Foto de portada: El presidente argentino Mauricio Macri negociando un crédito con la Directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI) Christine Lagarde,
La inflación no responde ante las políticas oficiales y ha mermado la capacidad de compra de la población. El dólar y la capacidad de pago del país siguen siendo variables inciertas y vulnerables a shocks externos. Solo genera ciertas esperanzas oficiales el registro histórico de presidentes reelectos en América Latina. Desde la tercera ola de democratización, 23 de 20 de los presidentes que quisieron reelegirse lo consiguieron. La pregunta es cómo. Es que, fuera de este dato, hay pocos elementos a los que pueda aferrarse la confianza oficial.
La situación no es nueva, sí lo es su intensidad. El gobierno argentino entra a 2019 con los menores niveles de aprobación de sus cuatro años (entre 32 % y 38 % según diferentes encuestadores). El proceso viene de 2018, cuando el aspiracional montado por Cambiemos chocó con el muro económico. Luego de un 2017 donde obtuvo una buena performance en las elecciones de medio término (venciendo incluso a la expresidenta en el territorio más importante del país, la provincia de Buenos Aires), a fines del año pasado comenzaron los problemas. A un fallido intento de reforma previsional le siguió una devaluación con un desplome de aprobación de la gestión y las expectativas sobre el futuro del país. Las principales variables económicas (inflación, tasa de interés, dólar, tarifas) se volvieron inestables. De la felicidad esperada se pasó a la una decepción acumulada. Todo en poco menos de 6 meses.
A esta tensión económica acumulada es obligatorio añadir la compleja situación que vive el país, con un escenario político donde causas judiciales, denuncias y sospechas apuntan al gobierno anterior, al actual, a empresarios, a familiares, e incluso al propio poder judicial. Este combo ha degenerado en un creciente desencanto con la mediación política. Una buena parte de los votantes no confían en que los mismos actores que los llevaron al problema hoy puedan resolver su situación actual. Este creciente descontento explica por qué actualmente las antipatías políticas organizan mejor la distribución electoral que las simpatías partidarias.
Así llegamos a marzo y la campaña se enciende. En las elecciones se hace presente un conjunto de elementos, ya sea la influencia de humores temporales, la presencia de esperanzas apasionadas o el firmamento de las antipatías vehementes. La última está marcando el ritmo del concierto electoral. Hoy la mayor parte de la sociedad argentina define su posición más por la resistencia a un espacio político que por el entusiasmo que le produce otro.
En este contexto, con pocas medidas de anclaje destacables que sostengan la aprobación de la gestión, el respaldo a Cambiemos se cimienta más en el rechazo al pasado que en las expectativas sobre el futuro. El gobierno da muestras de entender y abrazar esta premisa como paradigma exclusivo de su estrategia electoral. La polarización está en el centro de la estrategia oficial. El kirchnerismo pasará, una vez más, a cumplir dos funciones: ser la tragedia pasada y erigirse como la amenaza futura. La pregunta obligada es: ¿acaso la polarización será suficiente para retomar el predominio público del gobierno? ¿O también es necesaria una mejora del ciclo económico? ¿Polarización mata economía?
La apuesta oficial es que el contexto de polarización termine cohesionando su propia coalición electoral. La economía dejará de ser la esperanza electoral del gobierno, se buscará contener los impactos de la troika (inflación, tarifas y desempleo) y el contraste con el pasado tendrá centralidad. Sí la polarización está presente y se activan sus fuerzas centrífugas, el tercio descontento ni ni se vería forzado a elegir entre Cambiemos y el kirchernismo.
Como si el escenario no fuese sensible, hoy Cambiemos, como coalición electoral y de gobierno, se encuentra en una discusión interna que, lejos de brindar certezas, acumula interrogantes. También es cierto que este es un elemento constitutivo de Cambiemos; es una coalición que se ha construido con ayuda de las instituciones. La coalición de gobierno trabajó muchos meses para ser alternativa electoral en 2015. El ciclo electoral argentino, virtualmente de tres vueltas, la ordena como fuerza y la nutre como espacio electoral. Así, en la elección de 2015, la candidatura de Mauricio Macri obtuvo 24,5 % en agosto (primarias abiertas), 34,15 % (elecciones generales) en octubre y 51,34 % en noviembre (balotaje). En la elección legislativa del 2017 creció marcadamente entre las primarias y la general. Esta construcción institucional de una mayoría se vuelve a poner a prueba durante este año y supone ir recolectando del árbol caído entre turno y turno electoral.
El posicionamiento es, cuanto menos, minimalista: «No seremos contenedores de esperanzas propias pero podemos ser receptáculos de decepciones ajenas». Estrategia arriesgada, pero estrategia al fin (y sabemos que es mejor una mala estrategia que ninguna estrategia). Es altamente dependiente de que se encuentren electoralmente, cara a cara, Mauricio Macri y Cristina Kirchner. Un escenario final tan cantado que ni Hollywood se atrevería a tanta obviedad.
Con todo, el gobierno aún tiene alternativas más extremas. La opción rompa en caso de emergencia tiene nombre y apellido. La gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, mantiene mejores niveles de imagen y mayor probabilidad de voto a nivel nacional. Desde luego que una abdicación de Macri a la reelección no estaría exenta de costos y podría traer desenlaces inciertos. Todo está aún por verse.
El FMI

Christine Lagarde reunida con Macri en Buenos Aires hace un año, el 16 de marzo de 2018
Una misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) dirigida por Roberto Cardarelli visitó Argentina este año para llevar a cabo discusiones sobre el Tercer Examen del programa apoyado por el FMI de Argentina bajo el Acuerdo Stand-By (SBA).
El señor Cardarelli emitió esta semana la siguiente declaración:
“El personal del FMI y las autoridades argentinas han llegado a un acuerdo sobre la tercera revisión del programa económico respaldado por el Acuerdo Stand-By.Sujeto a la aprobación de la Junta Ejecutiva, Argentina tendría acceso a aproximadamente US $ 10.870 millones (equivalente a DEG 7.800 millones).
El tipo de cambio dólar-DEG aplicado a esta conversión es 1 US $ = DEG 0.717402.
Se espera la revisión de la Junta Ejecutiva en las próximas semanas.
«Elogiamos los esfuerzos políticos de las autoridades y la firme determinación de abordar los desequilibrios macroeconómicos y promover su plan de estabilización económica. Los altos déficits fiscales y externos, los dos desequilibrios en el corazón de la crisis financiera de 2018, se encuentran en medio de una corrección significativa. La actividad económica ha sido débil, pero hay buenas perspectivas para una recuperación gradual.
“La inflación mensual sigue siendo alta y romper la inercia de la inflación será un proceso largo que requerirá persistencia y coherencia en el enfoque cauteloso del Banco Central para la fijación de objetivos de base monetaria. El personal, por lo tanto, acoge con satisfacción la decisión de las autoridades de extender el crecimiento monetario de base cero hasta noviembre y de disminuir el ritmo al que aumentarán los límites de la zona de no intervención. Esta restricción del marco monetario contribuirá a reducir la inflación y a volver a anclar las expectativas de inflación. (La tasa de variación anual del IPC en Argentina en febrero de 2019 ha sido del 51,3%, 20 décimas. La variación mensual del IPC (Índice de Precios al Consumo) ha sido del 3,8%, de forma que la inflación acumulada en 2019 sería cercana al 12%).
“Las autoridades han alcanzado su objetivo de déficit primario de 2018, demostrando su resolución de eliminar la vulnerabilidad asociada con el desequilibrio fiscal de Argentina. Lograr un déficit primario cero en 2019 requerirá una mayor restricción en el gasto gubernamental. Tales esfuerzos colocarán a la deuda de Argentina en el PIB en un camino decisivo a la baja. Será fundamental que los programas de gasto social de alto impacto se conserven durante este año y más allá.
“El personal apoya el plan del gobierno para realizar subastas diarias de divisas transparentes y anunciadas previamente (de US $ 60 millones por día que comienzan a mediados de abril) para satisfacer las necesidades de gasto fiscal del gobierno federal de US $ 9,6 mil millones. En la medida en que la moneda sea más apreciada que la zona de no intervención del banco central, las ventas se realizarán directamente al banco central en la cantidad correspondiente a su política de compra de FX no esterilizada anunciada.
La estrategia de las autoridades permitirá una utilización sin problemas del apoyo presupuestario del FMI.
“La débil actividad económica y la alta inflación están cobrando peaje. Apoyamos firmemente los esfuerzos de las autoridades para mitigar el impacto social de las políticas de estabilización necesarias, incluso a través de aumentos recientemente anunciados en el gasto social (que se ajustarán al programa a través de un aumento en el ajustador del gasto en asistencia social de 0.2 a 0.3 por ciento de PIB).
“La implementación constante y constante del plan de estabilización del gobierno argentino sigue siendo esencial para consolidar el retorno de Argentina a la estabilidad macroeconómica, a la reducción de la inflación y para sentar las bases para un crecimiento sólido, equitativo y sostenible. También será necesario un nuevo impulso para las reformas del lado de la oferta para consolidar los logros ya logrados por el gobierno y asegurar una mejora sostenida en los estándares de vida para todos los ciudadanos de Argentina.
“La misión se reunió con el Ministro de Economía, Nicolas Dujovne, el Gobernador del Banco Central, Guido Sandleris, y con otros funcionarios gubernamentales y miembros del sector privado y la sociedad civil. El equipo de la misión desea agradecer a las autoridades y a todos los demás interlocutores por su cálida bienvenida, su diálogo constructivo y su espíritu de cooperación «.
(*) Debate Público Presidenciales en Argentina: Se encienden los motores – Por Augusto y Máximo Reina
(**) La tasa de variación anual del IPC en Argentina en febrero de 2019 ha sido del 51,3%, 20 décimas. La variación mensual del IPC (Índice de Precios al Consumo) ha sido del 3,8%, de forma que la inflación acumulada en 2019 sería cercana al 12%. Por su parte, la expectativa de inflación que mide la Universidad Di Tella esperada por la población para los próximos doce meses saltó al 40% en marzo.
Según el promedio, las expectativas de inflación subieron 3,9 puntos porcentuales respecto de la medición de febrero de 2019. Argentina reportó en 2018 una inflación de 47%, la más alta en 27 años.