Por Walter Krohne
La situación política y social en Chile sigue siendo muy difícil y se le puede calificar como de “máxima peligrosidad” (política y económica), especialmente por la inestabilidad que está significando para todos los chilenos este clima de rebelión social con casos delictuales agregados.
A pesar de todo lo que ha ocurrido en los últimos días, con un Festival de la Canción de Viña del Mar cada vez más mediocre, y nuevas acciones criminales callejeras, llegamos al “super lunes”, que es el día en que en Santiago ocurren simultáneamente seis situaciones difíciles de digerir: El fin de las vacaciones, la normalización de las actividades laborales, el inicio de las clases en los colegios, una nueva “temporada” de tacos vehiculares y el pago de las cuentas (permisos de circulación automotriz y contribuciones de benes raíces, como ejemplos).
Los vacacionistas llegan a sus casas y se percatan que durante su ausencia se ha avanzado poco para reencaminar al país hacia una solución de paz global, callejera y social iniciada con la rebelión ciudadana del viernes 18 de octubre de 2019 cuando en Santiago se incendiaron o destruyeron unas 80 estaciones del metro.
La entrevista que dio anoche el Presidente Sebastián Piñera en Televisión Nacional de Chile tampoco dio luces para poder vislumbrar siquiera un cambio real en la situación del país, aunque afirmó que “Si yo estimara que es nuevamente necesario establecer estado de emergencia para proteger el orden público y proteger a mis compatriotas, lo vamos a hacer”, lo que significa sacar otra vez a los militares a las calles.
El problema de mentalidad tanto del oficialismo como de la oposición sigue igual, plana e incierta. La guerra psicosocial en las calles sigue como se ha mantenido hasta ahora, con mayor o menor intensidad. Las reacciones a la entrevista vuelven a señalar al Presidente como la figura principal en cuanto a responsabilidad de lo ocurrido y hasta de culpabilidad.
Claro, lo ven como un presidente fracasado que rechazan de plano y lo ideal para algunos sería llamar a nuevas elecciones considerando que Piñera ya agotó su tiempo. Porque, como lo hemos dicho varias veces en este diario, la postergación económico-social que afecta a los chilenos viene desde hace décadas. Y aunque no lo reconozcan quienes han sido parte del poder o han gobernado, desde Aylwin a Bachelet, también ellos son responsables de la situación de inestabilidad actual que vive Chile. En esos años, tras Pinochet, la injusticia social y la corrupción fue mantenida por gobiernos civiles y hasta fomentada en algunos casos.
Así, por el lado de la actual oposición no se ven tampoco posiciones claras, aparte de las demandas por cambios sociales que todos consideramos urgentísimas, pero, al parecer no son tanto para los integrantes del Congreso Nacional que se fueron un mes de vacaciones como si en el país no pasara absolutamente nada. ¿Para que preocuparse si los diputados y senadores chilenos ganan entre 16 y 20 millones mensuales (20.000 y 25.000 dólares)? Y tampoco están dispuestos a rebajarse la dieta para ayudar a los chilenos más necesitados.
Los comentarios y agregados tras el discurso presidencial anoche, tanto de la oposición como del oficialismo, fueron lamentables, especialmente en un momento en que se inician las respectivas campañas de “rechazo” y “apruebo” una nueva Constitución para Chile, lo que se decidirá en un plebiscito nacional el 26 de abril.
Recién ahora los “señores y señoras diputadas” y los senadores reinician las discusiones que dejaron pendientes ante un pueblo que espera y espera los cambios prometidos.
Pensiones solidarias
Lo que se aprobó oportunamente fue el aumento en un 50 por ciento de la pensión solidaria, que significó una nueva postergación para las pensiones de la clase media. Hay que destacar una vez más que la pensión solidaria fue un invento de Michelle Bachelet para satisfacer a un grupo de chilenos, especialmente mujeres, que nunca trabajó y, por lo tanto, nunca cotizó para la jubilación. En cambio los pensionados de la clase media que trabajaron toda la vida y cotizaron de su propio bolsillo al Fondo de Pensiones, siguen recibiendo bajísimas jubilaciones, que en muchos casos son hoy inferiores a las solidarias de Bachelet.
Asignación paritaria
Pero todo indica que la oposición seguirá concentrada y luchando por iniciativas “politiqueras” como la fórmula de “asignación paritaria” que fue aprobada en la Cámara, aunque luego desechada por el Senado, pasando a revisión de una comisión mixta. Este proyecto de reforma constitucional se orienta a alcanzar una integración equilibrada de mujeres y hombres en la futura convención constituyente y considera dos momentos: uno previo a la elección plebiscitaria del 26 de abril que exige la paridad en las candidaturas, y otro posterior, de la mano de la asignación paritaria de escaños también en el futuro Congreso.
Uno de los cuestionamientos indica que esta fórmula no tiene parangón en otro proceso constituyente. No hay ningún precedente en el mundo sobre el 50 y 50 por ciento de asignación paritaria.
Los casos más vinculados pero no iguales a la idea chilena son el de Ecuador en 2007 donde también se estableció un 50% y 50%. Sin embargo a pesar de las intenciones y medidas adoptadas la Asamblea ecuatoriana se configuró sólo con el 35% de la representación de mujeres. Otro ejemplo es la elección de la asamblea constituyente de Túnez de 2011, que contempló paridad por medio de listas cerradas y bloqueadas con alternancia entre candidatos y candidatas, pero logrando las mujeres solamente el 31% de las bancas.
Al parecer la fórmula más adaptable a Chile sería el de la asamblea constituyente de Islandia que fijó una cuota en el resultado, esto es, que ningún sexo podía superar más del 60% del total de delegados constituyentes. En caso de no lograrse esa proporción, se procede a incluir hasta seis delegados adicionales hasta alcanzarse el porcentaje deseado. Las mujeres electas en Islandia fueron el 40%.
La “asignación paritaria” es importante o puede serlo, pero no es el momento más recomendable ahora de ocupar demasiado tiempo en este tipo de materias, ya que las prioridades son otras como resolver la cuestión de los ingresos y buscar nuevas vías para los problemas laborales que muestran un desempleo preocupante habiendo sido el origen de este la rebelión del país, la quiebra de comercios (tiendas o pymes) como también la destrucción de las ciudades chilenas. En otras palabras hay que darle a los chilenos “un nuevo pulmón” para que podamos primero poder seguir respirando y no saturándonos con medidas populistas.
Otros temas que ocupan tiempo valioso que en estos momentos el Congreso no tiene son las interpelaciones y acusaciones como la que este martes liderará la diputada del Frente Amplio, Camila Rojas (Comunes), en contra de la ministra de la Mujer y Equidad de Género, Isabel Plá, a propósito de la violencia político-sexual ejercida contra mujeres en el marco del estallido social.
Otros temas pendientes:
*Reforma a las pensiones que aumenta en un 6% la cotización individual con cargo al empleador y crea un Programa de Ahorro Colectivo Solidario, donde se destinará un 3% de ese total. La iniciativa, que lleva cerca de un año y medio tramitándose en el Congreso, fue despachada por la Cámara de Diputados el 29 de enero, tras un acuerdo entre el gobierno y los diputados de la DC. Sin embargo, su segundo trámite en el Senado se prevé complejo.
* Infraestructura crítica – La iniciativa, que se encuentra en su segundo trámite en la Comisión de Constitución de la Cámara de Diputados, establece que en “caso de grave alteración del orden público o de grave daño para la seguridad de la Nación”, el Presidente de la República estará facultado, sin necesidad de decretar estado de excepción, para dejar a cargo de las Fuerzas Armadas el resguardo de la infraestructura crítica del país. El proyecto, que fue respaldado por sectores de la DC y el PPD en el Senado, será debatido este miércoles en la instancia, donde se proyecta un incierto escenario. Esto, porque pese a las gestiones que ha liderado personalmente el ministro de Defensa, Alberto Espina, y también su par de la Segpres, Felipe Ward, en esa corporación existen serias dudas de parte de la centroizquierda respecto de la pertinencia de la iniciativa.
* Ingreso mínimo – Es una de las principales prioridades de la agenda social de La Moneda y busca otorgar un subsidio de $59.200 a 700 mil trabajadores de bajos ingresos. La iniciativa se encuentra en su segundo trámite en estado de tabla para ser revisada por la Cámara Alta. Hasta antes del receso, la iniciativa estaba con discusión inmediata. Según comentan en el Senado, el proyecto debiese pasar a su tercer trámite una vez que se ratifiquen los cambios realizados por esa corporación.
* Fonasa – Otra discusión que marcará la reactivación del Congreso, será en torno a la reforma al Fondo Nacional de Salud. El proyecto que fue enviado por el Ejecutivo poco antes del receso de febrero, se encuentra en su primer trámite en la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados. Desde la oposición ya han advertido que ingresarán indicaciones al mensaje presidencial, por lo que se proyecta una extensa tramitación.
* Reforma a Carabineros – A más tardar la próxima semana, según dicen en La Moneda, el Presidente Piñera dará a conocer una serie de propuestas cuyo objetivo es reformar la institución de Carabineros. En Interior explican que se trata de una batería de iniciativas que se materializarán tanto con el envió de nuevos proyectos de ley como también mediante indicaciones, por ejemplo, al proyecto de modernización que ya se encuentra en la Cámara Baja y cuya tramitación se retomará precisamente esta semana.