Por Walter Krohne
Hasta ahora, una cosa parece estar clara para todos: los Carabineros, que más bien deberían ser parte de la solución son parte del problema, porque al parecer no les ha dado el ancho en la calle y sin duda alguna demostraron ser un cuerpo policial que debe ser reformado y reestructurado completamente, incluso con asesoría extranjera, especialmente quizá importada desde Francia. El director para las Américas de Human Rights Watch, el chileno José Miguel Vivanco, invitado por el Gobierno justamente en el tema de la represión y los derechos humanos, entregó este martes su diagnóstico al Presidente Sebastián Piñera, diciendo que Carabineros había cometido “graves violaciones a los DD.HH.” que incluyen el “uso excesivo de la fuerza contra manifestantes, transeúntes y graves abusos en las detenciones”, y le recomendó colocar al cuerpo policial en “una especie de UTI estatal” para reformarlo completamente ya que “no es posible que las máximas autoridades de la institución no conocieran la peligrosidad del material de los perdigones», elemento que ha ocasionado centenares de heridos con pérdida de la vision en muchos casos (leer por separado en Kradiario). Ya la vocera Karla Rubilar dijo hace algunos días que si se acreditaban violaciones, los autores serian condenados, lo que nos parece bien, pero pensamos que entre tanto desórden y violencia debe ser difícil distinguir con claridad las violaciones contra las personas en cada caso, especialmente en momentos en que los manifestantes simplemente aparecen atacando con palos y otros elementos contundentes a quienes deberían ser precisamente “los agentes del orden”. ¿Cómo se mejorará la pérdida de respeto y de autoridad hacia los Carabineros de Chile?, este es otro problema, pero para el futuro. Las demandas Mientras tanto, con dificultad se sigue “avanzando” en los temas netamente sociales para suavizar la crisis, a pesar que los manifestantes siguen en las calles, y mientras esto no se acabe o no se controle es difícil seguir avanzando en lo esencialmente temático.
Ciertamente el Presidente está débil políticamente y desilusionado con todo esto que como candidato nunca se lo esperó ni siquiera lo pensó. Su imagen ha quedado por el suelo y quienes llevan la batuta real del Gobierno ahora son los flamantes ministros Gonzalo Blumel e Ignacio Briones, y en esto de los “milicos a la calle” también están vinculados directamente el ministro de defensa Alberto Espina y por supuesto la flamante vocera Karla Rubilar. Sobre estos cuatro “pilares humanos” se mantiene por estos días la estructura del Gobierno de Piñera en este frágil tablero de ajedrez, y, por lo tanto, las negociaciones con la oposición son mucho más largas y engorrosas que en tiempos normales o de paz. Por ejemplo, en el tema de la nueva Constitución, el Gobierno no logra sellar acuerdos de procedimientos para encaminar el proceso constitucional y hay varias discrepancias con la oposición. Tras intensas rondas de reuniones se ha intentado alcanzar acuerdos en temas de paridad de género o escaños reservados para representantes de pueblos originarios. La situación es tal, que Chile Vamos terminó rechazando cinco de las siete propuestas que había entregado la centroizquierda, después de que ese sector lograra concordar un texto consensuado desde la DC al Frente Amplio. En este escenario, algunos dirigentes de la oposición afirmaron, incluso, que las negociaciones estaban en un “punto muerto”. Situación inestable Hoy las negociaciones se hacen sobre un terreno que es muy irregular y pedregoso porque los representantes opositores no ven los temores que puede sí ver o está viendo el Gobierno, sobre que la situación no es en ningún caso estable o no existe y puede volverse también más insegura, tambaleante y peligrosa. ¿Por qué no algunos sectores ideológicos pudiesen estar esperando y quizá también pensando o deseando el derrumbe del Gobierno de Piñera como estrategia política?, lo que sería interpretado mundialmente como una derrota contundente de la derecha económica o el capitalismo duro. Sería además una de las mejores revanchas contra la derecha pinochetista, porque seamos honestos, la mayoría de los problemas últimos que ha tenido el pueblo de Chile, en varios campos, como salud, jubilaciones e ingresos, tienen su origen en la época de la dictadura en la que participó la misma derecha que tenemos hoy y también con algunos personajes que están también hasta ahora activos en la política. Decisiones lentas “Estamos haciendo esfuerzos en tiempos de vacas flacas que no se hicieron nunca en tiempos de vacas gordas», dijo el Presidente, aunque el incremento de las jubilaciones todavía no sale, tampoco la reducción de las dietas y de los más altos sueldos en el aparato del Estado, la disminución de las tarifas de los servicios básicos, el monto que tiene que pagar la tercera edad en contribuciones por sus casas de clase media, y la modificación de los altos precios que hoy tienen los medicamentos. Ciertamente es poco lo que se ha logrado o concretado en cinco o seis semanas desde el inicio de la rebelión. No hay que desconocer que el chileno es hoy impaciente y no va a esperar otros treinta años, ni tampoco hay que ignorar que el estado chileno si tiene los fondos para realizar al menos los principales ajustes demandados, especialmente en materia de las jubilaciones de hambre. Todos saben que plata hay pero el problema es la voluntad y la decisión de comenzar de nuevo si fuese necesario. Luksic dijo hace seis semanas que plata para aumentar las pensiones había. Esta derecha debe olvidarse por un tiempo del neoliberalismo que, como se ha visto no reparte y sólo está concentrado en el crecimiento del PIB. Esto es precisamente lo que hay que cambiar. |