La ya famosa encuesta CEP, en su versión enero 2020, no dejó ”títere sin cabeza”, como lo definió el senador democristiano Francisco Huenchumilla, y especialmente para el Presidente Sebastián Piñera fue un resultado casi “denigrante”, con sólo un 6 por ciento de aprobación, la más baja de todos los presidentes que llegaron a La Moneda tras la recuperación de la democracia en 1989.
Sin embargo, el Mandatario en una actitud e imagen de entre «derrotado y humilde» y como tratando de “sacarle los pelos (visibles) a la sopa» declaró que entendía la postura de los chilenos y que él tampoco estaba contento con lo que ha pasado y lo está pasando respecto al avance del país.
«Todos los chilenos conocemos lo que hemos vivido en los últimos 90 días y yo entiendo que los chilenos no estén contentos con lo que ha ocurrido. Yo tampoco estoy contento”.
En el mismo discurso, el Presidente, así como para suavizar un poco las cosas, destacó su anuncio sobre una reforma al sistema previsional, ya dada a conocer anoche en cadena nacional de emisoras, que incluye un aumento de las cotizaciones por parte del empleador y un reajuste a las actuales jubilaciones.
El sondeo mostró, además del 6% de aprobación para el Gobierno, un rechazo transversal a todas las instituciones, como el Congreso y los partidos.
«Nos están diciendo que tenemos que ponernos de acuerdo para poder dar satisfacción a la rabia de la gente», dijo el senador DC Huenchumilla.
Cuantas veces hemos dicho en Kradiario que al margen de los manifestantes, entre ellos, anarquistas, delincuentes, vagos, extremistas de izquierda y de derecha y todo este conjunto apoyado además por el narcotráfico, lo que falló brutalmente en Chile fueron las instituciones, entre ellas el Parlamento, la Presidencia, los partidos políticos, el Poder Judicial y sobre todo los políticos ineptos y algunos también corruptos.
Y esto queda registrado ampliamente en la encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP) que mostró un rechazo transversal a todas las instituciones, dejando al Congreso y a los partidos políticos sólo con 3 por ciento y 2 por ciento de confianza, respectivamente.
La verdad es que todos reprobaron, lo que deja a la vista una situación aún mucho más incierta.
Huenchumilla fue claro en reconocer que «esto viene a ratificar la campanada que nos dio la ciudadanía, en el sentido de que el mundo político tiene que reciclarse y tiene que escuchar la voz de la gente, y desde el Presidente de la República hacia abajo, los partidos políticos, las organizaciones, tenemos una tarea pendiente y, por lo tanto, tenemos que hacer un esfuerzo para que podamos tener un consenso mínimo, que es el pacto constitucional».
La verdad es que los chilenos han dicho hoy, una vez más, que los partidos oficialistas y de oposición y el Gobierno, todos, “tenemos que ponernos de acuerdo para poder dar satisfacción a la rabia de la gente. Tarea para la casa para el Presidente, el Gobierno y todos los partidos políticos», agregó el ex intendente de la Araucanía.
Por su parte el presidente del Partido Radical, Carlos Maldonado, llamó a Piñera a convocar a la oposición para construir una agenda conjunta o dar un paso al costado.
«Tenemos un Gobierno que fue electo democráticamente, pero que perdió completamente su proyecto político y el apoyo ciudadano y, por lo tanto, lo que debiera hacer es buscar un gran acuerdo nacional con la oposición y si no esta dispuesto a eso, debiera dar un paso al costado y, en ese caso, lo que dicen las normas es que el Congreso Nacional elije a un gobernante por el periodo que falta».
Desde el Partido Comunista se agregó que debería llamarse a elecciones anticipadas de Gobierno y también para el Congreso, lo que para diversos sectores esto sería peligroso por la misma actitud antidemocrática que manifestado la extrema izquierda (también la extrema derecha) . «Que sean los partidos más democráticos lo que resuelvan una situación como la señalada», comentaron ciertos sectores políticos.
Algunos analistas acotan que el Gobierno debe continuar trabajando en la agenda social, porque se espera que la situación mejore cuando la gente vea el resultado de los cambios sociales que se han prometido desde el mismo día del estallido social el 18 de octubre último.
La nueva Constitución
La Constitución es otro tema que deja en la gente muchas dudas y la encuesta no le da una aprobación masiva como se podría haber esperado sino sólo un 67%. A su vez un 44% quiere una convención con todos sus miembros electos, y 37% se inclina hacia un órgano que incluya a parlamentarios.
Según CEP un 13 por ciento rechaza tener una nueva Carta Magna mientras un 20 por ciento no sabe/no contesta.
En otras palabras, en este escenario, un porcentaje mayoritario se inclina por la convención constitucional en desmedro de la convención mixta constitucional.
Cabe mencionar que hay un 19 por ciento que no tiene aún una posición frente al órgano que deberá diseñar una eventual nueva Constitución. Esto es complicado porque abre espacio para intensos debates que podrían poner en peligro el proyecto constitucional.
A su vez solamente un 56% estaría convencido que una nueva Constitución «probablemente» ayudaría a resolver los problemas de Chile.
Para un 25 por ciento la carta magna resultante de este proceso no resolverá los problemas del país mientras que un 6 por ciento considera que empeorará la situación actual. Un 13 por ciento, en tanto, no tiene aún una posición al respecto.
La peor baja encuesteril en la etapa postdictadura de Chile
La encuesta es sin duda un golpe muy duro para el gobierno de Sebastián Piñera, porque con un 6% de aprobación es el peor resultado obtenido por un Jefe de Estado “desde el retorno a la democracia” y “desde que se aplica esta medición”, como explicó Ricardo González, coordinador del programa de opinión pública del CEP.
En la anterior entrega de la CEP, informada en junio de 2019, antes del estallido, quienes aprobaban a Piñera llegaban a un 25%. La fuerte caída en la valoración positiva al gobierno está marcada por el manejo que ha tenido el Ejecutivo en la crisis social que comenzó el 18 de octubre y que este sábado cumplirá tres meses.
Si se compara a Piñera con sus antecesores, el resultado de hoy es el más desatroso de todos. Antes hubo también bajas pero no tan profundas como la de hoy.
Patricio Aylwin (1990-1994), el primero tras la vuelta a la democracia, mantuvo siempre una buena aprobación, alcanzando en marzo de 1993 su mejor cifra, con un 58%. Llegando al fin de su periodo con un 49% de aprobación y su desaprobación tuvo su número más alto, con un 25%.
Eduardo Frei (1994-2000) llegó al 28%, en septiembre-octubre de 1999, período en el cual la crisis económica conocida como crisis asiática tenía alcances en serios en Chile.
Ricardo Lagos (2000-2006) registró dos mediciones que fueron sus más bajas aprobaciones. En junio de 2001 (40%) y diciembre de 2002 (40%), este último en medio del escándalo de corrupción conocido como el caso MOP-Gate, donde el Ministerio de Obras Públicas pagó sobresueldos a la empresa Gestión Ambiental y Territorial Sociedad Anónima por trabajos que no se realizaron. Sin embargo, al mismo tiempo, registró altos números de aprobación años después, llegando a un 61%
Uno de los períodos más críticos del primer gobierno de Michelle Bachelet (2006-2010) fue una vez implementado el Transantiago, en el verano de 2007, donde el actual sistema de transportes reemplazó a las conocidas “micros amarillas”. Ausencia de recorridos y falta de buses fueron parte de las críticas. A fines de ese año, la aprobación a la Mandataria llegó al 39%.
Para el segundo período de la Presidenta (2014-2018), el caso Caval marcó la baja en su aprobación. El caso donde el hijo de la Mandataria, Sebastián Dávalos, y su esposa, Natalia Compagnon, obtuvieron un millonario préstamo para comprar terrenos en Machalí con supuesta información privilegiada, revelado por revista Qué Pasa en febrero de 2015, fue uno de los detonantes en que su desaprobación llegara a al 56% en abril de ese año. El manejo de La Moneda en casos como Caval y SQM, el que alcanzó a su ministro de Interior, Rodrigo Peñailillo, generaron múltiples críticas en la oposición y parte del oficialismo.
Tras ello, en 2015 la mandataria pidió la renuncia a todos sus ministros. Para julio-agosto de 2016 la desaprobación a Bachelet llegó al 66%, el más alto rechazo que había tenido un Presidente hasta la CEP de hoy. Su aprobación, en tanto, alcanzó un 15%.
El momento más crítico del primer gobierno del Presidente Piñera (2010-2014) se registró en 2011, cuando el movimiento estudiantil de ese entonces realizó multitudinarias marchas a lo largo de Chile. Los voceros de la época, Camila Vallejo y Giorgio Jackson -hoy diputados del Partido Comunista y Revolución Democrática, respectivamente- informaban e las demandas, basadas en cambiar el sistema educacional secundario y de nivel superior.
En noviembre y diciembre de 2011, en tanto, su aprobación llegó a 23% y la desaprobación a 62%.