Por Jessika Krohne

 www.psicologiaglobal.cl

Psicóloga Jessika Krohne

En el día a día y en la vida diaria nos expresamos a través de emociones. Emociones positivas que nos alegran el día  y nos otorgan mucho bienestar  y emociones negativas que nos pueden desencadenar angustia  y ansiedad.

La psicología define las emociones como un amplio rango de fenómenos que incluye:

  • 1. emociones,
  • 2. pensamientos,
  • 3. Cambios fisiológicos y correlatos corporales y
  • 4. tendencia a actuar (Frijda 2001).

Pongamos el ejemplo de una emoción de ira después de que se nos insulte

La emoción es de ira, el pensamiento puede ser de crítica a la otra persona, la tendencia a actuar (seguramente reprimida) consiste en agredir al otro y los cambios fisiológicos incluirían tensión muscular, palpitaciones y los síntomas propios de un ataque de ira. Pese a que existen estos cuatro elementos, el fenómeno más visible, y que más claramente identificamos, es la emoción.

Cada individuo experimenta una emoción de forma particular, dependiendo de sus experiencias anteriores, aprendizaje, carácter y de la situación concreta. Algunas de las reacciones fisiológicas y comportamentales que desencadenan las emociones son innatas, mientras que otras pueden adquirirse.

Continuamente recibimos millones de datos del exterior, pero solo podemos procesar una pequeña parte, aquellos a los que prestamos nuestra atención. Como afirma la cita clásica de William James, uno de los padres de la psicología: “Mi experiencia es aquello a lo que decido prestar atención”. Interpretamos el significado de lo que vemos en base a nuestras experiencias pasadas. Posteriormente, la emoción es la que sesga nuestra atención y la dirige a los estímulos propios de ella. La ansiedad, por ejemplo, produce un sesgo cognitivo en el sentido de atender específicamente a estímulos ansiosos, lo cual perpetúa el ciclo. 

Por tanto, debemos tener en cuenta que las emociones son sistemas de autoorganización que tienden a autoperpetuarse. Imaginemos que hemos desarrollado una emoción de desesperación: cualquier suceso que nos ocurra, aunque sea normal (ej.: que no nos acepten en una entrevista de trabajo), será distorsionado cognitivamente por nuestra mente e interpretado como una razón más para desesperarse. De esta manera se refuerzan las cogniciones negativas, el sentimiento de desesperanza y produce conductas congruentes con ese estado. 

Estrictamente hablando, los sucesos de la vida son estímulos ambiguos, ya que pueden interpretarse de forma positiva o negativa. Una depresión, por ejemplo, puede interpretarse como una debilidad o como una oportunidad para cambiar de vida.  En terapia psicológica uno de los objetivos es justamente tratar de positivizar los sucesos de vida, cambiar o transformar las emociones negativas y así acabar con las conductas que ocurren a continuación de percibir una emoción negativa. 

Es fundamental en todas las personas la educación emocional. ¿Qué es? Es un proceso educativo, continuo y permanente, que pretende potenciar el desarrollo emocional como complemento indispensable del desarrollo cognitivo, constituyendo ambos los elementos esenciales del desarrollo de la personalidad integral.

Muchas veces no nos damos cuenta de la importancia de la educación emocional. En las escuelas, por ejemplo, están más preocupados por enseñarnos a ser buenos profesionales, y dejan de lado el convertirnos en personas emocionalmente inteligentes y emocionalmente sanas. La inteligencia emocional ha demostrado ser una herramienta básica para nuestra salud mental y es, sin duda, una forma de empoderarnos frente a la vida, de convertirnos en personas mucho más preparadas para el día a día.

La inteligencia emocional es un término que se hizo famoso gracias a Daniel Goleman, y desde entonces muchas investigaciones han afirmado que es positiva no sólo para nuestra vida cotidiana, sino que, en el trabajo, el deporte e incluso la educación, es altamente eficaz y aporta muchos beneficios para el rendimiento.

Vivenciar y percibir las emociones y trabajar con ellas es fundamental para un mejor bienestar en la vida.