¡Muy bien estamos en Chile!, porque cada semana nos enfrentamos a hechos increíblemente insólitos como el ocurrido hace algunas horas en el Lago Ranco donde un «ricachón» trató de impedir que un grupo de turistas se bañara, tomara baños de sol y practicara deportes en una playa pública, porque insistía en que ese lugar le pertenecía y era parte del jardín de su mansión en el sur chileno. El hecho estremeció hoy a medio Chile que se preguntó una y otra vez ¿cómo puede ésto estar pasando en un país que parece ser civilizado  y que se supone ya superó el imperio de los ricachones y donde «se respetan» las leyes? En Chile no hay playas privadas, todas son públicas y lo dice una ley de la República no de los empresarios o de ex pinochetistas.

La controversia que tres mujeres vivieron con el presidente de la empresa Gasco, Matías Pérez Cruz, quien además dijo ser cristiano,  quien las increpó por descansar en la orilla del Lago Ranco está lejos de terminar.

El sujeto aducía que el lugar en el que se encontraban pertenecía a su propiedad, mientras que ellas se defendían señalando que era un lugar público por la presencia de agua en las cercanías.

Durante la jornada de este miércoles, la Armada y fiscalizadores del Ministerio de Bienes Nacionales visitaron el lugar de la polémica.

Al ser consultado sobre si las mujeres estaban haciendo uso de un terreno privado, Claudio Sánchez, fiscalizador de Bienes Nacionales indicó que «aparentemente, según lo observado en terreno, no, estarían en la playa y la playa es un bien de uso público».

Cabe recordar que la ley considera como playa pública todo el terreno que está entre el mínimo y el máximo de aguas que se registra en la temporada de invierno.

Un nuevo proyecto de ley multará a las personas que impidan el acceso a las playas con 5 millones de pesos, pero aún no entra en vigencia.

Solo en el mes de enero se registraron 365 denuncias por acceso restringido, lo que refleja que este tipo de situaciones son más comunes de lo que se piensa.