Por Walter Krohne
Este año de pandemia por covid-19 que parece imparable como también la crisis económica mundial como consecuencia del virus que ya ha matado a 247.508 personas en todo el mundo, parece, sin embargo, que este 2020 ha tenido algunas muestras de respiro positivo en cuanto a parar la impunidad, aunque sea sólo para la historia. Al menos en dos casos policiales de resonancia internacional, como son el asesinato en plena vía pública en Estocolmo del entonces primer ministro sueco Olaf Palme en 1986, y el caso de Madeleine, una niña de 3 años de vida (hoy tendría 17) que desapareció una noche de verano de 2007 en la playa la Luz en la costa portuguesa.
Madeleine McCann fue presumiblemente asesinada sin piedad por el alemán Christian Brückner que hoy está en una cárcel en Alemania cumpliendo condena por otros asesinatos, pero tras años de búsqueda en todo el mundo y por eso, hablamos de los misterios o eficiencias que a veces muestran algunas policías, hoy ya se sabría que el autor material de este caso habría sido el mismo alemán que está en prisión.
Es lo que han dicho desde la última semana los fiscales alemanes que siguen acotando la investigación del caso de la desaparición de la niña, cuyos padres son médicos ingleses que en 2007, al desaparecer la hija, realizaban vacaciones familiares en una playa lusitana.
Desde hace más de una década, el misterio sobre el paradero de la menor británica, cuyo rastro se perdió en 2007 en Portugal (Algarve), la ha convertido en «la niña desaparecida más famosa del mundo».
Caso Olaf Palme
El otro caso, aún más complicado, es el del asesinato del político sueco, porque la Fiscalía sueca señaló este miércoles a un publicista identificado como Stig Engström como el autor material del crimen, aunque se haya llegado a esta conclusión demasiado tarde porque el supuesto autor falleció el año 2.000, es decir catorce años después de que eliminara a balazos al socialista Palme cuando era jefe de Gobierno sueco.
Así en este caso están ahora claritos todos los antecedentes – víctima, asesino y el lugar del crimen (centro de Estocolmo)- pero no habrá condena por la imposibilidad de presentar cargos contra el fallecido Engström. Sin embargo, ha permitido cerrar una investigación iniciada hace 34 años, como señaló el fiscal Krister Petersson en una comparecencia digital.
El jefe de la investigación policial, Hans Melander, reveló que hace tres años surgió en la policía de Suecia un nuevo grupo dispuesto a aclarar definitivamente el asesinato de Palme y así las nuevas investigaciones llegaron a identificar al autor de apellido Engström, conocido como ‘el hombre de Skandia’ (por la aseguradora para la que trabajaba).
«Encontramos a una persona que no cuadraba con el resto de la fotografía del crimen. Sus informaciones no se correspondían con las de los demás testigos», dijo Melander, como nuevas evidencias que lamentablemente llegaron 43 años años después del crimen.

¿El asesino?

El lugar del hecho.
La Fiscalía sueca señaló que Stig Engström era un publicista que trabajaba cerca del lugar donde Palme fue asesinado en 1986.
La imposibilidad de presentar cargos contra Engström, implica no obstante el cierre de la investigación iniciada hace 34 años, señaló el fiscal Krister Petersson en una comparecencia digital.
El jefe de la investigación policial, Hans Melander, reveló en la misma comparecencia que el interés por Engström, conocido como ‘el hombre de Skandia’ (por el nombre de la aseguradora para la que trabajaba), surgió cuando un nuevo grupo, hace tres años, se hizo cargo de las pesquisas.
«Encontramos a una persona que no cuadraba con el resto de la fotografía del crimen. Sus informaciones no se correspondían con los otros testigos», dijo Melander.
Según explicó Pettersson, la vestimenta que llevaba la noche del crimen Engström -que se presentó como testigo e hizo declaraciones a varios medios- coincide con las descripciones dadas por varias personas que vieron salir corriendo al supuesto asesino del tribunal.
Ninguno de los testigos situaron tampoco a Engström en el lugar del crimen justo después de los disparos contra Palme.
Su pertenencia a un club de tiro y el hecho de que se moviese en círculos críticos (opositores) a Palme refuerzan la teoría de la fiscalía, resaltó Pettersson, que lamentó que no haya pruebas técnicas que lo vinculen con el crimen mismo.
La pista del ‘hombre de Skandia’, que no fue considerado relevante en la fase inicial de la investigación, se reactivó hace dos años gracias a un reportaje, al que luego siguió un libro, del periodista Thomas Pettersson, que entregó la información a la policía. Otra vez el periodismo aclara situaciones difíciles o muy complicadas para las autoridades de los países.
Esto se conoce este miércoles en Estocolmo al término de una investigación que estuvo rodeada de escándalos e incompetencia desde la misma noche del crimen. A lo largo de los años se ha apuntado a distintas autorías por la relevancia internacional del primer ministro sueco. Entre ellas figuran el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), los servicios secretos sudafricanos o una conspiración de círculos policiales vinculados a la extrema derecha, aunque no se haya podido encontrar «nada específico» al respecto, según Melander.
El único condenado por el caso, el delincuente común Christer Pettersson, contra quien el un tribunal dictó cadena perpetua en julio de 1989, fue absuelto meses después por falta de pruebas.
Stig Folke Wilhelm Engström fue un diseñador gráfico sueco. Inicialmente tratado por la policía como testigo ocular del asesinato de Olof Palme, luego como un posible sospechoso, Engström fue propuesto como asesino por los escritores suecos Lars Larsson y, por separado, Thomas Pettersson.
Más sobre el caso «Madeleine»
Las autoridades alemanas abordan posibles errores en los procesos judiciales en torno Christian Brueckner, el alemán de 43 años, actualmente preso y con antecedentes por violencia sexual, principal sospechoso del caso de la niña británica Madeleine McCann, desaparecida en Portugal , en la Playa de Luz en la costa de Algarve en 2007.

¿El asesino?
Brueckner, quien cumple condena en Kiel (norte de Alemania) por un delito de drogas, tiene pendiente otra pena por violación y robo a una estadounidense de 72 años cometidos también en Portugal en 2005.
La cámara regional del estado federado alemán Schleswig-Holstein, al que pertenece la ciudad portuaria de Kiel, ha instado hoy a la Fiscalía a explicar o aclarar por qué se le autorizó una salida de la carta (en libertad provisional) de varias semanas en 2018.
El sospechoso, al que la Fiscalía alemana investiga por el presunto secuestro y asesinato de Madeleine, tiene un abultado historial, tanto por delitos de tráfico de drogas o robos como por agresiones sexuales a menores, violación y lesiones físicas, así como pornografía infantil.

Madeleine con sus desesperados padres.
La apertura de sumario contra él por el caso de Madeleine dio un vuelco a un suceso que durante años ocupó a la policía portuguesa y británica, mientras los padres de la pequeña recurrían a todas las instancias posibles convencidos de que su hija seguía viva. Desde que saltaron a la luz las sospechas en torno a Brueckner han surgido, tanto en medios alemanes como británicos y portugueses, testigos que parecen reforzar las sospechas sobre este individuo.
En Alemania se sospecha, además, que podría estar relacionado con otros menores desaparecidos en circunstancias no aclaradas en el país o en la vecina Holanda. La justicia de Schleswig Holstein ha explicado hasta ahora que el caso es, de por sí, complejo. El sospechoso ha vivido en Alemania, Portugal e Italia y en cada uno de esos países habría cometido sucesivos delitos y estuvo procesado.
Hasta ahora, lo que sí se sabe a ciencia cierta es que el sospechoso vivió entre 1995 y 2007 en el Algarve portugués, cerca de la localidad de Praia de Luz donde los McCann pasaban sus vacaciones cuando desapareció la pequeña, mientras sus padres cenaban cerca del apartamento que tenían alquilado. Su presencia en las inmediaciones del lugar ha quedado demostrada por una comunicación desde su teléfono móvil esa noche.