El mundo globalizado significa que en realidad ya no existen fronteras hacia las que avanzar. Todos los rincones del planeta están ocupados con ciudades y carreteras, con plantaciones y parques públicos, con supermercados y lugares de disposición de desechos. En todos los rincones del planeta es posible encontrar residuos plásticos, y los terroristas que combaten la libertad, a veces, visten camisetas de los héroes de la liga de fútbol de Italia.
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Ya no hay un lejano oeste hacia el cual avanzar para empezar de nuevo. La civilización humana ocupó todos los territorios y, al ocuparlos, los cambió. La diversidad de los ecosistemas es sustituida por monocultivos. Y esto tiene una razón: tenemos que asegurar alimentos cada vez a más habitantes del planeta. El problema es que, en un sistema interconectado y simplificado, cada crisis local rápidamente se puede convertir en global.
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Dice la FAO que «los seres humanos podemos sobrevivir con unos pocos sorbos de agua al día, pero el agua que comemos diariamente a través de los alimentos que consumimos es mucha más: basta pensar en los 15.000 litros necesarios para producir un kilo de carne». Sin agua no hay nada que tomar ni que comer. Sin agua no podremos lavarnos las manos. El agua no es un recurso ilimitado y sin agua no hay vida.
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Ningún gobierno ni agencia internacional podrá resolver este tema sin participación de las personas. Parece inevitable involucrarse con las acciones de cada día que involucran la higiene, la distancia para evitar el contagio, cuidándonos. Pero esto no alcanza. Millones de personas no pueden ni podrán lavarse las manos. Y si no cambiamos nuestro estilo de vida, la destrucción de ecosistemas continuará y con ella surgirán nuevos problemas, otra vez globales.

El reto es gigante: implica vincular los conocimientos y las prácticas habituales sobre el terreno, las administraciones y sus políticas, el conocimiento académico, combinando las diferentes perspectivas.

La crisis actual confronta a la humanidad con desafíos inéditos. El origen de la pandemia es múltiple, como lo son las condiciones que hacen posible su expansión en forma exponencial. Algún sabio dijo que si hacíamos lo mismo era bastante probable que el resultado fuera el mismo. La pandemia provoca y provocará dolor. No alcanza ya con dejar fluir.

(*) Diálogo Político