Esta madrugada (hora chilena-20 horas en Washington DC) la Cámara de Representantes en Estados Unidos aprobó el impeachment (acusación formal) contra el Presidente estadounidense Donald Trump por abusos de poder y obstrucción del Congreso.

En esta forma Trump se convierte en el tercer presidente de la historia estadounidense que se ve sometido a un impeachment  (antes lo fueron Johnson, Nixon (renuncio antes) y Clinton -leer más adelante). La Cámara tomó la decisión a pesar de divisiones internas, aunque primó fuertemente el escándalo de presiones a Ucrania de parte de Trump para obtener ganancias electorales.

Tras un debate largo y agitado, la mayoría demócrata votó a favor de los dos cargos, mientras los republicanos lo hicieron en contra.

Fueron más de 11 horas de debate intenso sobre los llamados artículos del impeachment. El de abuso de poder salió adelante con 230 votos a favor y 197 en contra (195 republicanos y dos demócratas), y el de obstrucción al Congreso, con 229 a favor y 198 en contra (tres deserciones demócratas y una abstención).

El caso estalló en septiembre al trascender las presiones de Trump al Gobierno de Kiev para que iniciara unas investigaciones que le favorecían electoralmente. En su intervención inicial, la presidenta de la Cámara, la demócrata Nancy Pelosi calificó al presidente de “amenaza continua a la seguridad nacional”. “Estamos aquí para defender la democracia del pueblo”, añadió.

Los exabruptos de Trump

Los errores y “metidas de pata” de Trump son conocidas y comentadas en todo el mundo, antes fue la trama rusa descubierta como escándalo cuando juraba en la Casa Blanca como Presidente de EE UU.

Las investigaciones, sin embargo, no hallaron pruebas concretas de sus contactos con el Kremlin, pero reveló sus intentos por torpedear las pesquisas, sentando las bases para acusarle de obstrucción. También es sospechoso de un delito de financiación ilegal de campaña por los pagos a una mujer para callar sus presuntas relaciones sexuales a pocas semanas de las elecciones de 2016 y está en el punto de mira por aceptar dinero de Gobiernos extranjeros a través de su imperio hotelero.

Todos estos conflictos han ido sacudiendo tres años de Administración que, de por sí, ha roto todos los protocolos imaginables y ha convertido los ataques e insultos del presidente en la tónica habitual.

Ucrania no lo deja dormir tranquilo

La crisis ucraniana creció en forma rápida. Un informante anónimo, empleado del Gobierno estadounidense, denunció en el último verano que Trump estaba presionando al presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, bloqueando incluso 391 millones de dólares en ayudas militares, para lograr que anunciase dos investigaciones que le beneficiarían electoralmente en las presidenciales de 2020. También utilizó una invitación a la Casa Blanca como anzuelo.

En concreto, Trump reclamaba pesquisas sobre Joe Biden, precandidato demócrata favorito, y el hijo de este, Hunter, que estuvo contratado por una empresa productora de gas en ese país cuando su padre era vicepresidente bajo el gobierno de Barack  Obama. Trump está ahora acusado, además del abuso de poder, de obstrucción al Congreso por haber boicoteado la investigación al negarse la entrega de 71 documentos o declaración de 12 miembros de la Administración.

El argumento de Trump y los republicanos consiste en que se preocupó por la corrupción de buena fe. Este miércoles, en pleno debate, Trump escribía en su cuenta de Twitter, en letras mayúsculas y varios signos de exclamación: “¡Qué mentiras tan atroces de la izquierda radical! (…) ¡Este es un ataque a América y el Partido Republicano!”.

En el juicio, que se desarrollará en el Senado tras la luz verde de la Cámara baja, los legisladores están obligados a repasar los testimonios, llamar a nuevos testigos si lo ven necesario, examinar los documentos, las pruebas y decidir si, en efecto, el presidente de Estados Unidos ha cometido algún “crimen o falta grave”, como dice la Constitución, que haga necesaria su destitución.

Para la Casa Blanca, este miércoles ha significado «la culminación de uno de los episodios políticos más vergonzosos de nuestra nación», declaró la demócrata Nancy Pelosi.

Los senadores están obligados a tomar sus decisiones independientemente del color político del presidente al que se juzga. El grueso de los legisladores demócratas ve a Trump culpable y la totalidad de los republicanos lo considera inocente. En el Senado, con 53 senadores republicanos del total de 100, está amarrada la absolución, ya que un veredicto culpable requiere la mayoría de dos tercios.

Una de las grandes conclusiones de este proceso es que el republicano sigue siendo el partido de Donald Trump. La formación ha cerrado filas con el presidente. Sin embargo, en el impeachment a Bill Clinton, iniciado el 19 de diciembre 1998 —hace casi 21 años— por el escándalo Lewinsky, 31 demócratas votaron a favor de iniciar la investigación del demócrata. Otro demócrata, Andrew Johnson, que se sometió al juicio político en 1868, lo superó en el Senado por un solo voto.

La hora de la verdad de Trump llegará en noviembre de 2020. Su base, de momento, no parece afectada por este escándalo. Su índice de aprobación, pese a lo bajo, ha mejorado seis puntos desde septiembre, hasta un 45%, según Gallup. Por la noche, se dio un baño de masas en un mitin en Michigan.

Las tres acusaciones presidenciales: Trump, Johson  y Clinton. Nixon renunció antes

El juicio político en contra del presidente demócrata Bill Clinton se inició el 8 de octubre de 1998. La Cámara de Representantes invocó como causa “crímenes y delitos menores”. Clinton fue acusado de mentir bajo juramento y obstrucción a la justicia.

En el caso del republicano Richard Nixon (foto izquierda), el proceso de ‘impeachment’ comenzó en octubre de 1973 cuando el comité judicial de la Cámara de Representantes inició una investigación para acusarlo por “crímenes y delitos menores”, principalmente relacionados con Watergate. Por su papel en el encubrimiento de aquel caso de espionaje de las oficinas del Partido Demócrata en el complejo de edificios Watergate de Washington DC, Nixon fue acusado de obstrucción de la justicia, abuso de poder y desacato al Congreso. , pero prefirió renunciar antes que su juicio político pudiera avanzar, seguro de que si se mantenía en la Casa Blanca sería removido forzosamente de la presidencia.

Poco más de un siglo antes, el demócrata Andrew Johnson,quien llegó al poder luego del asesinato de Abraham Lincoln, fue sometido a juicio político en 1868, acusado por “altos crímenes y delitos menores”. Entre los 11 cargos presentados en su contra figuraron el despido del secretario de guerra Edwin Stanton después de que el Senado votara su reincorporación. Además, conspirar para apoderarse, tomar y poseer la propiedad de los Estados Unidos en el Departamento de Guerra y tres discursos con la intención de «intentar deshonrar, ridiculizar, odiar, despreciar y reprochar al Congreso de los Estados Unidos».

Tanto Clinton como Johnson pudieron terminar sus periodos como presidentes, ya que el proceso no alcanzó los votos suficientes en el Senado para su remoción. Nixon, como dijimos, renuncio antes al cargo de Presidente.

“El telón de fondo en ambos casos -Clinton y Johnson- fue cómo la dignidad y la imagen de la presidencia se vio afectada. Así como está ocurriendo hoy en día con Trump, las causas fueron mucho más allá del perjurio puntual o del puesto del secretario de guerra, se trató de que los presidentes habían comprometido la integridad de su cargo”, explicó Healy.

En diciembre de 1998 la Cámara de Representantes de mayoría republicana aprobó el cargo de perjurio contra Clinton por 228-206 y el de obstrucción a la justicia por un voto de 221-212.

El Senado inició el juicio político en febrero de 1999. El cargo de perjurio fue derrotado por 55 en contra y 45 a favor. El de obstrucción a la justicia falló por 50 a favor y 50 en contra.

En el caso de Trump, 300 exfuncionarios de seguridad nacional firman carta para que el Congreso lo responsabilice por su conversación telefónica con el presidente de Ucrania.

En el caso de Johnson, en febrero de 1868 la Cámara de Representantes votó 126-47 por su juicio político. En mayo el Senado truncó el proceso con unA votación de 35-19. Luego de 10 días hubo un nuevo intento al sumar dos artículos más al juicio político de Johnson, pero también fracasó.