Lentamente el corona virus parece estar desplazando la solución de otros problemas sociales más graves, nacionales e internacionales, como son  la escasez crítica de agua potable, rebeliones sociales y políticas, como en el caso de Chile, u otros países frente a las cuales no se ven salidas cuerdas y dejan a la vista graves  consecuencias sociales por las bajas pensiones, la difícil situación económica o el desempleo.

Los más desprotegidos, que ya sufren desde hace mucho tiempo, deben afrontar ahora este virus que avanza y avanza y las autoridades sanitarias carecen de las armas necesarias  para combatirlo, mientras la desesperación cunde. El virus salió de China, se dice, y ya ha llegado a América Latina, a Brasil, relativamente cerca de Chile y no cabe duda que se convierta en una pandemia que puede ser tan severa como otras ya ocurridas en los más de dos mil años de historia planetaria.

Los científicos y las autoridades se empeñan en transmitir un mensaje de calma. Sin embargo, el temor o estado de alerta en  la población —avivados muchas veces por los medios de comunicación — sigue extendiéndose casi a mayor velocidad que el virus mismo.

Desde que Italia registrara este fin de semana un brote de COVID-19 en el norte del país, gran parte de Europa está en alerta y, por consiguiente, en España no se habla de otra cosa. Y el problema no es que se hable, sino que se hable sin saber… o se exagere, a sabiendas., comentó este miércoles el diario Hufftenpost.

En Italia, mientras tanto, agrega el mismo medio,  la libertad de movimiento es total en prácticamente todo el país transalpino, a excepción de los 11 municipios en cuarentena: Codogno, Casapusterlengo, Castiglione d’Adda, Maleo, Fombio, Bertonico, Castelgerundo, Somaglia, San Fiorano, Terranova dei Passerini y Vo Euganeo. Tampoco se han suspendido vuelos entre Italia y otros países europeos.

 También es significativo que la Organización Mundial de la Salud (OMS), en su último mensaje en Twitter, haya alertado frente a la “estigmatización pública” y del “aumento de prejuicios dañinos” y no de los contagios.

 La OMS sigue considerando “alto” el riesgo por coronavirus a nivel internacional, mientras que en China continúa siendo “muy alto”. La más alta institución sanitaria mundial ya declaró la “emergencia” por el coronavirus hace unas semanas y ha alertado de que podrá convertirse en “pandemia” (enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región).

Como señala la OMS, la tasa de mortalidad del COVID-19 está entre el 2 y el 4% en Wuhan (China, epicentro del coronavirus) y en el 0,7% en el resto del mundo, lo que significa una tasa baja..

Hasta ahora el registro por la COVID-19 anota 80.000 afectados y 2.500 fallecidos en todo el mundo. Dicho esto, es cierto que el porcentaje de contagio es alto, pero también es alta la tasa de personas que se recuperan de la enfermedad.

A lo largo del lunes, se fueron sucediendo alertas y actualizaciones de medios sobre las muertes que iba provocando el virus en Italia, pero había algo que llamaba la atención en (casi) todos los casos: la edad de los pacientes fallecidos era de 77, 78, 80, 84, 88 años… O bien más jóvenes, como un hombre de 62 años de Castiglione D’Adda, pero con varias enfermedades crónicas. Existe también la opinión que el coronavirus causa estragos más rápidamente en países desarrollados porque allí hay “mucha población anciana y muchos pacientes crónicos”, que son los más vulnerables a los virus.