El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en una visita desastrosa que ha sido calificada como un temporal de viento y lluvia grado doce por sus intervenciones e insultos, continúa esta semana hasta mañana miércoles.

El mandatario fue grosero e inoportuno, tanto con la Reina Isabel, de 93 años, como con la todavía primera ministra Theresa May,  mostrándose fuerte y muy radical a favor del Brexit (salida del Reino Unido de la Unión Europea), un tema que a él no le compete ni le incumbe para nada.

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En una entrevista con el periódico Sunday Times, Trump dijo que el próximo primer ministro británico debería enviar al Nigel Farage (nacionalista y extremista de derecha) como encargado de las conversaciones con la UE. Gran Bretaña debe abandonar la UE este año, dijo Trump, ofendiendo también al resto de la Europa comunitaria que en el fondo no quisiera que el Reino Unida se retirara del bloque.
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«Tienen que hacerlo», insistió Trump. «Tienen que cerrar el trato. Si no consiguen lo que quieren, me iría. Si no consigues un trato justo, te marchas». Trump también ha instado a una postura británica más dura hacia el gigante de las telecomunicaciones Huawei, que tampoco era un tema adecuado o que estuviese en la agenda de las conversaciones bilaterales.
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May dijo en lenguaje muy diplomático que se trata de una «semana significativa para una relación especial y una oportunidad para fortalecer aún más nuestra ya estrecha asociación».
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También dijo que la relación de seguridad entre el Reino Unido y los Estados Unidos era «más profunda, más amplia y más avanzada que con cualquier otro» en los comentarios publicados por su oficina antes de la llegada de Trump.
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Trump repitió su respaldo para aquellos candidatos que sucedan a May y hayan dicho que Gran Bretaña debe irse en la fecha de vencimiento del 31 de octubre con o sin un acuerdo.

Los candidatos incluyen al exsecretario de Relaciones Exteriores Boris Johnson, a quien Trump elogió en la entrevista con el periódico The Sun el viernes, junto con el exministro del ‘bréxit’ Dominic Raab y el ministro del interior Sajid Javid.

Trump dijo que fue un error para los conservadores no involucrar a Farage, el líder del Partido Brexit, en las conversaciones con Bruselas, tras su éxito en las elecciones al Parlamento Europeo el 26 de mayo.

«Me gusta mucho Nigel. Tiene mucho que ofrecer, es una persona muy inteligente», dijo Trump. «No lo van a traer, pero piensen lo bien que lo haría si lo hicieran. Simplemente no lo han descubierto todavía».

Sobre la ley de divorcio de Brexit, Trump dijo: «Si yo fuera ellos,no pagaría 50 mil millones de dólares. Esa es una cantidad tremenda».

Una reunión con  Boris Johnson, favorito para suceder a May, o con Farage, un extremo defensor de la campaña, sería visto como un desaire para May, que se retira después de no poder negociar un acuerdo que el parlamento pueda ratificar.

En su última visita al Reino Unido, en julio del año pasado, Trump conmocionó al mundo político británico al golpear la negociación del ‘bréxit’ de May por ser demasiado débil con la UE y al elogiar a su rival Johnson como un «gran» posible primer ministro.

El asesor de seguridad nacional de Trump, John Bolton, dijo el jueves que Estados Unidos no quería «ponerse en medio» del ‘bréxit’  o en una discusión sobre las políticas del próximo gobierno, bajándole anticipadamente el perfil  a Trump que ya conocía el discurso que éste llevaba a Londres.

Bolton desestimó las preocupaciones sobre el ‘bréxit’: «Ya sabes, Estados Unidos declaró su independencia una vez, lo hicimos bien», bromeó.

El ‘brexit’ es el movimiento geopolítico más importante para el Reino Unido desde la Segunda Guerra Mundial y, si alguna vez ocurre, Londres dependerá más de los Estados Unidos a medida que los vínculos se aflojen con los otros 27 miembros de la UE, opinó el diario El Español.

Jeremy Corbyn, el líder socialista del opositor Partido Laborista británico, que rechazó una invitación para asistir al banquete estatal, reprendió a Trump por involucrarse en la política británica.

«El intento del presidente Trump de decidir quién será el próximo primer ministro de Gran Bretaña es una interferencia totalmente inaceptable en la democracia de nuestro país», dijo Corbyn.

Igualmente Trump ha insistido en que la cooperación en seguridad podría verse perjudicada si Londres le permite a Huawei, de origen chino, un papel en la construcción de partes de la red 5G, la próxima generación de tecnología celular.

La administración de Trump ha dicho a los aliados que no utilicen su tecnología y equipo 5G debido a los temores de que permita a China espiar comunicaciones y datos confidenciales. Huawei niega que sea, o pueda ser, un vehículo para la inteligencia china.

El secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, advirtió el viernes a sus socios europeos de que cambiará su «conducta» con respecto a la información que comparte con ellos si no toman medidas contra el gigante tecnológico chino Huawei.

El secretario de Estado Mike Pompeo le dijo a Gran Bretaña el mes pasado que necesitaba cambiar su actitud hacia China y Huawei, y que consideraba a la segunda economía más grande del mundo como una amenaza para Occidente similar a la que una vez presentó la Unión Soviética.

La llamada relación especial de Gran Bretaña con los Estados Unidos es una alianza duradera, pero algunos votantes británicos ven a Trump como alguien tosco, volátil y opuesto a sus valores en temas que van desde el calentamiento global hasta su trato a las mujeres.

La Reina Isabel: Comentario de la Radio Dutsche Welle:

La reina nunca cuenta lo que piensa de sus invitados. Es una pena, porque nos hubiera gustado saber lo que piensa de Donald Trump, invitado especial al Palacio de Buckingham. Este fue el  12º presidente estadounidense con quien se reunió Isabel II y el tercero invitado a un banquete con la reina. Su majestad, como muchos británicos, puede haberse preguntado por qué justo a este rufián político se le concedió este honor. Una respuesta es difícil, porque su visita le servía poco a este país desgarrado por el drama del «brexit”.

Donald Trump expresa su favoritismo por Boris Johnson como nuevo primer ministro y recomienda que su amigo, el nacionalista Nigel Farrage, sea involucrado en las negociaciones del «brexit” con la UE. Aparte del hecho de que estas negociaciones no existen, la acción es una afrenta para la aún primera ministra Theresa May, la más débil entre los débiles, y quien residirá en Downing Street como máximo hasta finales de julio. Trump está a favor de un «brexit duro» y una Unión Europea debilitada. Ambas son posturas que la aún primera ministra rechaza.

Hasta ahora, todos los presidentes de Estados Unidos que han visitado a la Reina o se han reunido con ella en la Casa Blanca se han pronunciado a favor de una integración europea fuerte y exitosa. En su discurso, Isabel II le recordó a Trump que se necesitan instituciones internacionales para preservar la paz. La primera ministra May le entregó a Trump una copia de la Carta Transatlántica redactada por el primer ministro Churchill. Es probable que Trump no haya entendido lo que los británicos le quisieron decir, porque estaba cegado por la pompa de la corte británica. El ególatra estaba fascinado como niño en chocolatería y solo atinó a tartamudear en su rueda de prensa lo fantástico que era todo.

No habrá ventajas para el amigo especial

Cuando surgió la idea de una visita de Estado del estridente presidente, Londres esperaba apoyo a través de un acuerdo comercial poco después del «brexit”. Pero el «brexit” no ha tenido lugar, y el acuerdo comercial es solo una promesa vaga. Tras la charla con Theresa May, Trump dejó en claro que con él no hay nada gratis. Él quiere, por ejemplo, incluir la agricultura y los servicios de salud en un posible «acuerdo», que solo aceptará  si los británicos proscriben a la compañía china Huawei. Además, Londres tendría que abandonar el Acuerdo Nuclear con Irán. Solo si los británicos cumplen estas condiciones, Trump negociará.

Los promotores del «brexit” no habían pensado eso. Es ahora cuando se dan cuenta que Trump usará el comercio como un instrumento de presión contra el dividido Reino del «brexit”. Trump puede imponer aranceles a las importaciones británicas, así como lo ha hecho contra China y la UE. Trump, el lobo de los negocios, huele la debilidad de los británicos, y la aprovechará.