El despliegue militar de Estados Unidos en el Golfo Pérsico no ha impresionado para nada a los Guardianes de la Revolución de Irán y este martes le restaron importancia.
Comentaron si que “ven una guerra como poco probable”, pero en caso de ataque, tienen la capacidad suficiente para responder con firmeza.
Así están las cosas en el Medio Oriente tras las nuevas barbaridades de Trump en política exterior, tema que él desconoce totalmente, desde luego.
Los guardianes iraníes señalaron que “los estadounidenses son como un trozo de carne debajo de nuestros dientes”. «Ahora si se mueven, les golpearemos en la cabeza», aseguró el comandante de la División Aeroespacial de los Guardianes, Amir Ali Hayizadé.
El comandante aludió a que la flota y las bases militares estadounidenses en la región están al alcance de los misiles de este cuerpo militar iraní de elite, calificado de grupo terrorista por Washington el mes pasado.
«Son vulnerables», dijo a la agencia ISNA Hayizadé, quien explicó que los misiles iraníes tienen la capacidad de impactar en los buques estadounidenses desde una distancia de 300 kilómetros y los más modernos, de hasta 700 kilómetros.
El Departamento de Defensa de EEUU anunció este viernes que reforzará sus tropas desplegadas en el Cercano Oriente con el buque de asalto anfibio USS Arlington y misiles Patriot, en el marco de su estrategia para hacer frente a la creciente tensión con Irán.
La alarma del domingo y las nuevas tensiones ¿Provocada por quien? ¿Por EE UU?
El ataque contra cuatro petroleros en las proximidades del estrecho de Ormuz ha encendido las alarmas sobre lo frágil que es la seguridad en la región, en un momento en que la tensión entre EE.UU. e Irán se encuentra en uno de los puntos más altos de los últimos años. Arabia Saudí afirmó ayer que dos de sus petroleros fueron objeto el domingo de un “sabotaje” en la zona exclusiva económica de Emiratos Árabes Unidos. Los otros dos buques tienen bandera emiratí y noruega.

Veinte años militarizando EE UU la región del Medio Oriente
El ministro de Energía saudí, Jalid Al Falih, dijo que los barcos sufrieron “daños significativos”, pero no hubo víctimas. En vídeos difundidos se puede ver un hueco en la popa del barco noruego al nivel del agua. Las especulaciones sobre la autoría del ataque han desbordado en las redes sociales de la región, pero por el momento las autoridades han asegurado que llevan a cabo una investigación en la que también participa Estados Unidos.
Este “acto de sabotaje”, tal como lo definieron los Emiratos Árabes Unidos, pone en evidencia que la más mínima equivocación puede terminar en un conflicto mayor. El ataque se dio en las cercanías del puerto de Fujairah, el único emiratí en el golfo de Omán, en la parte sur del estrecho de Ormuz, y uno de los principales de la región.
La situación en el golfo Pérsico fue el centro de debate este fin de semana de una sesión a puerta cerrada del Parlamento iraní, en la que compareció el comandante en jefe de los Guardianes de la Revolución, Hosein Salamí.
Basándose en «análisis estratégicos y de campo», Salamí informó a los diputados de que «no se avecina una guerra» con EEUU, según comentó al término de la sesión el presidente de la comisión de Seguridad Nacional y Política Exterior del Parlamento, Heshmatolah Falahatpisheh. «Sólo están librando una guerra psicológica y están tratando de combinarla con las sanciones y las presiones económicas», dijo Falahatpisheh, citando a Salamí.
La tensión en el golfo Pérsico ha aumentado desde que EEUU decidiera el mes pasado no renovar las exenciones a la compra de petróleo iraní otorgadas a ocho países y designar a los Guardianes de la Revolución grupo terrorista.
En reciprocidad, el Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán también declaró grupo terrorista a las tropas de EEUU desplegadas en Oriente Medio bajo el mando del CENTCOM. Pese a todo, EEUU parece que tampoco está dispuesto por ahora a iniciar una guerra. «EEUU no busca un conflicto con Irán, pero estamos preparados y listos para defender a las fuerzas e intereses estadounidenses en la región», señaló el Pentágono hace dos días.
La hostilidad hacia Irán de la Administración estadounidense es no obstante clara, promovida principalmente por el secretario de Estado, Mike Pompeo, y el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Bolton, partidarios de la línea dura.
En Irán, el ministro de Exteriores, Mohamed Javad Zarif, aseguró que el ataque a los petroleros en el Golfo Pérsico era “preocupante y terrible” y llamó a que se investigara. Su portavoz, Abbas Mousavi, hizo un llamamiento a los países de la región para que estén “vigilantes contra el aventurismo de agentes exteriores”.
Este ataque no puede ser tomado como un asunto menor por los iraníes, que se encuentran en medio de una escalada verbal con EE.UU. y especialmente con el secretario de Estado Mike Pompeo. Si bien la presencia militar estadounidenses en la región es normal, y en muchas oportunidades el despliegue ha sido mayor, en esta ocasión viene acompañada de una escala verbal que aumenta con los días.
A pesar de las palabras de algunos comandantes, Irán sigue insistiendo que EE.UU. no está en capacidad de iniciar una guerra contra Irán. Así lo recordó el domingo en el Parlamento iraní durante una comparecencia a puerta cerrada el comandante en jefe de los Guardianes de la Revolución, el general Hosein Salami.
“Ni la inteligencia ni los militares estadounidenses quieren una guerra, ellos conocen las capacidades de Irán y saben que esto llevará a un desastre económico en toda la región que llevará años reconstruir”, explicaba ayer Mohammad Marandi, profesor de relaciones internacionales de la Universidad de Teherán.
Todas estas circunstancias hacen que un ataque como el que se llevó a cabo en cercanías del estrecho el domingo prendan las alertas sobre una escalada que luego sea imposible de detener.
Acuerdo nuclear
A Bolton se refirió el ministro iraní de Exteriores, Mohamad Yavad Zarif, quien tuiteó un artículo antiguo del asesor estadounidense titulado «Cómo salir del acuerdo nuclear con Irán» firmado en 2015 entre Teherán y seis grandes potencias.
Zarif consideró que Bolton tenía ya antes de llegar al cargo «un plan detallado» basado en informaciones falsas de inteligencia e idea de «guerra siempre».
También desestimó los recientes llamamientos del presidente estadounidense, Donald Trump, a negociaciones con Irán, apostillando que se tratan de «ofertas vacías».
En la misma línea, el presidente iraní, Hasan Rohaní, aseguró anoche que las presiones políticas y económicas de EEUU contra Irán son «una guerra en toda regla y sin precedentes».
Debido a las sanciones que impuso EEUU a Irán tras retirarse unilateralmente del citado pacto de 2015, y al fracaso del resto de firmantes en contrarrestarlas, Irán anunció el miércoles que suspende la aplicación de algunos de sus compromisos nucleares, lo que ha añadido incertidumbre a la delicada situación.