Por Walter Krohne
Donald Trump es el Presidente más inmoral que haya tenido Estados Unidos. Todo lo quiere arreglar con dinero o mejor dicho con tributos especiales. Es la forma que tiene para presionar a la parte contraria con el fin de conseguir algo, que le aseguren votos para su «reelección» en el 2020 (noviembre).
Así lo hace con todos: China, Irán, Corea del Norte, pero ahora le ha tocado el turno a México al anunciar la imposición de aranceles -que empezarán a aplicarse con un 5% en junio y ascenderán hasta el 25% en octubre-. Esto será aplicado a todos los productos procedentes de México como CASTIGO por el creciente flujo migratorio a través de la frontera común.
Trump anunció la medida a través de Twitter, donde amenazó con mantener los aranceles «hasta el momento en el que no paren los migrantes ilegales que vienen por México a nuestro país”.
Pero.. ¿quién es Trump para castigar a un país por la cantidad de inmigrantes, de distintas nacionalidades, no sólo mexicanos, que han llegado por hambre y falta de oportunidades laborales en sus países a ese punto fronterizo?
Si el EE UU de Trump quisiera terminar en definitiva con este problema ecosocial podría ocurrírsele planes de desarrollo urgentes en los países de los cuales vienen los emigrantes, como los centroamericanos, especialmente Honduras, El Salvador y Guatemala. Una especia de nueva Alianza para el Desarrollo ¿por qué no?. Allí hay que crear polos de desarrollo agrícola e industrial para que la gente pueda allí tener un puesto laboral estable y decente y logre ir lentamente desarrollándose. Pero no es así, aquí se trata de la fuerza y las presiones tributarias financieras contra México, territorio por el que pasan los centroamericanos, que son pobres y dirigidos por políticos corruptos.
La Casa Blanca detalló en un comunicado posterior que los gravámenes contra México entrarán en vigor el próximo 10 de junio y serán inicialmente del 5%.
«Si la crisis (en la frontera) persiste», advirtió la Casa Blanca, los aranceles subirán al 10% el 1 de julio de 2019.
«De manera similar, si México todavía no ha toma acciones para reducir drásticamente o eliminar el número de extranjeros ilegales que cruzan su territorio hacia Estados Unidos, los aranceles aumentarán al 15% el 1 de agosto de 2019, al 20% el 1 de septiembre y al 25 % el 1 de octubre de 2019», dijo.
A partir de entonces, los gravámenes permanecerán en el 25% «a menos y hasta que México detenga sustancialmente el flujo ilegal de extranjeros que vienen a través de su territorio».
Siete de cada diez productos que fabrica México tienen como destino un país: Estados Unidos.
De esa magnitud es la dependencia comercial que el país latinoamericano ha desarrollado a lo largo de las décadas con la economía más grande del mundo.
La reacción de López Labrador
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, le envió una carta al mandatario estadounidense, Donald Trump, en respuesta a la decisión de la Casa Blanca de imponer un arancel del 5% a las importaciones mexicanas.
«Le propongo profundizar en el diálogo, buscar alternativas de fondo al problema migratorio y, por favor, recuerde que no me falta valor, que no soy cobarde ni timorato sino que actúo por principios: creo en la política que, entre otras cosas, se inventó para evitar la confrontación y la guerra», dice el presidente mexicano en la misiva.
El jueves, el gobierno de Trump anunció que la imposición de esta medida será «hasta que se detenga el flujo de migrantes indocumentados», lo que sorprendió en el país latinoamericano.
Ante esto, López Obrador afirma en la carta que los problemas sociales no se resuelven con «impuestos o medidas coercitivas» y llama a Trump a buscar una solución en conjunto para resolver «este penoso asunto».
Según señaló Trump en Twitter, la medida entrará en vigor el 10 de junio y seguirá vigente»hasta que se detenga el flujo de migrantes indocumentados» que llega a Estados Unidos a través de México.
Además la Casa Blanca aprovechó la ocasión para invitar a las empresas estadounidenses que producen en México a que se «reubiquen» en EEUU para no pagar los aranceles ni verse afectadas de ninguna manera por la medida. Es decir todo al revés: Resolver la emigración a costa de empobrecer a los países más débiles económicamente.
La Jornada de México escribió que “el presidente Donal Trump, tal vez huyendo de las noticias de que no está exonerado por una posible obstrucción de la justicia, anunció que impondrá aranceles contra toda importación de México hasta que el país vecino frene el flujo migratorio hacia la frontera estadounidense”.
La declaración presidencial señala que «Estados Unidos ha sido invadido por cientos de miles de personas llegadas por México y entrando ilegalmente a nuestro país, repitiendo que esto tiene consecuencias profundas sobre la vida nacional, incluyendo violencia criminal, drogas ilícitas y muertes de inocentes».
Acusó que la cooperación pasiva de México de permitir esta incursión masiva constituye una emergencia y una amenaza extraordinaria a la seguridad nacional y economía de Estados Unidos. Aseveró que México “fácilmente podría frenar el flujo ilegal de migrantes”, pero que ese país ha permitido que esta situación continúe durante muchos años.
A esforzarse más
Indicó que “desde un punto de vista de seguridad nacional, militar, económico y humanitario, no podemos permitir que este grave desastre continue… México tiene que esforzarse más y ayudar a solucionar este problema… Por años, México no nos ha tratado justamente, pero ahora estamos afirmando nuestros derechos como una nación soberana”.
Argumentó que Estados Unidos ha sido muy bueno con México por muchos años. Ahora estamos solicitando que inmediatamente haga lo suyo para frenar el uso de su territorio como un conducto para la inmigración ilegal a nuestro país. Advirtió que si México no toma medidas decisivas, eso tendrá un precio significativo.
Concluyó que una nación sin fronteras no es una nación. No me quedaré esperando más y permitir que nuestra soberanía sea erosionada, nuestras leyes pisoteadas o nuestras fronteras no respetadas.
El Washington Post había reportado horas antes que Trump estaba contemplando hacer este anuncio, y aunque había amplio apoyo entre su equipo para esta propuesta, continuaba el debate interno sobre las posibles consecuencias.
Al parecer, fracasaron los asesores del presidente que estaban en contra del plan por preocupaciones de que podría tener un impacto negativo en los mercados internacionales y tambien minar la aprobación de la nueva versión del tratado de libre comercio, el T-MEC, que supuestamente es prioridad de ambos gobiernos.
Sin embargo, aun no queda claro si el presidente tiene la autoridad para emplear el arma de aranceles para responder a un tema no comercial, en este caso la política migratoria.
En su declaración, afirma que invoca la autoridad de la Ley de Poderes de Emergencias Económicas Internacionales, y se supone que lo hace en el contexto de lo que ya ha calificado de emergencia nacional, algo que ya había declarado en torno al control de la frontera. Sin embargo, algunos observadores señalan que esa ley nunca ha sido empleada de esta manera y consideran que si Trump procede con esta iniciativa, enfrentará disputas ante los tribunales.
Por otro lado, Trump también está contemplando anunciar nuevas restricciones sobre asilo que implicarían cerrar la puerta de ingreso a los refugiados centroamericanos, reportó Político, citando a fuentes del gobierno. La propuesta que se está evaluando prohibiría que migrantes soliciten asilo si han residido en un país diferente al suyo antes de llegar a Estados Unidos, lo cual se supone se aplicaría a todo centroamericano que primero pase por México. Expertos señalan que esto viola la ley de asilo estadounidense y por lo tanto enfrentaría una disputa ante los tribunales si es presentada.
Otra vez la trama rusa
La prisa en anunciar la nueva iniciativa, que aparentemente fue sorpresa para algunos aún dentro de la Casa Blanca, tal vez tenía que ver con la urgencia de Trump para cambiar el tema que fue potente en esta semana, la declaración del fiscal Robert Müller, de que no había exonerado al presidente en la investigación de la trama rusa.
El fiscal especial Robert Mueller, que investigó el caso , se hizo el miércoles a un lado al reiterar que la acusación formal contra el presidente estadounidense, Donald Trump, «no era un opción» dadas sus limitaciones legales y trasladó la decisión al Congreso.
«Acusar al presidente de un delito no fue una opción que pudiésemos considerar», indicó Mueller en una declaración en el Departamento de Justicia, en la que anunció que renunciaba a dicho puesto una vez terminada la investigación.
La normativa gubernamental estipula que no se puede imputar al presidente por un delito federal mientras esté en el cargo, ya que es considerado inconstitucional.
No obstante, agregó: «Si hubiésemos tenido confianza en que el presidente claramente no cometió un delito, lo habríamos dicho».