Tras la elección europea surge una crisis de Gobierno en Austria y un Brexit duro

Tras la elección europea surge una crisis de Gobierno en Austria y un Brexit duro

El hasta ahora canciller conservador de Austria, Sebastian Kurz, ha perdido este lunes una moción de censura en el Parlamento, presentada al calor del escándalo por un vídeo comprometedor para la ultraderecha, que provocó hace algo más de una semana la ruptura de la coalición gobernante de conservadores y ultraderechistas.

En consecuencia, el Gobierno entero queda destituido, y el jefe del Estado, Alexander Van der Bellen, deberá designar un nuevo canciller que lidere un Ejecutivo técnico para gobernar seis meses hasta las anunciadas elecciones anticipadas, que deberían tener lugar a principios de septiembre.

La coalición de gobierno estaba en el poder desde diciembre de 2017

Votaron a favor de retirar la confianza a Kurz la oposición socialdemócrata (SPÖ), además del pequeño partido ecologista Jetzt, y también sus antiguos aliados del ultras del FPÖ.

Pero la oposición le reprochó haber pactado con la ultraderecha para gobernar, y por tanto ser responsable de la crisis política desencadenada en Austria. El FPÖ, por su parte, devolvió así a Kurz el golpe por haber forzado la marcha de todos los ministros ultras del Gabinete.

Kurz se hizo cargo de su partido en julio de 2017 tras imponer un cambio de estatutos que le dio plenos poderes para decidir cargos, candidaturas y estrategias. Su impronta no quedó en eso y el joven político se presentó a las elecciones con la candidatura «Lista Sebastian Kurz», dejando fuera de los carteles electorales el nombre de un partido con siete décadas de historia.

Incluso el color de su partido, el tradicional negro, fue sustituido por el más moderno turquesa.

Al frente del Gobierno con el FPÖ, Kurz impulsó en el pasado año y medio una política de mano dura en temas de extranjería y migración, acompañada con medidas de ahorro presupuestario, pero también de alivios fiscales.

Además, dejó en manos de políticos ultraderechistas carteras tan delicadas como Interior, Defensa o Exteriores, lo que causó duras críticas tanto dentro como fuera del país.

Por otra parte, Kurz no reaccionó con la dureza que muchos deseaban frente a una larga serie de incidentes xenófobos y antisemitas entre representantes de diferentes nivel en el FPÖ.

Al final, la coalición no terminó por esos escándalos sino por un vídeo en el que se veía cómo su principal socio, el ahora exlíder del FPÖ, Heinz-Christian Strache, prometía favores políticos a una supuesta millonaria rusa a cambio de donaciones ilegales.

Sebastian Kurz , de 32 años de edad y nacido en Viena en 1986, comenzó su carrera en la política con 22 años, al hacerse cargo de las juventudes del ÖVP en 2008 (ganó ahora con el 39,8%). Con solo 24 años de edad fue nombrado secretario de Estado de Integración, con 27 ya era ministro de Exteriores y con 31, canciller federal, el cargo más poderoso del país.

Su experiencia laboral en la empresa privada es mínima y nunca terminó sus estudios de Derecho para centrarse en la política. Sus críticos le recriminan la falta de diálogo con la oposición y con el Parlamento, además de su obsesión por la imagen, el marketing y el control de la comunicación.

El Brexit gana en el Reino Unido

El Partido del Brexit obtendría mas de un 30%, y los ‘tories’ (conservadores), el 11%, su peor resultado en la elección europea.

El trumpismo, y la misma guerra cultural que el presidente norteamericano patrocina en EE.UU., han aterrizado definitivamente en Gran Bretaña, con Nigel Farage de embajador. El vehículo han sido las elecciones europeas, ganadas por goleada por su Partido del Brexit de reciente cuño (más del 30% del voto), que ha humillado a conservadores (alrededor del 10%) y laboristas (16%), pero sobre todo a los primeros (por cuyos votos compite), y puesto patas arriba una de las democracias parlamentarias más antiguas del mundo, que hasta ahora se consideraba inmune al avance del populismo y la ultraderecha.

Todavía le queda a Farage la asignatura pendiente de obtener una representación significativa en el Parlamento de Westminster, un objetivo complicado por el sistema mayoritario británico. Pero si la polarización provocada por el Brexit sigue como está previsto, las cuestiones identitarias dominan la política del país y los votantes abrazan opciones radicales en detrimento del centro, podría obtener en las próximas generales una veintena de diputados que no le servirían para gobernar pero sí para hacer el país ingobernable. Sin tradición de coaliciones, es posible que las mayorías absolutas desaparezcan.

Los británicos votaron el jueves, antes del anuncio de la dimisión de Theresa May, en términos políticos una muerta viviente, de modo que los tories ni siquiera pudieron beneficiarse de un adiós por el que el país entero rezaba desde hacía meses sin que sus plegarias fueran atendidas. Tras ser barridos en las municipales (perdieron más de 1.200 concejales), la única duda era si los resultados de las europeas iban a ser malos, terribles, espantosos, desastrosos o catastróficos. Cualquier superlativo se quedó corto. Los liberales demócratas, los más proeuropeos, obtuvieron un 20%, y los Verdes, un 11%.

El porcentaje de voto obtenido por el Partido Conservador (entre el 10% y el 12%) va a ser el peor en unos comicios nacionales en sus 185 años de historia, según los sondeos y los primeros resultados suministrados por la BBC. El relevo que va a tomar el sucesor o sucesora de May no podría ser más complicado. Su cáliz está envenenado por el Brexit, su corona de laurel, repleta de espinas. En el conjunto, los partidos partidarios y contrarios al Brexit quedaron muy igualados.

La ultraderecha complica el panorama de Macron en Francia

El presidente galo sufrió una derrota y la ultraderechista Agrupación Nacional fue el partido más votado en las elecciones europeas. Pero Le Pen quizá debería esperar antes de festejar.

Tras las elecciones europeas, el gobierno de Emmanuel Macron debió soportar un dolor de cabeza, pero no más que eso. La portavoz gubernamental Sibeth N’diaye rechazó categóricamente la exigencia de Marine Le Pen, quien junto a su partido ultraderechista Agrupación Nacional (AN) ganó las votaciones y puso sobre la mesa la propuesta de disolver la Asamblea Nacional: por supuesto que no se disolverá el Parlamento y todo lo demás sigue tal como estaba.

Pese a la presión de AN, en el Elíseo la reacción tras las elecciones fue relajada. «Si terminas en el segundo lugar, no puedes decir que ganaste», admitió el primer ministro galo, Edouard Philippe, la tarde de las elecciones. Pero un reordenamiento del gabinete o la salida de Philippe como respuesta a los resultados de las elecciones no es algo que esté en los planes, aseguró también N‘diaye.

El caso Le Pen

La misma noche de las elecciones, Le Pen agradeció entusiasta a sus electores, que votaron «con dignidad». También le negó toda legitimidad al gobierno de Macron: según las últimas cifras, la derecha populista fue la ganadora, sin duda. Con el 23,31 por ciento, Agrupación Nacional superó por casi un punto al partido gobernante. La República en Marcha, en tanto, alcanzó el segundo lugar, con el 22,41 por ciento. Para Le Pen, fue «el triufo del pueblo».

Los expertos, sin embargo, son más ponderados. Bruno Cautrès, politólogo del think tank parisino Cevipof, advierte que tomar los resultados de las elecciones europeas como predicción de lo que serán las presidenciales no es correcto. Los franceses están acostumbrados a votar en dos rondas, dice Cautrès: la primera siempre es radical, la segunda, más moderada. Además, hay que considerar que los 5,7 millones de votos que obtuvo el partido de Le Pen están lejos de los casi 8 millones que sumó en las elecciones de 2017. Estos números también fueron analizados en el palacio del Elíseo.

La ultraderecha en Italia: «El nuevo Musolini»

El líder de la ultraderechista Liga Matteo Salvini, triunfó este domingo en las elecciones europeas en Italia al lograr el 34,2 % de los sufragios y casi quintuplicar sus votos con respecto a las elecciones europeas de 2014.

Según los resultados definitivos, el Movimiento 5 Estrellas (M5E), aliado con la Liga en el Gobierno, obtuvo el 17,4%  de los votos, por detrás del Partido Democrático (centroizquierda), con entre 22,7%, lo que representa un revés para la formación antisistema en el poder.

Salvini liderara así el primer partido de Italia, mientras que el M5E sale debilitado ante su aliado, después de haber arrasado hace un año en las elecciones legislativas con el 32%.

«La Liga se convierte en el primer partido de Italia», clamó satisfecho en un programa de televisión Riccardo Molinari, senador de la Liga.

Tras un año en el poder, utilizando las redes sociales constantemente y aplicando una política de mano dura contra la migración, Salvini se convirtió en el político más votado de la península.

«No vamos a usar estos resultados para pasar cuentas internas, y mucho menos para pedir ministerios o cargos», añadió.

Los comicios refuerzan el poder del líder de la Liga, quien se presenta como el nuevo rostro de la ultraderecha europea: blanca, católica y enemiga de los migrantes.

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