Por Walter Krohne

El Presidente, como ya le ha ocurrido en otras ocasiones por no decir con frecuencia, demostró una vez más anoche que no está a la altura del estadista que Chile necesita en estos momentos de gran peligro social, político y económico. Simplemente él “ya no da el ancho” para poder resolver los graves problemas chilenos inmediatos. Así al menos lo demostró en la pantalla.

Si ésta fuera la realidad, como se asegura en el mundo político y económico,  estaría claro entonces que como presidente le quedaría   ya  poco tiempo  porque se está enredando en fórmulas y fórmulas que no tienen ningún éxito mientras Chile, ve con impotencia la destrucción de todo lo que se ha construido por años, en casi todas las ciudades chilenas. Sólo veamos la situación de Santiago, Valparaíso, Viña del Mar, Concepción, Talca, Antofagasta, por nombrar sólo algunas, todas están en el suelo.

Todos los esfuerzos presidenciales para esta escalada o despertar social, con “hordas salvajes” que arrasan, saquean e incendian costosas instalaciones y edificios en las ciudades,  han sido hasta anoche inútiles. Desde el día 18 de octubre,  primero anulo el alza del pasaje en el metro (que fue la gota que rebasó el vaso de la protesta social), seguidamente presentó un acta de mejoras sociales que contempló parar las alzas en las tarifas de los servicios básicos e incrementar las jubilaciones de hambre,  luego decreto el estado de emergencia con toque de queda incluido sacando a los militares a las calles, lo que le origino más  problemas al país por las violaciones  a los DD HH y el último fin de semana se abrió, a pesar de la oposición en sus propias filas, a escribir, conjuntamente con todos los chilenos,  una nueva Constitución, lo que los manifestantes en las calles venían pidiendo ya desde el día del estallido social, proceso que la ex Presidenta Michelle Bachelet dejó inconcluso a pesar de haber sido uno de los tres pilares de sus promesas de Gobierno.

En medio de esta violencia, que ha sido también sangrienta (con muertos y muchos heridos), el Presidente,  en vez de hablar con energía o como un verdadero estadista, plantea ingenuamente a los violentistas y a los políticos anoche  un acuerdo de paz y contra la violencia, un acuerdo por la justicia y un acuerdo para una nueva Constitución.

Sabemos perfectamente que lo que ocurre en Chile no es solamente responsabilidad  de Piñera, eso está claro, ya que el mal de este país se arrastra desde la cruenta dictadura militar de Pinochet con modelos draconianos que después los Presidentes de la Democracia no quisieron, no supieron o  no tuvieron la visión de anular o modificar. Tampoco es responsabilidad de Piñera verse enfrentado a una oposición  débil que sigue actuando solo políticamente y no para resolver la actual situación del país. ¿Cómo se puede interpretar el hecho que en  medio de la crisis el Congreso Nacional haya cerrado ayer sus puertas “por medidas de seguridad”,  dejando pendiente el trabajo que urgentemente le había pedido el Gobierno?

Esto no es un chiste señores diputados y senadores. Hoy el economista José de Gregorio anticipó que la economía chilena va a estar «extremadamente débil» por el impacto de la crisis social, advirtiendo incluso que el desempleo podría superar el 10 por ciento «por primera vez en muchísimos años».

Juan Pablo Swett, presidente de la Multigremial de Emprendedores, por su parte, detalló que «la estimación es que se han perdido ya 50 mil puestos de trabajo, equivalentes a casi 50 mil pequeños comercios y empresas que lo perdieron todo».

El problema central de Chile ha sido el neoliberalismo aplicado sin control alguno y con gran despreocupación de la situación de vida o de calle de la gran mayoría de los chilenos, que vive el hambre, miseria, carencias en todo sentido, discriminaciones y en gran parte humillada por las clases más acomodadas y los empresarios que manejan a sus anchas los precios de los productos en general como, por ejemplo,  los medicamentos en las farmacias. Nunca se ha castigado tan severamente  a un empresario corrupto como se castiga a un “pobre diablo” que roba una gallina. ¿Qué hablar de los políticos y sus frecuentes irregularidades?

La crisis social chilena es mucho más grave de lo que se ha dicho y aún mayormente grave cuando son los que usufructuan del modelo para enriquecerse más y más.

El Presidente dejó en claro o dio a entender que Carabineros de Chile no contaría con una fuerza potente y adecuada como la requerida  para poder parar la violencia actual y que piensa reclutar a ex Carabineros y ex funcionarios de la PDI (Policía civil de investigaciones) que han pasado recientemente a retiro. Solamente este anuncio complica más aún la crisis en una visión hacia  futuro.

La vocera del Gobierno Karla Rubilar dio la clave: «La decisión fácil hoy es usar la fuerza;  la difícil, apostar por la Paz y al diálogo. En medio de la prepotencia y el odio, que se levante la democracia y los acuerdos. La historia nos juzgará si estuvimos a la altura».