Por Walter Krohne

Con algunos de los actuales líderes mundiales parece difícil que el planeta pueda derrotar totalmente al mortal virus Covid-19, porque si bien  hay advertencias muy serias para el futuro económico y social tras la pandemia, se están tomando medidas y se hacen declaraciones que solamente agitan más aún el panorama político mundial, como es el empeoramiento de las relaciones entre Estados Unidos con China que puede ampliarse y terminar muy mal.

Ya el  presidente de la Reserva Federal (Banco Central de EE UU- Fed), Jerome Powell, advirtió que el prolongado cierre de negocios y el alto desempleo en el gran país capitalista del norte son muy peligrosos para la economía, medidas que, además,  se están adoptando en casi todos los países con excepción de Brasil, aunque no ha sido el único.

Powell exhortó a la Casa Blanca y al Congreso a tomar más medidas para evitar un daño económico profundo.

Pero el Gobierno del Presidente Donald Trump, que está de acuerdo con Powell, está más preocupado en un conflicto contra China que el mismo inventó para justificar su propio fracaso frente a la pandemia que ha sido tan atroz, con 30 millones de trabajadores desempleados en su propio país, que necesita buscar culpables externo en todo el mundo para evitar una derrota electoral para su reelección en noviembre próximo.

Así el presidente estadounidense ha ordenado a un fondo federal de pensiones que no invierta más en empresas chinas al considerar que algunas de ellas representan un peligro para la seguridad nacional. Y esto ocurre en plena crisis global por el coronavirus.

El anuncio se ha producido a raíz de que la Junta Federal de Inversiones de Ahorro para la Jubilación (Federal Retirement Investment Board) -una agencia que gestiona casi 600.000 millones de dólares- anunció que estaba preparando un cambio en la componente internacional de su fondo para incluir acciones de un índice (MSCI All Country World ex US Investable Market Index) que incluye acciones de empresas chinas.

El consejero de Seguridad Nacional Robert O`Brien y el asesor económico da la Casa Blanca Larry Kudlow declararon que eso podría exponer a los fondos a un riesgo innecesario porque estarían invirtiendo en empresas que plantean preocupaciones humanitarias y de seguridad nacional al operar en violación de las sanciones estadounidenses.

Entre otras, hay empresas, según los expertos de la Casa Blanca,  que suministran al Ejército Popular (chino), empresas que hacen equipos de vigilancia para ayudar a China a reprimir a las minorías religiosas y a grupos que violan las sanciones estadounidenses al tratar con Irán y Corea del Norte.

Tensiones con China

Según apuntan en Bankinter (la Banca online y servicios financieros)  «Trump culpa a China por la propagación global de la pandemia y considera que podría haber represalias».

En opinión de Francisco Quintana, director de estrategia de inversión ING, «es probable que forme parte de su estrategia en la carrera hacia la reelección presidencial».

Tal y como explica Quintana, el coronavirus ha cambiado la hoja de ruta de Trump, que hasta ahora se encaminaba con cierto colchón a la cita de noviembre. El desempleo y la Bolsa, dos de los factores que pesan mucho en la decisión de los votantes, iban muy bien hasta la irrupción del Covid-19. Ahora el mandatario republicano tiene encima de la mesa 30 millones de desempleados, un plan confuso para detener la pandemia y la probabilidad de nuevos rebrotes de los contagios en otoño, coincidiendo con la cita electoral.

«Trump es consciente y está nervioso, por eso vuelve a la estrategia de 2019», argumenta Quintana. Buena parte del año pasado, el presidente alentó una guerra comercial con China para presionar hacia una bajada de tipos y llegar a la cita electoral con el aval de un acuerdo con la potencia asiática. «El ruido fue mucho mayor que lo que después ocurrió en realidad», añade.

El riesgo comercial marcó el comportamiento de los mercados en 2019, pero su influencia ahora, con el coronavirus de fondo, no sería comparable. Según Francisco Quintana, «una guerra comercial sólo afectará una vez que la pandemia se controle», por lo que los titulares de guerra comercial podrían considerarse incluso positivos, «porque serían una señal de que la amenaza de la pandemia ha desaparecido».

Según Quintana, este tipo de anuncios por parte de Trump pueden añadir tensión a unos mercados en los que ya existe mucha incertidumbre y volatilidad, «pero su magnitud es pequeña en comparación con el coronavirus».

Pekin ha reaccionado como es el carácter y la personalidad china, muy cauto ha dicho a través del Ministerio de Relaciones Exteriores que ha asegurado que una medida así, como la de Trump,  “es contraria a las leyes del mercado y terminarán teniendo consecuencias para los inversores”.

Y eso viene cuando tanto Powell como el Congreso estadounidense han dado pasos para contrarrestar lo que se vislumbra como una aguda contracción económica a raíz de la crisis del coronavirus.

 “Tenemos que hacer todo a nuestro alcance para evitar estos resultados negativos en la economía”, expresó Powell.

Más ayuda

Otros paquetes de rescate del gobierno o normas sobre impuestos, aunque costosas, “valdrán la pena si ayudan a evitar un daño económico a largo plazo y nos permiten asumir una recuperación más sólida”, aseveró el funcionario de la Fed.

Las declaraciones de Powell se conocieron un día después de que la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, develó una propuesta de paquete de ayuda de 3 billones de dólares para pequeñas empresas, gobiernos estatales y locales y otras entidades agobiadas. Ese paquete es adicional a otro de 3 billones de dólares aprobado previamente. La Fed ha tomado sus propias medidas, al reducir las tasas de interés a casi cero y al crear varios programas crediticios.

A pesar de ello, funcionarios del gobierno de Donald Trump han dicho que prefieren esperar a ver cómo surten los paquetes de ayuda anteriores. Los republicanos en el Congreso se han expresado escépticos en cuanto a la aprobación de más gasto público.

“Las recesiones profundas y extensas pueden causar daño perdurable a la capacidad productora de la economía”, expresó Powell en comentarios preparados para discusión por internet con el Instituto Peterson para Economía Internacional.

La desesperación del Presidente

La situación actual,  con una pandemia que deja ya en EE UU 84.010 muertos (mortalidad de 25,7%)  y 1.388.214 casos y la situación económica por los sueldos, pondría nervioso a cualquier político que tenga aún «el coraje de no querer perder las elecciones» de noviembre.

La última decisión de Trump ha sido el anuncio de que  nombrará a un exdirectivo farmacéutico para que dirija las acciones de su gobierno encaminadas a producir y distribuir una vacuna contra el coronavirus antes de que termine el año en un momento en que aún no hay una vacuna disponible. Los comentarios a sus anuncios son más atroces que los que deja la pandemia misma, porque demuestra que no sabe nada de cómo se produce una vacuna y como es el largo proceso para su aceptación científica y luego su aprobación estatal.

Moncef Slaoui, exejecutivo de GlaxoSmithKline, encabezará la “Operación Velocidad Warp”, la iniciativa de Trump para acelerar el proceso de desarrollo de dicha  vacuna, según un funcionario gubernamental.

Slaoui se desempeñará en calidad de voluntario, y recibirá el apoyo del general del Ejército Gustave Perna, que encabeza el Comando de Materiales de Guerra del Ejército de Estados Unidos.

El presidente y los asesores de la Casa Blanca tienen la esperanza de producir vacunas contra el coronavirus con mayor rapidez de lo que muchos científicos consideran realista. El gobierno pretende tener 300 millones de dosis para distribuir entre los estadounidenses a fin de año, con la creencia de que una vacuna confiable es la única forma de lograr una recuperación económica.

La “Operación Warp” se desempeña en gran medida de manera independiente al equipo especial de la Casa Blanca para enfrentar el coronavirus, el cual también está modificando su estrategia para enfocarse en el desarrollo de una vacuna.

El asesor de la Casa Blanca Jared Kushner está promoviendo la iniciativa, y en ella participan funcionarios del Departamento de Defensa y del Departamento de Salud y Servicios Humanos.

El doctor Anthony Fauci, el principal experto gubernamental en enfermedades infecciosas, dijo tajantemente el martes que no habrá una vacuna disponible para cuando comience el próximo año escolar.