Con mucha razón el actual proyecto de reforma de las pensiones fue rechazado este lunes en la Comisión de Trabajo y Seguridad Social de la Cámara porque para que se convierta en Ley y le sirva al país y a los chilenos, deberá ser cambiado en varios capítulos, ya que de lo contrario todo va a quedar igual como ocurre hasta ahora, lo que también podría suceder con la reforma de la salud e incluso ésta puede llegar a empeorar en vez de mejorar las prestaciones frente a lo que tenemos ahora.
Algunos parlamentarios de la Comisión (7) basaron su decisión en la la falta de voluntad por parte del Ejecutivo para reformar un sistema de capitalización individual que ha logrado fortalecer el negocio de las AFP «a niveles impensados». Y no solamente por estas administradoras vigentes sino porque la iniciativa está lejos de solucionar una crisis previsional que provoca el descontento de diversos sectores sociales.
La Fundación SOL, criticada en los sectores de derecha, que se refirió a las 124.000 personas que jubilaron hace un año –la mitad con sus ahorros y con la rentabilidad que las AFP consiguen invirtiendo, obtuvieron pensiones por debajo de los 50 mil pesos.
Esto porque, para los diputados, la respuesta de los ministros de Hacienda y del Trabajo, Felipe Larraín y Nicolás Monckeberg, no toca los aspectos estructurales que los parlamentarios habían puesto como piso mínimo para legislar en esta materia.
El economista de la Fundación SOL, Marco Kremerman, ha explicado que la propuesta hecha por el Ejecutivo no logra hacer frente al verdadero problema que provoca el actual sistema de pensiones.
“La propuesta del Gobierno es más AFP, agrandar el negocio de las AFP y de las cuentas individuales, y la crisis previsional va a seguir de la misma manera. Por aumentar 10 mil, 15 mil o 20 mil pesos para un grupo pequeño de la población, eso no va a tener un efecto importante en el problema que tenemos”, señaló.
Otro de los temas que los parlamentarios opositores plantearon como una preocupación era el aumento de la tasa de cotización en un cuatro por ciento a cargo del empleador. Frente a esto, el Gobierno dijo que implicaría una mejora para el futuro de los pensionados en un 40 por ciento. Sin embargo, Kremerman afirmó a la Radio de la Universidad de Chile que esto, incluso antes de realizarse, es una promesa incumplida.
“Dado la caída ostensible que ha tenido la tasa de rentabilidad de las AFP, que si bien desde que nacen hasta hoy día el promedio anual histórico real ha sido de 7,8 por ciento, ya en la última década es de cuatro puntos menos -es de 3,7 por ciento-. Por cada punto menos de rentabilidad la pensión baja en un 20 por ciento. O sea, subir el ahorro en un 40 por ciento, mientras las tasas de rentabilidad están bajando normalmente, ni siquiera permite compensar ese efecto”, afirmó el economista.
“Lo que pasa es que el Gobierno tiene una agenda comunicacional donde dice que las pensiones básicas solidarias van a aumentar 40 ó 50 por ciento, cuando eso va a suceder sólo con las personas que tienen más de 85 años y sólo en cinco años más”, dijo Marco Kremerman.
A su vez, el también el economista y profesor de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, Andras Uthoff, planteó que la propuesta que entregó el Gobierno no logra aclarar los puntos más cuestionables debido a que no termina con la lógica bajo la que funciona actualmente el sistema de previsión.
“Tú tienes que reconstruir un sistema de pensiones a partir de lo que hay. Hoy día no tenemos un sistema de pensiones en Chile. Tenemos un mercado obligatorio de rentas vitalicias y estamos viendo que, a través de ese mercado, la mitad de la población queda destruida y la otra la mayoría queda con pensiones muy por debajo del salario mínimo. Entonces lo que tú tienes que hacer es construir un verdadero sistema de pensiones y ver de dónde vas a sacar plata además de la que usas del pilar solidario, para hacer solidaridad con todos”, señaló el economista del Instituto Igualdad.
Lo mismo ocurre con la salud que se apoya en gran parte en un sistema de seguros privados comerciales como son las Isapres. Aquí también hay que partir de cero y crear un nuevo sistema de salud.
Igual en las pensiones. Datos de la Fundación SOL indican que una persona que tiene 70 años tiene que esperar los 85 para recién ver un aumento de las características que ha prometido el Gobierno -40 ó 50 por ciento-. Un aumento que seguirá situando a la Pensión Básica Solidaria en la mitad del valor del salario mínimo, ni siquiera superando la línea de la pobreza.