Suman ya 130 los ex combatientes de la organización guerrillera colombiana Fuerzas Armadas Revolucionarias (Farc), según dijeron voceros de este grupo que eligió el camino de la pacificación y este dato se conoce ahora tras ser asesinado esta semana en la ciudad de Tuhuá otro ex guerrillero Jorge Enrique Corredor (alias Wilson Saavedra), quien fuera uno de los primeros comandantes de la organización guerrillera. El acuerdo de paz fue firmado en la ciudad de La Habana el 26 de septiembre de 2016.
El asesinato se produjo al interior de un restaurant y fue perpetrado por pistoleros no identificados. “Hasta ahora no hay pistas de quiénes pueden estar detrás del crimen”, dijo la Policía. Hay que destacar que el Gobierno de extrema derecha del presidente Iván Duque fue siempre contrario a la paz entre el estado colombiano y la guerrilla que operó durante 52 años en este país sudamericano (1964 a 2016).
La víctima alcanzó a llegar a una posta, donde dejó de existir una hora después.
Los principales escenarios de asesinatos de ex miembros de la Farc en Colombia son Cauca, Nariño y Antioquía.
El representante del partido Farc, Luis Alberto Albán, denunció el crimen y anotó que Corredor «estaba en proceso de reincorporación” y en los últimos meses participaba en un proyecto productivo agrario entre la comunidad campesina y excombatientes con la ONU, el Pnud y la Secretaría de Paz de la Gobernación del Valle.
A pesar de los acuerdos de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC, el Gobierno de los Estados Unidos todavía mantiene el estatus de agrupación terrorista, mientras que el Ejército le compara con el Estado Islámico (EI) y Al Qaeda.
Santos fue el gran impulsor de la paz con la guerrilla y escribió un libro este año, «La batalla por la paz», que presentó en Madrid y ha dicho que el gobierno actual colombiano de Iván Duque «podría hacer más» para avanzar en el acuerdo con las FARC y enfatizó que el proceso era «irreversible».
En la obra, Santos se refiere a las diferencias políticas que se registraron durante las negociaciones con la guerrilla, entre otros con su antecesor en el cargo, Álvaro Uribe (formador del actual presidente Iván Duque), aunque insiste en su voluntad de «tender puentes» con él y evitar controversias partidistas.
Aunque no deja de resaltar que el acuerdo de paz recibió más rechazo y obstáculos entre sus teóricos aliados, igual que el apoyo que sí obtuvo en lugares que no esperaba [como Cuba, Venezuela o el Ecuador de Rafael Correa], insiste en que el libro «no» es un ajuste de cuentas, sino que busca explicar «por qué hice lo que hice».
Sobre el apoyo, al principio casi inesperado, de líderes como Fidel Castro o Hugo Chávez, recalca «la evolución de la izquierda latinoamericana», los «antiguos aliados de la lucha guerrillera», que fueron «aliados del proceso de paz» que valió a Santos el premio Nobel de la Paz de 2016.
Mirando ya desde fuera del poder, considera que el actual Ejecutivo de Colombia del presidente Iván Duque (izquierda) «podría hacer más» para que avance la aplicación de los acuerdos, aunque reconoce su compromiso con la comunidad internacional de que «está empeñado» en su cumplimiento.
«Los que pasa es que uno ve el discurso presidencial, pero ve también la lentitud de la burocracia», incide Santos, aunque reconoce que «a veces es por la voluntad de los mandos medios de no avanzar en cualquiera que sea la dirección de las políticas».
Sí exige al gobierno que «sea tajante» con los continuos ya numerosos asesinatos de dirigentes sociales en poco más de un año, algo que «debe preocupar a todo el mundo», si bien apuntó que se deben a varios factores, como la sustitución de cultivos ilícitos o cuestiones relacionadas con la ocupación o redistribución de tierras.
Aún así, se muestra convencido de que estos asesinatos no deberían compararse con las muertes violentas de numerosos miembros de la formación política izquierdista Unión Patriótica (UP) tras la desmovilización de la guerrilla del M-19 en 1990.
«El Estado colombiano hoy está en muchas mejores condiciones para controlar organizaciones clandestinas como la Unión Patriótica», argumentó. Santos considera «inconcebible» un hipotético retorno de los paramilitares y subraya firme, como repitió en una conferencia de prensa, que el proceso de paz es «irreversible».
En una entrevista con la agencia EFE, el ex mandatario de Colombia no oculta su esperanza de que «la experiencia de las FARC sin duda alguna abre el camino para una negociación con el ELN» (Ejército de Liberación Nacional), la última guerrilla del país, aunque lamenta que ahora mismo ese proceso «no existe».
«El Gobierno no tiene ningún interés y el ELN está también en una posición de no aceptar ninguna de las condiciones que el Gobierno está exigiendo. No hay ningún tipo de diálogo. Ojalá que ambas partes reflexionen», resume la situación.