El informe entregado por la Alta Comisionada de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (ONU) Michelle Bachelet es francamente demoledor para el gobierno venezolano de Nicolás Maduro que anota solamente en 2018 una cifra de 5.287 muerrtos por la violencia y los abusos policiales que se definen como “resistencia a la autoridad” que equivalen a unos 13 muertos diarios sumando a la cifra del 2018 las de este año que ya llegan a 1569.

La grave situación, dice el informe conocido este jueves en Ginebra y Nueva York,   ha tenido como consecuencia la migración de cuatro millones de venezolanos a otros países de la región u a otros continentes, lo que en consecuencia la democracia ha tenido un deterioro profundo.

Este informe, rechado este mismo jueves, por Maduro, fue publicado comprendiendo las conclusiones logradas durante  la visita de Bachelet a Caracas a mediados de junio pasado, como también el trabajo técnico del Alto Comisionado para Derechos Humanos realizado durante algunos meses en  Venezuela.

El documento insta al Gobierno de Nicolás Maduro a «adoptar de inmediato medidas específicas para detener y remediar las graves vulneraciones» que asfixian a millones de personas. De lo contrario, advierte, «continuará el éxodo sin precedentes de emigrantes y refugiados que abandonan el país y empeoran las condiciones de vida de quienes permanecen en él».

Según Naciones Unidas, que se basó en 558 entrevistas con víctimas y testigos directos, el chavismo «ha desmontado el sistema de control institucional sobre el poder ejecutivo». A la crisis de la separación de poderes se añade una emergencia económica que el informe atribuye abiertamente no solo a la imparable hiperinflación sino también a «las políticas económicas y sociales adoptadas durante la última década», que han acabado por debilitar los sistemas de producción

«Las Fuerzas de Acciones Especiales (Faes), que  es una unidad de represión y respuesta rápida creada en 2017 para combatir el crimen organizado, ha sido presuntamente responsables de numerosas ejecuciones extrajudiciales en operaciones de seguridad, al igual que el CICPC [la policía científica]. Los servicios de inteligencia (el SEBIN y la DGCIM, la contrainteligencia militar) han sido responsables de detenciones arbitrarias, maltratos y tortura de opositores/as, políticos/as y de sus familiares», señala el texto de la ONU.

Estos procedimientos se enmarcan, además, en un contexto en el que los grupos de choque del chavismo, los llamados colectivos armados, «contribuyen a este sistema ejerciendo control social en las comunidades locales, y apoyando a las fuerzas de seguridad en la represión de manifestaciones y de la disidencia».

El Gobierno de Maduro se defiende diciendo que las miles de víctimas fatales  son “por resistencia a la autoridad. Aparte de la cifra de 5.287 muertes en 1918, este año han sido asesinadas otras 1.569 personas entre enero y mayo.

Bachelet destaca en su informe que un mes antes de su visita a Caracas había 793 personas privadas arbitrariamente de libertad, entre ellas 58 mujeres, y en lo que va de año 22 diputados de la Asamblea Nacional, incluido su presidente, Juan Guaidó, han sido despojados de su inmunidad parlamentaria.

La expresidenta de Chile dijo que había visitado Venezuela entre el 19 y el 21 de junio y se reunió con Maduro, el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, ONG y actores de la sociedad civil. “Durante mi visita a Venezuela –dijo-  pude conocer directamente los relatos de quienes han sido víctimas de la violencia del Estado y sus peticiones de justicia. He transmitido con exactitud sus opiniones y las de la sociedad civil, así como las violaciones de derechos humanos documentadas en este informe, a las autoridades competentes”, manifestó la alta comisionada. Cuando estaba a punto de salir de Venezuela, las autoridades detuvieron a un grupo de militares con la acusación de planear un atentado contra Maduro entre ellos al capitán de Corbeta Rafael Acosta Arévalo, que el día 29 de junio fue asesinado por la inteligencia del Gobierno chavista (Leer en KRADIARIO).  El resultado de la autopsia, filtrado por funcionarios del Estado, apunta a que falleció tras sufrir torturas continuadas.

Desde 2004 Venezuela no recibía una evaluación en terreno de la situación de los derechos humanos. La visita de Bachelet fue antecedida por la de un cuerpo técnico que en medio de la crisis eléctrica de marzo recorrió cuatro ciudades del país y realizó entrevistas a activistas. El escrutinio al que se deja someter el chavismo ahora, luego de años de negarse a la visita de funcionarios de este tipo, ocurre en el momento en que Maduro, como líder de la revolución, está contra las cuerdas y el país enfrenta la peor crisis económica, política e institucional.

“El Gobierno ha aceptado autorizar gradualmente asistencia humanitaria de las Naciones Unidas y de otros actores. Sin embargo, el nivel de asistencia es mínimo en relación con la magnitud de la crisis y hay una necesidad urgente de adoptar reformas económicas estructurales”. En otra parte del texto señala: “Exhorto a todas las personas con poder e influencia —tanto en Venezuela como en el resto del mundo— a que colaboren y contraigan los compromisos necesarios para solucionar esta crisis que está arrasándolo todo. Mi Oficina está lista para seguir apoyando”.

Bachelet, en su informe,  critica duramente al fiscal designado por la Constituyente, Tarek William Saab, con quien tuvo un breve encuentro en su visita. “El Ministerio Público ha incumplido con regularidad su obligación de investigar y llevar a juicio a las personas responsables de los hechos y el Defensor del Pueblo ha guardado silencio ante las violaciones de los derechos humanos. Ninguna de esas instituciones, así como tampoco el Gobierno o la policía dan protección a las víctimas y testigos de violaciones a los derechos humanos. Además, el Fiscal General ha participado de una retórica pública de estigmatización y desacreditación de la oposición y de quienes critican al Gobierno, violando así el principio de presunción de inocencia”.

El informe dedica un capítulo a las sanciones económicas aplicadas al país que sistemáticamente el Gobierno de Maduro ha atribuido como responsables de la actual crisis. En este apartado destaca que la mayoría de las sanciones son de naturaleza selectiva y consisten en congelación de activos y prohibiciones de viajes a unos 150 altos cargos. “La economía venezolana, especialmente su industria petrolera y los sistemas de producción de alimentos, ya estaban en crisis antes de que se impusiera cualquier sanción sectorial. Las cifras publicadas por el Banco Central de Venezuela el 28 de mayo de 2019 muestran que los indicadores económicos fundamentales empezaron a degradarse drásticamente mucho antes de agosto de 2017. Sin embargo, las últimas sanciones económicas están agravando aún más los efectos de la crisis económica, y por tanto la situación humanitaria. El informe señala como origen de la crisis humanitaria que vive Venezuela «el desvío de recursos, la corrupción y la falta de mantenimiento en la infraestructura pública, así como la subinversión, han tenido como resultado violaciones al derecho a un nivel adecuado de vida».