La más reciente tragedia en la familia Kennedy ocurrió este jueves: Saoirse Kennedy Hill (foto de portada) -una de las nietas de Robert F. Kennedy murió por una aparente sobredosis a los 22 años.

Robert Kennedy, era hermano de John Fitzgerald Kennedy (JFK- Presidente de EE UU entre el 20 de enero de 1961 y el 22 de noviembre de 1963, día en que fue asesinado en Dallas Texas). Robert también fue asesinado en junio de 1968 en la ciudad de Los Angeles en California, cuando era precandidato presidencial por el Partido Demócrata.

Su viuda Ethel Kennedy, de 91 años, declaró este viernes en un comunicado que «nuestros corazones están destrozados por la pérdida de nuestra amada Saoirse. Su vida estuvo llena de esperanza, promesa y amor».

El fallecimiento de Saoirse, sin embargo, apenas ha sido uno de varios eventos traumáticos sufridos por su familia, conocidos por la opinión pública estadounidense como la «maldición de los Kennedy».

Tras los asesinatos de los dos hermanos, ambos con  brillantres carreras políticas,  el primer hijo varón de JFK y Jacqueline Bouvier, murió el 16 de julio de 1999, cuando la avioneta que pilotaba se estrelló en el océano Atlántico, a unos 12 km de la isla Martha’s Vineyard, Massachusetts, en el noreste de Estados Unidos.

John John, como era conocido, era un hombre carismático de 38 años de edad. Junto a él fallecieron su esposa, Carolyn Bessette, de 33 años, y su cuñada, Lauren Bessette, de 34 años.

Su muerte tuvo gran impacto no solamente por tratarse de un horrible accidente aéreo,  sino porque Kennedy era una figura sobre la cual los medios estadounidenses habían puesto su atención prácticamente desde su nacimiento.

Pero John John y su tío Joe Jr. (muerto en la Segunda Guerra Mundial) no son los únicos que perdieron la vida en accidentes aéreos. En 1948, Kathleen Kennedy, la segunda de las hermanas de JFK, falleció cuando volaba hacia el sur de Francia junto a su pareja, el conde William Wentworth-Fitzwilliam, un militar y aristócrata británico.

Carta de Saoirse esctrita hace tres años

La carta fue publicada el 3 de febrero de 2016, en la cual la joven expresaba varios complejos episodios por los que pasó durante su estresante época universitaria, incluido intentos de suicidios y el ataque sexual del que fue víctima.

«Mi depresión se arraigó al principio de mis primeros años de educación media y estará conmigo por el resto de mi vida. Aunque en general fui una niña feliz, sufrí episodios de profunda tristeza que me hicieron sentir como una pesada roca en el pecho. Estos combates iban y venían, pero no me afectaron exteriormente hasta que llegué al segundo año de Deerfield» (villa o pueblo ubicado en el condado de Lake en el estado estadounidense de Illinois que no alcanza a tener 25.000 habitantes).

«Comencé a aislarme en mi habitación, a alejarme de mis relaciones y a renunciar a mis tareas escolares. Durante las últimas semanas de la primavera, mi tristeza me rodeaba constantemente», continuó.

Con respecto al abuso sexual que sufrió durante esos años, la joven explicó, «mi sentido de bienestar ya estaba comprometido, y lo perdí totalmente después de que alguien a quien conocía y amaba rompió los límites sexuales serios conmigo. Hice lo peor que puede hacer una víctima y fingí que no había pasado. Todo esto se convirtió en demasiado, y traté de quitarme la vida». «Regresé a la universidad en el otoño de mi tercer año, pero me di cuenta de que no podía manejar el estrés que Deerfield representaba. Fui a tratamiento para mi depresión y regresé para mi último año», dijo Kennedy. «Espero que el Centro de Salud llegue a los estudiantes antes de que regresen de su licencia médica para discutir cómo la escuela puede hacer que su adaptación a Deerfield sea menos difícil.

Si me hubieran contactado, les habría hecho saber que quería que mis circunstancias fueran compartidas con mis maestros y consejeros antes de regresar; esto habría hecho mi transición mucho más fácil», describió la joven.