Por Jessika Krohne
Es impresionante como ha aumentado el uso y la adicción a los celulares en el ultimo tiempo. El celular nos controla la vida. Hace poco fui a una charla muy interesante de Daniel Halpern, doctor en ciencias de la información que hablaba del riesgo de estar expuestos tantas horas frente a las pantallas de celulares. El celular y las Apps nos controlan las vidas. Pedimos comida a través de una aplicación o realizamos la compra del supermercado. Nos comunicamos con amigos a través de las redes sociales o distintas aplicaciones. Efectivamente somos controlados por el celular y eso genera mucha angustia y ansiedad. Por eso han aumentado tan fuertemente el estrés, la depresión y los trastornos de ansiedad en las personas.
El celular se puede comparar con una droga muy adictiva y tiene en el hombre un efecto muy similar. Halpern dice que un video juego para un niño puede ser más potente que la morfina.
Esta adicción ha conllevado a muchos otros efectos negativos como el sobrepeso en niños y adultos que no comen conscientemente porque están pendientes de las redes sociales. Muchas veces ingieren los alimentos frente a las pantallas o comen rápido en la mesa para volver a jugar.
Por otro lado, las personas adultas no se concentran en sus trabajos por sentir la necesidad de tener que conectarse a whatsapp o a las redes sociales constantemente. Están pendientes de los mensajes y eso no los hace rendir adecuadamente.
El uso del celular es por lo tanto negativo para grandes y chicos.
Según dio a conocer Daniel Halpern, hay evidencia científica que considera que las pantallas y las redes sociales son “cocaína electrónica”, como lo nombra el psiquiatra y director del Instituto de Neurociencia y Comportamiento Humano de la UCLA, Peter Whybrow. Aquí es donde empieza el camino hacia atrás sobre qué es lo que nos están haciendo las redes sociales.
Según Halpern, hay tres elementos fundamentales para entender el efecto de las redes sociales en las personas: la dopamina, la mielina y el “parque de las ratas”. “La dopamina es central porque nosotros pensamos en función de un circuito de recompensa”, explico el académico. Esta recompensa es lo que nos genera placer y lo que nos hace querer volver a obtenerlo nuevamente.
Las tres razones que se han dado en esta incidencia que tienen las redes sociales en la salud mental son: la comparación social, el lenguaje negativo y la productividad. La primera corresponde a que en las redes sociales se conoce sólo lo mejor de la otra persona. “Eso es lo que ven las personas, entonces si ya hay alguien que se siente triste, solo, y va a allá y se mete y ve que todos están con amigos y pasándola espectacular…es una daga al corazón”, afirmó el profesor. El lenguaje negativo se da mucho en las redes sociales, pues generalmente los usuarios dicen lo que piensan y no piensan lo que dicen. En cambio, en el cara a cara hay un mayor filtro social, pues se piensa más al momento de hablar. Con respecto a la productividad, el especialista se refiere a la pérdida de tiempo que generan todas las redes sociales y la sensación que a uno le da de ser poco productivo. Eso afecta la salud mental también.

En promedio, una persona ve su celular unas 150 veces al día, es decir unas 10 veces por hora. El celular es para muchas personas una adicción.
La necesidad de conexión es permanente en las personas, sin embargo, hay otro concepto que se perfila como necesidad constante del ser humano y que es esa búsqueda por lo nuevo, la sed de novedad. Eso es lo que se llama Neofilia y es uno de los factores importantes de porqué nos podemos volver adictos cuando estamos frente a las pantallas. “Con tecnología, la novedad es la recompensa. Nos hace adictos a la novedad.
El investigador Stuart McMillen comprobó que, al ponerle diferentes estímulos a las ratas en una caja, como juegos, naturaleza y ratas de otro sexo, por ejemplo, éstas preferían estos elementos antes que la morfina que también se le ponía a su alcance. En cambio, si se las encerraba en una caja sólo con la droga, se volvían adictas a ésta. Es esta misma lógica la que está planteando posibles caminos para resolver el problema de la adicción a las tecnologías.
“Las soluciones que todos plantean en la desintoxicación es que tienen que poner un ‘parque de diversiones’, tienen que salir de la caja de la morfina. Todos concuerdan también en que el contacto con la naturaleza es la actividad principal para sacar cualquier tipo de adicción”, concluyó Halpern.
Hay otras formas también para poder controlar esa adicción a los celularas:
- Ponerse uno mismo límite de tiempo.
- Ponerle al celular control de tiempo. Eso se puede hacer en los ajustes.
- Cargar el celular en un lugar distinto al dormitorio.
- Establecer un día sin celular. Por ejemplo, un domingo sin celular.