Un nuevo diario independiente suspendió la circulación en Nicaragua por dificultades económicas y medidas encubiertas contra la libertad de expresión de parte del gobierno sandinista, como por ejemplo las dificultades para importar papel de prensa y tintas.
La medida afecta también a su diario asociado Metro, que circulaba de forma gratuita, según un comunicado del medio. No aclaró si ambos medios seguirán funcionando de manera digital.
En una declaración, la dirección de El Nuevo Diario dijo tomó la decisión «debido a dificultades económicas, técnicas y logísticas que hacen insostenible su funcionamiento”.
El informe no ofreció detalles sobre los problemas económicos que llevaron al cierre del periódico, fundado en mayo de 1980 por periodistas vinculados al sandinismo pero que tomaron una posición crítica al régimen del presidente Daniel Ortega tras las protestas sociales que comenzaron en abril del año pasado.
Tanto El Nuevo Diario como La Prensa, fundado hace 93 años y también crítico de la dictadura sandinista, han denunciado desde hace meses un “boicot aduanero” por la retención de sus importaciones de papel y tinta. El propósito es que ambos diarios desaparezcan de la circulación nacional.
En distintas oportunidades los directivos de ambos medios calificaron la medida como una “censura de facto”. La Prensa ha informado que sólo tiene papel y tinta para operar un par de meses más.
En un comunicado, la filial en Nicaragua de la organización mundial de escritores PEN Internacional expresó su “consternación” por el cierre de El Nuevo Diario y Metro e instó al régimen sandinista a “detener la campaña de acoso, intimidación y agresiones contra medios independientes”.
En los últimos días, la radio Corporación, conocida por sus férreas críticas a la dictadura, denunció la destrucción parcial de su principal antena de transmisión, mientras la radioemisora Darío, en la ciudad de León, en el occidente, dijo que sufrió el “asedio” de presuntos paramilitares.
Desde su llegada al poder desde enero de 2007, Daniel Ortega, quien liderara la revolución sandinista que sacó del poder al dictador de derecha Anastasio Somoza, inicio su estrategia para tomar control de los medios de comunicación y ahogar a los que mantienen una linea independiente, eso con su antiguo aliado la empresa privada. La mayoría de medios periodísticos están en poder del régimen, muchos de ellos adquiridos con fondos de la ayuda petrolera venezolana.
La directora para las Américas de Amnistía Internacional, Erika Guevara Rosas, declaró que “es deplorable que las autoridades en Nicaragua sigan reprimiendo a la prensa y violando su derecho a informar. Durante el último año, las valientes personas que se dedican al periodismo y quienes trabajan en los medios de comunicación han enfrentado ataques mientras cubren protestas y han sido hostigados y perseguidos por ejercer su libertad de expresión y hacer su trabajo. Otras, como Lucía Pineda y Miguel Mora del canal 100% Noticias, han sido detenidas y continúan en prisión. Ante esta situación, más de 70 periodistas y personal de medios de comunicación se han visto obligados a salir del país.”
El 18 de abril de 2018, una serie de reformas a la seguridad social provocaron protestas sociales generalizadas en toda Nicaragua. En respuesta a estas manifestaciones, el gobierno nicaragüense adoptó una estrategia de represión violenta. Desde entonces, varios centenares de personas han muerto, principalmente a manos de las fuerzas de seguridad del Estado y de grupos parapoliciales; más de 2.000 han resultado heridas; centenares han sido detenidas arbitrariamente; y decenas de miles han huido a Costa Rica.