Un gran despliegue de tropas antidisturbios trató de impedir este domingo y lunes en Teherán amplias protestas contra el sistema islámico por el  derribo por error de un avión de pasajeros ucraniano con 176 personas a bordo, mientras las tres potencias europeas del Tratado Nuclear con Irán, a raíz del incidente, están en la disyuntiva si romper o no el pacto tras haberlo ya hecho el Presiodente Donald Trump con EE UU en mayo de 2018.

Los iraníes están consternados y furiosos desde que las Fuerzas Armadas iraniés reconocieran que dispararon un misil por error contra un Boeing 737 de Ukraine International Airlines (UIA), causando la muerte de todos sus ocupantes, en su mayoría compatriotas.

Ya caída la noche, numerosos manifestantes se concentraron en la  plaza Azadi de Teherán y gritaron «el clérigo se tiene que ir«, en alusión al sistema teocrático del país.

El trágico vuelo ucraniano duró unos siete minutos: el avión de Ukraine International despega del Aeropuerto Internacional Imán Jomeini en Teherán, un misil lo impacta y se estrella. Mueren las 176 personas a bordo.

Horas antes, Irán había lanzado un ataque con misiles contra dos bases que albergan militares de EE.UU. en Irak en represalia a la operación con la que el presidente Donald Trump ordenó matar en Bagdad al general Qasem Soleimani, el jefe de las fuerzas Quds, el batallón de élite del país persa.

Los vídeos difundidos en las redes sociales mostraron también pequeñas protestas en otras áreas del centro de Teherán y en las universidades de Amir Kabir, Alameh Tabatabaí y Shahid Beheshtí.

«Guardia Revolucionaria inútil, autora del asesinato de la nación» y «Cañones, tanques y gases lacrimógenos ya no tienen efecto, tengan miedo, nosotros todos estamos unidos» fueron algunos de los lemas coreados.

Las brigadas antidisturbios se desplegaron ampliamente en otras zonas sensibles de la capital como las plazas Enghelab y Valiasr, así como frente a las universidades de Teherán.

Tras la matanza de noviembre, en que murieron 304 personas, las manifestaciones actuales, por miedo a la represión, no son muy numerosas.

El histórico acuerdo internacional para impedir que Irán dispusiera de armamento nuclear se tambalea. Francia, Alemania y el Reino Unido, las tres potencias europeas firmantes del pacto sellado en 2015, activaron  este martes por primera vez el llamado mecanismo de resolución de disputas, un instrumento que puede abocar al abandono del acuerdo y a la reimposición de sanciones contra Irán si las dos partes no resuelven las diferencias.

Tanto el alto representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, como los tres Gobiernos europeos (E3) implicados han asegurado que el objetivo es preservar el acuerdo suscrito con Teherán, conocido como JCPoA (Plan de Acción Integral Conjunto, nombre técnico del acuerdo). Pero la escalada de tensión en la zona desde el asesinato del general iraní Soleimani por parte de EE UU y el derribo del avión comercial ucraniano en el aeropuerto de la capital iraní ha generado una inestabilidad que no permite descartar ningún desenlace.

EE UU, que se retiró del acuerdo tras la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, presiona para que Europa también lo abandone. El primer ministro británico ha asegurado este mismo martes que «si nos vamos a deshacer [del JCPoA], habrá que reemplazarlo por otro, así que podría ser por un acuerdo de Trump».

«No nos ha quedado otra opción, dadas las acciones de Irán, que registrar hoy nuestra inquietud sobre el hecho de que Irán no está cumpliendo los compromisos previstos en el JCPoA y remitir este asunto a la Comisión Conjunta del Mecanismo de Resolución de Disputas», han señalado los ministros de Exteriores de Francia, Alemania y Reino Unido en un comunicado conjunto.

El primer paso hacia una posible ruptura del acuerdo llega tras la advertencia cursada a Irán el pasado domingo por el presidente francés, Emmanuel Macron; la canciller alemana, Angela Merkel, y el primer ministro británico, Boris Johnson. Los tres líderes exigieron a las autoridades iraníes que «vuelvan al cumplimiento total del acuerdo» y que cesen en las violaciones de los compromisos cometidos desde julio de 2019.

La última violación, según los socios europeos, se cometió el pasado 5 de enero (dos días después del ataque contra el general iraní Soleimani), cuando Irán se declaró liberada de las restricciones previstas para su programa de enriquecimiento de uranio. Esa decisión, según Berlín, París y Londres, es la espoleta que ha desencadenado la apelación al mecanismo de resolución de disputas.

El mecanismo concede plazos bastante exigentes para dirimir las diferencias. La Comisión Conjunta dispone de 15 días para hacer una primera valoración, aunque ese plazo se puede extender por consenso. La revisión podría elevarse también a nivel ministerial, con otros 15 días para que los ministros se pronuncien. O se podría buscar el veredicto de un panel ad hoc, formado por tres miembros (uno por cada parte más un tercer independiente). Si la disputa no se resuelve, las partes pueden abandonar el acuerdo y el expediente se eleva al Consejo de Seguridad de la ONU, que podría restablecer las sanciones contra Irán.

A pesar de todo, las potencias europeas se muestran dispuestas a hacer todo lo posible para preservar un acuerdo. Europa no solo considera vital el pacto para evitar que Irán se dote de armamento nuclear sino que lo considera también como un testimonio imprescindible del orden multilateral que Trump pretende destruir. La Unión Europea confía en que Rusia y China, los otros firmantes del JCPoA, colaboren en salvar el acuerdo.

Borrell, alto representante de Política Exterior de la UE, ha señalado que la intención no es reimponer las sanciones a la República Islámica, y que el acuerdo nuclear «es más importante que nunca», además de «no tener alternativa». El jefe de la diplomacia europea ha subrayado en un comunicado que le corresponde el papel de coordinador de la Comisión Conjunta encargada de verificar las discrepancias entre los firmantes. Y que el objetivo de ese mecanismo es resolver las disputas dentro del acuerdo, tal y como han señalado los ministros del E3 en su comunicado.

Desde la salida de EE UU del acuerdo nuclear, Irán ha ido aumentando su capacidad de enriquecer uranio por encima de los límites que fijaba el pacto, intensificando la presión sobre la UE.

Teherán anunció el pasado domingo que dejará de respetar sus compromisos en el marco del acuerdo nuclear firmado con Rusia, China, Francia, el Reino Unido y Alemania hace cinco años, en particular los límites en materia de enriquecimiento de uranio, que puede ser empleado para fabricar un reactor y fabricar un arma nuclear. El pasado julio anunció que dejaba de respetar el límite de enriquecimiento de uranio (reducido por el pacto a un 3,67%). No obstante, según las últimas medidas de los inspectores del OIEA, no ha pasado del 4,5%, muy por debajo del 20% que alcanzó antes de la firma y del 90% que constituye el grado de pureza necesario para una bomba atómica.