Por Walter Krohne

Los comunistas  reaparecieron en la escena política después de marginarse de las negociaciones por una nueva Constitución y de no participar tampoco en el diálogo político al que invitó La Moneda tras el estallido social del viernes 18 de octubre y lo hicieron hoy, sólo  para presentar una acusación constitucional contra el Presidente de la República, Sebastián Piñera.

En el fondo todo esto es un saludo a la bandera porque  por ser comunistas no desean obedecer a ningún otro gobierno que no sea de su línea ni tampoco colaborar en las crisis nacionales. Es realmente lamentable. Antes lo hicieron con Andrés Chadwick, el ex ministro del Interior,  «brillante acusación e iniciativa» que  terminará en nada igual que la de hoy contra Piñera.

Todo esto es una tremenda pérdida de tiempo para el trabajo legislativo que ahora se necesita más que nunca para dedicarse de lleno a ayudar a la gente que menos recursos tiene y a reconstruir el país tras la «guerra ciudadana». Todo esto se podría calificar como una tremenda irresponsabilidad de la extrema izquierda y lo digo sin desconocer en ningún momento los errores que haya podido cometer el Presidente Piñera en esta pasada por La Moneda.

La presentación de hoy contra Piñera fue de un grupo de diputados de oposición por su supuesta responsabilidad en «las graves y sistemáticas violaciones a los Derechos Humanos cometidas por agentes del estado en el ultimo mes», según comentó la diputada comunista Carmen Hertz, la jefa del grupo que integran también Daniel Núñez (igualmente del PC), Emiliana Nuyado (PS), Jaime Naranjo (PS) y Carolina Marzán (PPD).

La vocera del Gobierno Karla Rubilar ya había  dicho, frente al caso de Chadwick (el 30 de octubre), que todo esto no suma y que  y que solo «quita tiempo» para discutir temas importantes

Hay que pensar un poquito antes de acusar a Chadwick u a otro personajes de la política  que ya no tengan ningún cargo, como el ex ministro del Interior, quien tampoco, por su propia experiencia ministerial,  bastante frustrante,  tendría ganas de ocupar un nuevo cargo público. Lo que quiero decir con esto es que este tipo de acusaciones en la hora actual de Chile no sirven de nada porque no van a prosperar. Sin embargo, en la política, especialmente en los extremos (izquierda y derecha) hay siempre cabezas cuadradas dispuestas a atornillar al revés de la lógica que habría que mantener en estos momentos difíciles que vive el país y que debería ser de unidad nacional.

Todos los Gobiernos, desde Pinochet hasta Piñera son responsables de que no se haya hecho «un reparto social» más o menos equilibrado y ordenado, porque lo que se hizo alguna vez no ha sido ni siquiera «una repartija». Tampoco la socialista Michelle Bachelet se salva de «este olvido». Los tres pilares de su última campaña presidencial o no tuvieron éxito, no se hicieron o se hicieron mal: Reforma Tributaria, Educación gratuíta para todos y una nueva Constitución. Las consecuencias de estos olvidos, son los que  estamos sufriendo ahora todos los chilenos desde el 18 de octubre en que comenzó la destrucción de las ciudades chilena por rabia acumulada y apoyada por vándalos que nunca faltan.