado.
La Operación Warp Speed es un esfuerzo de múltiples agencias que busca llevar a cabo la promesa del presidente Trump de hacer que una vacuna contra el coronavirus esté disponible para fin de año, pero el alcance total del proyecto aún no está claro. Y al parecer sus intenciones reales son más electorales y políticas que sanitarias.
En una entrevista el domingo, el presidente y director ejecutivo de Novavax, Stanley C. Erck, inicialmente dijo que no estaba seguro de qué parte del gobierno provenían los $ 1.6 mil millones. Una portavoz de Novavax dijo más tarde que el dinero provenía de una «colaboración» entre el Departamento de Salud y Servicios Humanos y el Departamento de Defensa.