En 37 minutos el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que este lunes se burló de la activista medioambientalista sueca Greta Thunberg de 16 años, confirmó este martes su visión frente al resto del mundo consistente en primer lugar en una férrea política aislacionista y siempre en favor de Estados Unidos sin importar el resto.

“El futuro no pertenece a los globalizadores, el futuro pertenece a los patriotas”, dijo en el foro de las Naciones Unidas en Nueva York.

América First significa tener las fronteras cerradas, no buscar enemigos –queremos amigos y no adversarios- y seguir aumentando la fuerte inversión que el actual Gobierno en Washington realiza en el Ejército y en el aparato militar en general.

“No queremos entrar en guerras infinitas que no acaban nunca”, agregó al condenar a Irán, al parecer su actual peor enemigo y al que describió como el principal patrocinador del terrorismo internacional e impulsor de las guerras de Yemen y Siria.

Así confirmó que había muerto definitivamente el tratado para impedir el desarrollo nuclear con los iraníes y prometió que a cada ocasión que pueda endurecerá las sanciones contra ese país.

Trump pareció pronunciar un discurso electoral como si estuviera en cualquier otro  lugar  de Estados Unidos y no en las Naciones Unidas,  porque hizo una apología del diálogo entre las naciones destacando que su país tiene ahora amigos que fueron sus enemigos, citando el caso del dictador norcoreano, Kim Jong-un, al que le exigió que acepte la total desnuclearización de Corea del Norte.

Pero contrariamente se olvidó rápidamente del acercamiento amistoso y justificó, en cambio,  la despiadada guerra comercial contra China explicando que él solamente había corregido lo que describió como situación injusta y tolerada desde hace años por Occidente.

En medio de un autoelogio al impulso económico que vive Estados Unidos, Trump puso los cimientos de su ideología nacional.

Su política nacionalista le permitió defender el patriotismo y rechazar el multilateralismo que el secretario general de las Naciones Unidas,  António Guterres, había defendido arduamente en su discurso inaugural de la Asamblea General. “No sólo vemos fronteras sino corazones que se cierran”, afirmó el líder de la ONU.

Guterres le habló al mundo y Trump le habló a Trump y lo hizo también por Trump. Así insistió en que Estados Unidos tiene todo el derecho de defender sus fronteras. “A los que cruzan de manera ilegal les digo que no paguen a los contrabandistas, a los coyotes, que no corran riesgos, no pongan en peligro a sus hijos porque los haremos regresar a sus países; mientras yo sea presidente no entrarán porque aplicaremos nuestras leyes y defenderemos nuestras fronteras”, aseguró el mandatario.

Definió como “la industria de activistas radicales” a todos quienes promuevan las fronteras abiertas y así descalificó a los funcionarios de las Naciones Unidas de quienes dijo que eran “burócratas globales que atacan la soberanía de los países”. Son integrantes de “entidades internacionales que pisotean nuestros derechos”.

Por esta razón, EE.UU. no firmará el tratado de control de armas impulsado por la ONU, dijo. “Esto afecta al derecho de los ciudadanos estadounidenses a defenderse” y ensalzó que la Segunda Enmienda, la que legaliza el portar armas en Estados Unidos, porque fue una decisión de “los padres fundadores” de la Patria.

Demócratas estudian posible «impeachment» contra Trump

Foto derecha:Trump saluda a Nancy Pelosi en una imagen de archivo.

Mientras Trump hablaba en las Naciones Unidas, la dirigenta demócrata Nancy Pelosi  estaba reunida con los altos mandos y máximos «cerebros» de su partido para decidir la presentación de un «impeachment» (juicio parlamentario) contra el Presidente Trump por su  conversación telefónica con el presidente de Ucrania Volodímir Zelenski, en julio pasado, en la que que pedía investigar al hijo del exvicepresidente de EE UU Joe Biden (hoy precandidato demócrata a la Presidencia y rival de Trump en las elecciones dentro de un año). El hijo de Biden es Hunter Biden y Trump habría pedido a Zelenski que lo investigara por su papel en la principal empresa privada de gas de Ucrania, Burisma, a fin de utilizar estos antecedentes en la campaña en contra de su padre,  hoy candidato demócrata.

Se dice que en la conversación telefónica el mandatario estadounidense habría coaccionado al presidente ucraniano para que le entregue la información requerida a cuenta de algunos favores relacionados con «asistencia oficial» de la Casa Blanca.

Todo comenzó con la denuncia realizada en un artículo publicado por el diario Washington Post. Si esto es real y comprobable, Trump puede ser enjuiciado en el Congreso por uso de  su poder para presionar a un líder extranjero con el fin último de perjudicar a un rival político estadounidense, lo que significaría «una flagrante e inaceptable violación a la ley».

Sin embargo, el día clave es este miércoles si la Casa Blanca publica la transcripción de su conversación telefónica con el mandatario ucrania, como dijo el mismo Trump por twitter que ya «la había autorizado».

“Para mantener y defender la Constitución, el Congreso debe determinar si el presidente estaba dispuesto a usar su poder (en la conversación telefónica con Zelenski) y retener fondos de asistencia para convencer a un país extranjero de que le ayudara de cara a las próximas elecciones”, se lee en la carta de los congresistas Gil Cisneros, Jason Crow, Chrissy Houlahan, Elaine Luria, Mikie Sherrill, Elissa Slotkin y Abigail Spanberger, todos ellos en su primer mandato en el Capitolio de EE UU.

“Hemos entregado nuestras vidas al servicio y la seguridad del país”, aseguran los congresistas, que enfatizan que no son políticos profesionales, sino que provienen de sectores como el Ejército, el departamento de Defensa o el espionaje. “Ahora, nos unimos para mantener ese juramento [de defender el país] ante el terreno desconocido en el que nos adentramos y las alegaciones hechas contra el presidente Trump”, escriben los siete representantes.