Nadie sabe muy bien lo que está ocurriendo, pero el incremento de los casos de coronavirus y  el número de muertos diarios se elevó este último fin de semana más de lo que estaban acostumbrados los chilenos, originando ciertas dudas de si vamos o no por el camino correcto o debemos corregir. Paralelo a ello se incrementó el estado de impaciencia de la gente y la ya popular incertidumbre al no  saber bien que es lo que seguirá ocurriendo y cuándo en el futuro llegará para los chilenos la puerta de salida de esta pandemia.

Esta difícil situación es escenario también para tomar decisiones más  difíciles. En este punto está ahora el Gobierno que ha aumentado las cuarentenas pero también dispuesto a endurecer las fiscalizaciones y amenazar con “las penas del infierno” para quienes “los más desubicados”  como el  residente de la comuna santiaguina de Maipo que organizó el sábado, «quizá aburrido del encierro», una fiesta para 400 personas y que el tribunal lo dejó sólo con arresto domiciliario.

Esta fiesta ocurría en medio de una pandemia, del toque de queda y de las medidas de distanciamiento social recomendadas por las autoridades. En otras palabras el  vecino de Maipú abrió un galpón para beber, cantar y bailar  sin  respeto por nadie y para nadie, ni siquiera para las autoridades militares que entran en servicio cada noche con el toque de queda.

Según Carabineros, en el interior del galpón, había además de los “farreros” presentes tres  parlantes, un amplificador y 6 juegos de iluminación, equipos que  fueron incautados por la fuerza policial que fue recibida con objetos contundentes lanzados por algunos,  mientras otros huían en sus vehículos en distintas direcciones.

Explicaciones van y vienen

Hace dos días, el argumento del gobierno para explicar el aumento de nuevos casos de coronavirus, que el sábado subieron en 1.427 en 24 horas, era que se estaban haciendo más exámenes (y hoy siguió subiendo llegando el balance a 20.643 los casos totales, 270 muertos y 9.958 casos activos).  Pero ayer, sin embargo, el ministro de Salud, Jaime Mañalich, sumó una nueva variante: el mal comportamiento de la gente. Y en ella criticó especialmente a los habitantes de la Región Metropolitana, donde ya se contabilizaban 12.656 casos, correspondientes al 64% de los contagios del país.

Todo parece indicar que se acabó la permisividad con aquellos que no respeten las restricciones para controlar el brote de la pandemia, escribió La Tercera. Y es que mientras tres nuevas comunas de la Región Metropolitana entran este martes en cuarentena total (Cerillos, Quilicura, Recoleta, además del radio urbano de Antofagasta y Mejillones), el gobierno elevó el tono y puso foco en el combate contra el virus en la capital. “Si no damos en serio, con toda la energía, la batalla de Santiago, la guerra contra el Covid-19 se va a perder”, advirtió Mañalich.

El incremento de casos se explica en un 90% por un alza de testeos y un 10% por nuevos contagios, los que están “concentrados” en las comunas de la Región Metropolitana.

«La verdad es que la ciudad de Santiago nos preocupa, porque el 81% de casos está allí. Tenemos que decir que medidas tan estrictas como las que se han ordenado no están siendo respetadas”, indicó.

Restricciones

Hace poco más de un mes, el pasado 25 de marzo, la autoridad sanitaria decretó por primera vez una cuarentena total para siete comunas: Lo Barnechea, Vitacura, Las Condes, Ñuñoa, Providencia, Santiago e Independencia, lo que se tradujo en que 1.604.762 personas no pudieran salir de sus casas.

Desde este martes esta medida se mantendrá vigente en 14 comunas. Cinco de manera parcial (San Ramón, La Pintana, Ñuñoa, Puente Alto y San Bernardo) y nueve con cuarentena total (Santiago, Estación Central, Independencia, El Bosque, Quinta Normal, Pedro Aguirre Cerda, Cerrillos, Recoleta y Quilicura). En estas últimas, la medida implica una restricción para al menos 1.801.900 personas, el 22% del total de habitantes de la RM, de acuerdo a la proyección del INE a 2020. Si se considera la población de las comunas con cuarentena parcial, la cifra supera ampliamente los 2 millones de personas.