Foto de portada: Presidente Sebastián Piñera en Monte de los Olivos, Jerusalén Oriental, Palestina Ocupada.
Por Martin Poblete
En viaje a la Cumbre del G 20 en Osaka, Japón, el Presidente Sebastián Piñera decidió hacer escala en el Medio Oriente, precisamente en Israel, incluyendo visita a la parte de Cisjordania (margen occidental del Río Jordán) bajo el mando de la Autoridad Palestina.   Hasta este punto todo muy bien, la relación bilateral con el Estado de Israel tiene su propia historia, se justifica plenamente  aprovechar el viaje;  asimismo, visitar Palestina tiene su elemento de racionalidad interna, Chile es residencia de la mas grande comunidad de palestinos fuera del Medio Oriente.  Sin embargo, el viaje resultó complicado por razones, tal vez, previsibles.
La Explanada de los Templos en Jerusalén oriental, es un punto altamente sensible de la geografía urbana, en una región particularmente compleja por el peso de los símbolos religiosos con sus respectivas implicancias políticas.  Era previsible la intervención de partes interesadas, israelíes y palestinos, buscando sacar ventajas para sus propios intereses, de la presencia de un Jefe de Estado visitante en lugar de tan alta conflictividad; no puede argumentarse sorpresa, hay numerosos precedentes.
Como suele ocurrir en el Medio Oriente, un  incidente menor, casi anecdótico, es proyectado mas allá  de toda proporción, empujando a segundo plano los aspectos realmente importantes de la visita.
De la reunión oficial con el Primer Ministro Benjamín Netanyahu en la sede del gobierno israelí, solo tenemos las cuestiones formales de rigor; sería de utilidad para todos los chilenos, si el Canciller Teodoro Ribera  tuviera la gentileza de informar sobre lo sustantivo en aquella reunión.
Lo propio vale para el encuentro con el Presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas.   El mutismo ha sido en parte subsanado por el Presidente Piñera al manifestarse a favor de la coexistencia de dos  Estados soberanos, uno israelí, el otro palestino, como alternativa de paz y prosperidad, especialmente para los palestinos en Cisjordania, que llevan ya cincuenta y dos años de resistencia bajo uno de los mas represivos regímenes de ocupación en la historia.