Un nuevo plan de Estados Unidos para intervenir en la crisis política venezolana fue presentado este martes por el secretario de Estado de EE UU Mike Pompeo, quien dio a conocer una nueva hoja de ruta, que plantea el levantamiento de las sanciones al país sudamericano, siempre y cuando se conforme un gobierno de transición que represente a aliados tanto del presidente Nicolás Maduro como del líder opositor Juan Guaidó.
Denominado como el «Marco Democrático para Venezuela», el plan de Washington fue presentado después que justamente el gobierno estadounidense señalara formalmente a Maduro y a miembros de su gobierno de hacer parte de una estructura criminal dedicada al narcotráfico con la colaboración de algunos jefes de mafias colombianos.
De acuerdo con Pompeo y Elliot Abrams, encargado del Departamento de Estado para Venezuela, para que se consuma el nuevo plan es necesario que Maduro y Guaidó se hagan a un lado y entreguen el poder a un consejo de estado de cinco miembros, que gobernarían el país hasta que se puedan celebrar elecciones presidenciales y parlamentarias a fines de 2020. El líder opositor venezolano ya habría aceptado esta propuesta tras estar recientemente de visita en Washington.
«Este plan propone que tanto Maduro, el antiguo presidente que se ha aferrado al poder, como Juan Guaidó, en calidad de designado presidente interino, se hagan a un lado de modo que miembros elegidos en la Asamblea Nacional de ambas partes puedan crear un Consejo de Estado que sirva como gobierno de transición, que organice elecciones presidenciales libres y justas», indicó Abrams al Wall Street Journal este martes.
Esta nueva directriz establece que el Consejo de Estado de cinco miembros sería nombrado por la Asamblea Nacional controlada por la oposición que dirige Guaidó. Para tener el beneplácito del chavismo, se requeriría una mayoría de dos tercios (actualmente solo se necesita de una mayoría simple para pasar una ley).
El quinto miembro, que se desempeñaría como presidente interino hasta que se celebren las elecciones, sería nombrado por los otros miembros del consejo. Ni Maduro ni Guaidó estarían en la propuesta.
«La esperanza es que este nuevo plan promueva la selección de personas que son muy respetadas y conocidas como personas que pueden trabajar con la otra parte», dijo Elliott Abrams a medios estadounidenses. «Nosotros no respaldamos a ningún partido político en particular en Venezuela. Apoyamos un retorno a la democracia y creemos que todos los partidos, incluido el partido del régimen, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) debería poder competir en un campo de juego equilibrado en unas elecciones libres y justas», agregó el funcionario estadounidense.
La propuesta de Washington llega en un momento crítico para Venezuela. La crisis mundial del coronavirus ha provocado un desplome en los precios del petróleo, principal fuente de sustento del gobierno de Maduro. Además de esto, las sanciones aplicadas por Estados Unidos desde el año pasado han apretado fuertemente las finanzas de la administración chavista.
Sin embargo, Abrams pone también énfasis en que para que las sanciones se vayan por completo, todas las fuerzas militares extranjeras –desde Cuba hasta Rusia– tendrán que abandonar el territorio venezolano.
Maduro pide ayuda a líderes mundiales
«Solicito su invaluable apoyo ante esta insólita y arbitraria persecución ejecutada mediante una refrescada versión de aquel rancio Macarthismo desatado tras la Segunda Guerra Mundial. Entonces etiquetaban a placer a sus adversarios de comunistas para perseguirlos, hoy lo hacen mediante las antojadizas categorías de terroristas o narcotraficantes», sostiene Maduro en una misiva.
En la misiva, leída por el canciller Jorge Arreaza y que está dirigida a «líderes del mundo», el mandatario venezolano «alerta» a los Gobiernos «sobre los temerarios y criminales pasos que está dando la administración de Donald Trump que, pese a la pavorosa aceleración del crecimiento del COVID-19 (…) parece decidido a profundizar su política de agresión contra estados soberanos de la región».
En un intento de ahogar económicamente al Gobierno de Maduro, Estados Unidos sancionó hace más de un año a la petrolera estatal Pdvsa, la principal fuente de divisas para Venezuela, y desde entonces ha presionado y amenazado con sanciones a países y compañías de todo el mundo para que pongan fin a sus negocios petroleros con Caracas.

Vocero del consorcio petrolero Rosnef, Mijaíl Leóntiev, en reunión con Putin para abordar el caso de Venezuela.
El hecho no es de poca monta. La compañía, cuyo accionista mayoritario es el gobierno de Putin, se ha convertido en una pieza clave dentro del ajedrez político que juegan Estados Unidos y Rusia alrededor de Venezuela. Explicaciones hubo pocas por parte de los directivos de la petrolera, sin embargo, su portavoz, Mijaíl Leóntiev, arrojó luces al afirmar a la agencia de noticias rusa Interfax que este paso era lo que se esperaba de una empresa que quiere mantener su posición internacional.
En otras palabras, podría ser una respuesta necesaria después a las sanciones que Washington le aplicó el pasado febrero a la filial Rosneft Trading y a su director, Didier Casimiro, después de que se ignorara durante meses los castigos económicos a la petrolera estatal PDVSA y se siguiera exportando crudo desde Venezuela. Este mismo mes el país norteamericano sancionó a TNK Trading International (TTI), otra filial de Rosneft por su presunto apoyo al Gobierno de Maduro.
“Ahora tenemos el derecho de esperar de los reguladores estadounidenses que cumplan la promesa que han hecho públicamente”, dijo el portavoz, sobre un posible levantamiento de dichas sanciones.
En conversaciones con BBC Mundo una fuente que conoce del sector petrolero venezolano afirmó: “Las sanciones contra Rosneft Trading estaban haciendo que los rusos no le pudieran vender a muchos de sus clientes habituales, que se veían en riesgo de ser sancionados también, y además los bancos no iban a tramitar los pagos”. Hasta el momento, el gobierno de Donald Trump sabe –o cree– que las cartas que ha jugado contra Venezuela y Rusia están surtiendo efecto. De hecho, el pasado lunes Trump aseguró a la cadena Fox News que espera que su homólogo ruso le pida un alivio de sanciones durante una conferencia telefónica prevista próximamente. Además, el contexto de toda esta situación fue la decisión del Departamento de Justicia de Estados Unidos de acusar a Nicolás Maduro y Diosdado Cabello de convertir al país en un narcoestado y ofrecer US$15 millones por información que ayude a la captura del mandatario chavista.
La importancia e influencia de Rosneft
Rosneft no es cualquier empresa en Venezuela. Desde hace años, incluso cuando todavía estaba en la presidencia Hugo Chávez, se convirtió en uno de los mayores inversionistas en Venezuela y siempre ha afirmando que sus actividades están reglamentadas por contratos firmados mucho antes de que EE .UU. impusiera sanciones al país andino. Además, está bajo la dirección ejecutiva de Igor Sechin, considerado como uno de los dirigentes de mayor confianza de Putin, como escribió «El Espectador» de Colombia.
Según un informe de la agencia estatal de noticias rusa Tass, PDVSA y Rosneft tienen en marcha al menos cinco proyectos petroleros en Venezuela con una producción que equivale al 7% de la producción total del país. Además, la petrolera rusa concedió a PDVSA US 6.500 millones por adelantado para el suministro de petróleo. En noviembre pasado, desde Rusia se anunció que PDVSA había reducido su deuda con la petrolera rusa a US 800 millones y en febrero dijo que el pago de la deuda se estaba llevando a cabo acorde al calendario establecido.
Eso sí, el momento de crisis económica mundial en el que ocurren los hechos parece haber sido decisiva para la decisión del gobierno ruso. La fuente consultada por BBC mundo afirmó: “Con los precios del crudo tan bajos, mantener un activo tan tóxico como es Venezuela ahora mismo podría hacer que a los accionistas privados de Rosneft empezara a salirles muy caro continuar en el país”.
Estados Unidos ofrece alivio de sanciones a Venezuela a cambio de una regla de transición Bajo la oferta de la administración Trump, Maduro entregaría el poder a un gobierno de transición.
En un artículo, Jessica Donati escribe en The Wall Street Journal que la administración Trump propuso que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, entregara el poder a un gobierno de transición a cambio del alivio de sanciones y otras medidas.
Según los términos de una propuesta anunciada este martes, un consejo compuesto por representantes del gobierno de Maduro y de la oposición liderada por Juan Guaidó, respaldado por Estados Unidos, formaría un gobierno de transición hasta que se celebren elecciones a finales de año.
Rechazo de Venezuela