El primer ministro etíope, Abiy Ahmed, ganó este viernes el Premio Nobel de la Paz por sus esfuerzos en favor de la paz y la cooperación internacional y muy especialmente por su decisiva iniciativa de resolver el conflicto fronterizo con la vecina Eritrea tras años de luchas, informó hoy el Comité del Nobel en Oslo.
Con el premio concedido al líder etíope, nacido en 1976 en Beshasha, se quiere «reconocer a todos los actores que trabajan por la paz y la reconciliación en Etiopía y en las regiones del este y noreste de África», remarcó el Comité en Oslo.
Abiy Ahmed, de padre musulmán de la etnia oromo y madre cristiana ortodoxa de Ahmara, ha emprendido un camino de profundas reformas en un sistema político marcado por los equilibrios étnicos. Ingeniero informático de formación, se unió desde joven al grupo armado que forzó la caída del dictador Mengistu para, posteriormente, entrar en el Ejército, donde desempeñó tareas de comunicación e inteligencia. En paralelo comenzó su carrera política en el Partido Democrático Oromo, convirtiéndose en diputado de la coalición gobernante en 2010.
La Oficina del galardonado primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed consideró hoy que es un «orgullo» y el «reconocimiento eterno» a los ideales de «unidad, cooperación y coexistencia mutua».
«Este reconocimiento es un testimonio eterno a los ideales del Medemer (en amárico «permanecer juntos» o «sinergia») de unidad, cooperación y coexistencia mutua que el primer ministro ha permanentemente liderado», expresó la Oficina en un comunicado.
El Nobel de la Paz cierra la semana de estos prestigiosos galardones, que se abrió el lunes con el de Medicina, seguido de los de Física y Química, hasta llegar ayer al de Literatura (Leer en Kradiario). El lunes se dará a conocer el último, el de Economía.
Conflicto Etiopía-Eritrea
La independencia de Eritrea en 1993 se produjo en muy buenos términos con el gobierno de Etiopía. No obstante, pocos años después estos ex aliados comenzaron a tener serias discrepancias sobre las fronteras, hasta el punto que el 6 de mayo de 1998 las tropas eritreanas ocuparon y anexionaron la región de Badme. Esto dio lugar a pequeños enfrentamientos que sirvieron para que Eritrea acusara a Etiopía del asesinato de varios funcionarios de aquella e invadiera con un gran número de fuerzas a su vecino. Etiopía declaró la guerra y movilizó su ejército con el fin de contraatacar. En febrero de 1999, Etiopía lanzó una ofensiva que le permitió recuperar la ciudad de Badme.
Justamente en el marco de este conflicto histórico, el Comité del Nobel valoró la firma de la paz entre Etiopía y Eritrea, un viejo conflicto que enfrentaba a los dos países vecinos y que concluyó con el
restablecimiento de las relaciones diplomáticas el 8 de julio de 2018, pero también sus constantes esfuerzos hacia la paz en Sudán del Sur y en Sudán, donde a instancias de la Unión Africana logró que civiles y militares golpistas firmaran un acuerdo para la creación de un consejo de transición.
Sin embargo el afán reformista de Abiy Ahmed, que en el ámbito de la economía persigue la liberalización y apertura de la economía, no ha sido bien recibido por todos. El 23 de junio de 2018, apenas tres meses después de su llegada al poder, le lanzaron una granada que le explotó a menos de 20 metros aunque no le causó ningún daño. Las primeras investigaciones apuntaron a sectores involucionistas dentro del Ejército y las fuerzas de seguridad.
El Nobel de la PAz 2019 causó ciertas sorpresas porque muchos apuntaban como firme candidata a la adolescente noruega Greta Thunberg, que se ha erigido en un icono de la lucha contra el cambio climático.
El premio de la Paz se fue ya el año pasado a África, al recibirlo el médico congoleño Denis Mukwege, que lo compartió con la activista iraquí yazidí Nadia Murad, ambos distinguidos por sus esfuerzos para terminar con el uso de la violencia sexual como arma de guerra y en conflictos armados.