Su nombre es Jorge Sanjinez y figura como héroe de la operación militar más grande del mundo efectuada en agosto de 1944. Sanjinez retornó ahora a Europa, después de 75 años. El lucho como muchos otros latinoamericanos, junto a estadounidenses y europeos, contra la cruenta tiranía nazi hitleriana.

Entonces,  Sanjinez,  era un joven de 22 años cuando desembarcó junto a sus compañeros de la brigada belga Piron en la playa de Courseulles-sur-Mer… Durante aquel mes de agosto de 1944, la brigada integrada en la 6ª División Aerotransportada participó en los violentos combates de Normandía que liberarán la Côte Fleurie para finalizar en llegada triunfal a Bruselas, el 4 de septiembre de ese mismo año.

El veterano de guerra confirma que él se “considera un héroe de la Segunda Guerra Mundial. Con el respeto debido a los que están enterrados”, pero ciertamente se le reconoce como el , dice el veterano. Aparte de aquello el es considerado el último superviviente latinoamericano que luchó contra la Alemania nazi.

En 2017 fue condecorado por el embajador francés en Perú con la máxima distinción que otorga el país europeo, la cruz de caballero de la Legión de Honor. Esta vez, y gracias a una recolecta de fondos, se pudo organizar su regreso a las costas normandas 75 años después para recibir in situ varios homenajes como antiguo combatiente de la Segunda Guerra Mundial.

“El haber regresado a un lugar tan tremendo como fue Normandía… me duele mucho y lo único que hice fue llenar mis ojos de lágrimas por todos los caídos”.

En enero de 1946, Sanjinez  terminó su misión de tres años como soldado en Europa y volvió a su Patria, Perú, pus0 punto y final a su carrera de defensa, vuelve a Perú después de dar tres años de su vida y juventud a la causa de la libertad.

 «Para las futuras generaciones, sobre la guerra… Me parece que estamos de acuerdo. La guerra no es para jugar. La guerra sirve para determinar la vida de cada quien y jamás estaré de acuerdo para ir a matar o que lo maten a uno”, concluye el veterano.

 

Sanjinéz vuelve a contar su historia

El columnista Renzo Giner Vásquez  publicó en el diario El Comercio de Lima esta semana una amplia crónica sobre la historia de Sanjinez con un relato histórico muy interesante.

Los trazos que dejaban las balas en el cielo y los cadáveres flotando en la playa de Courseulles-sur-Mer, en la costa de la región francesa de Normandía, eran algunos de los primeros recuerdos que se le venían a la mente a Jorge Sanjinez la primera vez que recibió a El Comercio en su casa.

Tenía problemas para escuchar y se apoyaba en un bastón para caminar, pero su memoria era envidiable. Su testimonio en aquella oportunidad sirvió para darnos cuenta de que, pese a que el Perú se mantuvo oficialmente neutral durante la mayor parte de la Segunda Guerra Mundial, los peruanos “estuvimos presentes de otras formas”.

Sanjinez nació el 24 de enero de 1917 en Moquegua, pero pasó parte de su infancia en Bolivia, junto a su familia. Los golpes que sufrió a manos de su padre provocaron que a los 12 años escapara de su casa y llegara a Lima. En la capital tuvo que vivir en la calle, alternando entre plazas, jirones e incluso un espacio dentro de un burdel.

Con el tiempo consiguió un trabajo en el desaparecido hipódromo de San Felipe, en Jesús María. Para 1942, con 25 años, un amigo se le acercó para darle una noticia que le cambiaría la vida. «La embajada de Bélgica está buscando soldados para ir a la guerra«, le dijo.

Tras conseguir un permiso presidencial y tras los exámenes médicos de rigor, Sanjinéz envió sus documentos a Inglaterra, país encargado de coordinar a las fuerzas belgas que en 1940 se habían exiliado de su país tras la capitulación del rey Leopoldo III ante los nazis.

Treinta días después llegó una carta a su casa: había sido aceptado, ahora era parte de la Brigada Pirón y en 5 días, el 11 de enero de 1943, debía abordar un barco que recogería a voluntarios chilenos y argentinos para llevarlos a EE.UU. Una nota le indicaba, además, que debía portar su pasaporte peruano, por si los nazis interceptaban a la embarcación en el camino.

En este punto es necesario aclarar que Sanjinez no fue el único peruano dentro de esa unidad. Una investigación de El Comercio publicada en el 2017 reconstruyó gran parte de la historia de los peruanos Luis Miguel Chirichigno, Arnoldo Zamora, Carlos Pérez Barreto y Carlos Oyanguren, además del francés André Layseca -quien luego se estableció en Perú-, todos ellos miembros de la Brigada Pirón.

En 1946 Sanjinez regresó a Lima y pasó los siguientes dos años como desempleado hasta que encontró un puesto en la antigua empresa de telefonía. Posteriormente se incorporó a la compañía aérea Faucett donde llegó a ocupar el cargo de gerente comercial hasta la década de 1970, cuando se jubiló.

Tiene cinco hijos y ha sido condecorado en seis ocasiones. La más reciente fue la que le entregó el gobierno de Francia en el 2017, la Legión de Honor en grado de caballero, máxima distinción en ese país. Aunque, probablemente, la más especial siga siendo la que recibió a nombre del rey de Bélgica.

«La medalla más importante que me dieron fue por construir una pasarela [puente temporal en época de guerra] que nos permitió llegar a Bélgica. Es una medalla de valor”, le recordó a Renzo Giner Vásquez  del diario El Comercio de Lima.