Por Gonzalo Mingo Ortega

El hook de derecha directo a la zona hepática que le propino el jugador de U de Chile Angelo Henríquez al colocolino Juan Manuel Insaurralde, que más bienes propio de un boxeador, es al mismo tiempo, el reflejo de la situación caótica, de desesperación e impotencia por la que atraviesa el cuadro azul desde hace mucho tiempo, demasiado diría yo.

Este Clásico el N° 185 que se disputo en el Estadio Nacional ante 27000 espectadores, podríamos decir sin temor a equivocarme, que no fue un solo partido, más bien fueron tres, en canchas distintas y momentos diferentes. Un encuentro, fue el fuego cruzado entre el portero, capitán y vocero (o ex – vocero) Johnny Herrera y su técnico Alfredo Arias, no vamos ahondar en los porqués… Agreguemos a esto, la provocación innecesaria del colocolino, Iván Morales declarando “Me gustaría verlos en la B, es nuestro clásico rival, sería una vergüenza más para ellos. Sin duda estos dichos son propios de un “mocoso”, de 19 años, que lleva apenas nueve partidos en primera división y que no le han enseñado lo que es respeto. Después pidió disculpas, pero ya fue tarde, el clásico, antes de empezar, ya estaba “encendido y “caliente”.

Otro pleito (recordemos, dentro del mismo) fue y es, la ansiedad soterrada que muestra el cuadro alboy el propio Esteban Paredes, por alcanzar y pasar “elmaldito récord” (hasta que no lo logre, será maldito) de los 215 goles en primera división de Chamaco Valdés. Por la cabeza del “Tanque” debe rondar y también recordar lo que le sucedió al goleador, Pedro Heidi Gonzalez, que estiro su“cuerda futbolística” por dos años, integrando los equipos de Santiago Morning y U de Chile y que, en 51 partidos logro convertir nada más que 7 goles, terminando ahí su carrea deportiva, con los mismos 213 que hoy ostenta Paredes. Esta presión en nada beneficia al cacique, pareciera que nadie quiere quedar fuera de la foto, si es que lograse el récord.

Con el pitazo inicial del árbitro Eduardo Gamboa, de un desempeño un poco mas que regular, pero no determinante en el resultado, quedó dibujado lo que sería el trámite del pleito. Desde el comienzo se vio mejor U. de Chile, con un juego bien administrado desde el medio campo hacia arriba, en que la movilidad de Leandro Benegas, Beausejour y Matias Rodriguez complicaron a un ColoColo “timorato” y sin reacción, parecía sorprendido por la “avalancha” azul. El primer tiempo se desarrolló en su totalidad en campo albohasta que, en

el 28’, después de una jugada previa muy anunciada, Matias Rodriguez realiza un centro “llovido” al corazón del área chica del cacique queLeandro Benegas conecta con un frentazo que deja paralizado y “pegado al pasto”, al portero Bryan Cortes.

Nadie lo ha dicho, este gol es responsabilidad neta del portero Cortes, le cabecearon a dos metros de distancia. El manual de los arqueros dice clarito, que, “Gol de cabeza en el área chica, es culpa del arquero”. No quiero encender ninguna alarma, pero desde que se lesiono el portero titular colocolino Agustina Orión, su reemplazante Bryan Cortes, ha tenido un regular y pobre desempeño. De los 15 tantos que le han convertido en lo que va del torneo tiene responsabilidad directa o indirecta en varios. Lo que preocupa es que es el segundo arquero de la selección chilena.

El segundo tiempo ColoColo emparejo en algo el encuentro y salió con más ganas que futbol a buscar la pariedad y lo consiguió a los 70’ por intermedio de Mouche, que convirtió en gol una “prodigiosa” habilitación de Jorge Valdivia. En ese minuto se tendría que haber terminado el partido. Esos 25’ estuvieron de más, así se habrían evitado los incidentes del bochornoso final, a esas alturas azules y albos estaban conformes con el empate, lo importante era no perder, en definitiva, en este bullado clásico “el ruido se llevó los aplausos para unos y las pifias para otros y las nueces quedaron al debe…