Por Martín Poblete

Al ordenar el retiro de las fuerzas de Estados Unidos en el norte de Siria, el Presidente Donald Trump cometió un grave error militar y político, tendrá muchas razones para arrepentirse bastante mas temprano que tarde.

Con su decisión, Trump traicionó a quienes eran sus aliados, y abrió implícitamente las puertas a la invasión del norte de Siria, habitado por kurdos, por las fuerzas armadas de Turquía en operación eufemísticamente presentada por el Presidente Erdogan como «manantial de paz (¡?)».  Primero, algunas precisiones sobre los kurdos.

Las potencias coloniales occidentales, Francia y el Reino Unido, intentaron reordenar el Medio Oriente con posterioridad al colapso del Imperio Turco Otomano posterior al fin de la Primera Guerra Mundial, en un comienzo hubo variados enfoques particularmente  en Londres.  Entonces, Lord Curzon, a la sazón Virrey de India, sugirió seguir lineamientos étnicos y religiosos en trazar límites de nuevos países; sin embargo, se impusieron los mandarines en el Foreign Office  quienes optaron por seguir los acuerdos establecidos en el Pacto Sykes-Picot, por Sir Mark Alan Sykes y el Embajador Francois-Georges Picot.

El resultado, no fue el único, distribuyó a los kurdos  en cuatro países, una pequeña minoría en Iran, el grueso de su población en el noreste del recién inventado Irak, otro grupo importante en el sureste de Turquía, y un cuarto segmento en las dos provincias en el norte de Siria colindantes con Turquía.  Con algunas incidencias, este ordenamiento se mantuvo hasta fines de la década de los 1970, con la fundación del PKK, movimiento insurreccional armado kurdo en territorio de Turquía.  De mucha mayor gravedad fueron los sucesos durante el alzamiento de una entidad recién organizada a comienzos del Siglo XXI, Estado Islámico,  operando en el marco de la guerra civil de religión sacudiendo al Islam en un amplio arco desde África sub-sahariana hasta Filipinas;  el colapso del ejército iraquí reorganizado por los estadounidenses en el curso de su propia guerra de ocupación en Irak, permitió la refundación del mítico ejército kurdo, Peshmerga, bajo la tuición de la División Quds del Ejército iraní al mando del Mayor General Kassem Suleimani, quedando al final la región autónoma «de facto» en el Kurdistán iraquí con el liderazgo del veterano político Mansoud Barzani.

Los kurdos en el norte de Siria, sacudidos por los efectos del desorden geopolítico producto de la prolongada guerra civil en ese país, decidieron organizarse en fuerzas militares llamadas de «auto defensa» al mando de un general de milicias Masloum Abdi, fuerza que tuvo éxito en ordenar la situación de seguridad ciudadana y territorial, contuvo la expansión del conflicto civil sirio, luego hizo lo mismo con Estado Islámico;  en este punto llamaron la atención del gobierno de Estados Unidos, los americanos estaban desesperados por encontrar algún grupo confiable con el cual poder tratar, después del fracaso del modelo de intervención en la  guerra civil de Siria diseñado por la CIA con sus adláteres en Israel y Arabia Saudita, el éxito del acuerdo con los kurdos fue especialmente notorio en la derrota de las fuerzas del Estado Islámico en la zona bajo control kurdo, esto hace aún mas difícil entender el inmenso disparate de Donald Trump.

Al día de hoy, en su primera semana de operaciones, la invasión turca del norte de Siria ha puesto en terreno  fuerzas armadas en el modelo OTAN, frente a ese poder de fuego los paramilitares kurdos solo pueden aspirar a demorar y molestar; el avance turco viene acompañado de la correspondiente tragedia humanitaria, muerte de civiles en bombardeos de aviación seguidos por ataques de artillería, ambas formas de guerra indiscriminada, las bombas y misiles «inteligentes» no existen; a lo anterior se agrega el desplazamiento de miles de personas forzadas a dejar sus residencias y lugares de trabajo, mientras los militantes del Estado Islámico en las prisiones custodiadas por fuerzas kurdas salen en inesperada libertad, las prioridades de los kurdos están en otro frente.

En lo geopolítico, nadie sabe para quien trabaja, Mazloum Abdi ha pedido ayuda al gobierno del Presidente Bashir El Assad, quien de inmediato ha dispuesto el retorno del ejército sirio en operación que se perfila como restablecimiento de soberanía en área con aproximadamente 20% del territorio de Siria.  Otro asunto por evaluar es si el Presidente Erdogan va consiguiendo los objetivos trazados al ordenar la invasión,

La entrada del ejército Árabe Sirio en Mahnich

(aporte de la Redacción Central de Kradiario)

El Ejército Árabe Sirio entraba anoche en Manbich, una vez evacuadas las últimas tropas estadounidenses, según la agencia oficial siria. Algo similar parecía inminente en Kobani y otras localidades cercanas a la frontera, mientras que ya era una realidad en Tel Tamer, Ain Isa o Taqba.

El acuerdo desesperado –ante la ofensiva turca– a que se han visto abocados los kurdos de las Unidades de Protección Popular (YPG) ha puesto a tiro de Bashar el Asad, de la noche al día, más de un 90% del territorio sirio.

A medida que el ejército sirio se aproxima a su frontera norte, por primera vez en siete años, aumenta también el riesgo de confrontación con las tropas invasoras turcas y sus aliados islamistas. La misma Manbich ha sido una fijación para el ejército de Ankara, obsesionado con barrer al este del Éufrates a la milicia kurda.

Ayer Recep Tayyip Erdogan aún declaraba inalterados sus planes de tomar Manbich, mientras saludaba la salida de las tropas estadounidenses. El presidente turco también se mostraba agradecido de Rusia, que el viernes vetó en el Consejo de Seguridad de la ONU una iniciativa franco-británica contra su ofensiva.

Para los ciento sesenta mil desplazados generados por la operación Manantial de Paz de Erdogan –que se unen a los seis millones que les han precedido en todo el país– el regreso del Ejército Árabe Sirio abre en todo caso una ventana de esperanza. Muchas ciudades del nordeste sirio –sobre todo aquellas con importante presencia cristiana, como Hasaka o Qamishli– han recibido con júbilo el retorno del ejército regular.

Muchos kurdos –miles de los cuales intentan cruzar al Kurdistán iraquí– muestran también alivio, pese a la decepción para aquellos más identificados con las YPG. “Son medidas de emergencia”, dicen, negándose a creer que el precio a pagar por la supervivencia vaya a ser Royava.

La abrupta retirada estadounidense ha puesto patas arriba el tablero sirio. Pero la sucesión de acontecimientos no parece improvisada. Si no salta ninguna chispa en la frontera, con dos ejércitos regulares frente a frente, lo cierto es que el final de la guerra parece ahora mucho menos lejano que hace una semana.

Recep Tayyip Erdogan y Vladímir Putin se ven de media cada cinco o seis semanas desde hace dos años. Y la dinámica en la guerra de Siria hace más de un año que responde a lo que Ankara, Moscú y Teherán pactan en Nursultán –la antigua Astaná– y no en el achacoso proceso gestionado por la ONU en Ginebra.

Rusia ya medió hace veinte años entre Ankara y Damasco, enfrentadas por el caudal del Éufrates, por Iskenderun –la provincia siria que los franceses cedieron a Turquía– y sobre todo por el apoyo de los baasistas sirios al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, dijo este martes  que la operación militar que lanzaron las fuerzas armadas de su país en el noreste de Siria seguirá adelante hasta que «la amenaza terrorista sea eliminada», y aseguró que la ofensiva militar, que en la práctica supone la invasión de territorio sirio, se lleva a cabo según un plan presentado por Ankara al Consejo de Seguridad de la ONU.

«La operación continuará mientras la amenaza terrorista no sea eliminada… Proseguirá hasta que cumplamos plenamente los objetivos que nos hemos planteado”, dijo el mandatario turco, que participa en la Séptima Cumbre de Países Turcomanos, que tiene lugar en la capital de Azerbaiyán, Bakú. Numerosos países, entre ellos Alemania, España y Francia, han llamado a Turquía a frenar la ofensiva.

«Pido a los países hermanos que apoyen a Turquía en la lucha contra el terrorismo”, agregó Erdogan, cuyas declaraciones se producen un día después de la advertencia lanzada por su homólogo estadounidense, Donald Trump, que endureció el tono frente a Turquía y también pidió que ponga fin a la operación militar en Siria, amenazándolo con sanciones.

«Limpiamos de terroristas”, subrayó el líder turco revelando que Ankara tiene dos objetivos: «La eliminación de la amenaza terrorista y el retorno de los refugiados”. «En siete días de operación hemos limpiado de terroristas mil kilómetros cuadrados de territorio. Garantizamos la seguridad de nuestras fronteras”, subrayó. En cuanto a los refugiados sirios, estimó que en la primera etapa regresará al país árabe un millón de personas y, en la segunda, dos millones.

La ofensiva turca quiere hacer desaparecer del norte de Siria a la milicia kurda Unidades de Protección Popular (YPG), considerada un grupo «terrorista» por Ankara, pero aliada de la comunidad internacional en su lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico. Además, Turquía reforzó su presencia militar en las zonas bajo su control en el norte de Siria ante el avance inminente del Ejército de Siria, cuyas fuerzas llegaron a un acuerdo con las milicias kurdas para frenar el avance turco.

Mientras tanto hay ahora preocupación en el gobierno estadounidense y su presidente Donald Trump está asustado y en castigo contra Erdogan sancionó a tres ministros turcos y dos ministerios. También considera que la ofensiva turca es «una amenaza inusual y extraordinaria» y atenta contra los esfuerzos de derrotar al Estado Islámico.

Trump arrepentido

«Estados Unidos responsabiliza al gobierno turco por el aumento de la violencia por parte de las fuerzas turcas, poniendo en peligro a civiles inocentes y desestabilizando la región», dijo el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, en un comunicado. Sin embargo todos se olvidan ahora que fue Trump quien decidió retirar las tropas estadounidenses en el callejón sirio.

Por otro lado, el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, anunció en otro comunicado el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva «para presionar a Turquía para detener su ofensiva militar contra el noreste de Siria y adoptar un alto el fuego inmediato».

En la orden ejecutiva, Trump consideró que las acciones militares de Turquía «socavan la campaña para derrotar al Estado Islámico en Irak y Siria, pone en peligro a los civiles y amenaza con acabar con la paz, la seguridad y estabilidad de la región».

«Por lo tanto, constituye una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de Estados Unidos. Por la presente declaro una emergencia nacional para hacer frente a esa amenaza», agregó el mandatario.