Por Gonzalo Mingo Ortega
Cuesta o es imposible decir algo positivo de este par de partidos amistosos jugados por la Selección Chilena de Futbol en el Estadio José Rico Pérez de Alicante, España. Si el empate a 0x0 ante la selección de Colombia que se jugó el sábado, Chile tuvo una actuación desastrosa; la de ayer ante la selección B de Guinea, aunque se ganó 3×2, además de desastrosa fue pobre y triste.
Triste porque lo visto a través de la TV, en donde pudimos apreciar un estadio vacío, con no más de 800 personas que entraron gratis, presenciamos una vulgar “pichanga”, como las que se juegan en cualquier barrio de Santiago, en un partido de solteros contra casados.
Ante los cafeteros, la roja no tuvo ideas, ni esquema táctico y no se jugó a nada. Explico lo de nada: Todo equipo de futbol o selección de un país que se precie de tal, al entrar a una campo de juego, los aficionados e hinchas que llevamos un largo transitar en esto del futbol, al poco rodar la pelota y observar como se para el equipo, nos damos cuenta cual es el director técnico que esta al frente del cuadro. Tales son los casos de Marcelo Bielsa, Jorge Sampaoli, Beñat San Jose, y apelando a la memoria, Cesar Luis Menotti, Salvador Bilardo y el nuestro Luis Santibáñez que tenía un esquema ultra defensivo, feo para la vista pero en algunas oportunidad muy resultadista.
Nos puede gustar o no la forma de jugar, o de plantear los partidos de un determinado entrenador, pero lo que no puede pasar es lo que le sucede a este Chile de Reinaldo Rueda, que no se sabe a qué juega y menos que pretende con su “des-esquema”, en definitiva un desorden total.
Por ejemplo, en el encuentro con Colombia y por nombrar solo dos casos, Cesar Pinares que es un muy buen jugador, Rueda lo hace jugar en una posición distinta que en Católica, y no gravita como debería ser con la roja. Con Arturo Vidal pasa lo mismo, en el Barcelona se ubica por el sector derecho del campo y de la mitad hacia arriba, con llegada al arco contrario, sin embargo en la selección juega por todas partes, incluso y aunque parezca una paradoja en varias oportunidades se le vio en ambos encuentros al lado de Claudio Bravo despejando balones comprometidos.
Y lo visto ayer ante la Selección de Guinea B, fue altamente preocupante porque Chile enfrento a una selección de un país sin mucha tradición futbolística (lugar 74, ranking FIFA), al que en esta oportunidad le faltaron seis o siete titulares, como Keita, juega en el Liverpool, Diawara, en la Roma y Kamano en el Girondins de Burdeos, solo estos tres tienen un valor de USD 88 millones. Frente a este rival diezmado, que este año no ha ganado ningún partido, Chile pudo haber perdido o empatado lo que habría transformado esta pichanga en un bochorno mayúsculo. Veo en nuestra selección un problema físico latente, le cuesta mucho disputar los balones divididos y en velocidad somos superados casi siempre.
Para terminar, a la Roja, no le basta con que Vidal y Bravo se hablen o se soporten y tengan un desempeño relativamente bueno. Salvo Cesar Pinares, Paulo Diaz y un poco Pulgar y Maripan, son los que se podrían llamar nombres del recambio, los otros no dan la talla, para reemplazar a los integrantes de la generación dorada. Con esto no nos alcanza para viajar al Mundial de Qatar el 2022. La selección chilena regresa de la tierra de los dulces turrones, con un sabor amargo, y no sabemos, si lo peor esta por venir.