Por Walter Krohne
Las vacaciones estivales tienen, como todos los años, serias consecuencias en Santiago por la ola de robos que se registra en casas deshabitadas mientras sus moradores pasan el tiempo bajo el sol en las playas o en piscinas de resorts o parcelas.
Estas “merecidas vacaciones” se ven empañadas o ensombrecidas, muchas veces, no solo por el costo o gasto mismo que les representan a una familia salir fuera de la capital al descanso, sino por lo que están obligados a gastar al regreso a casa para reponer equipos informáticos, especies diversas como plasmas, relojes y joyas valiosas que les han sido robadas por bandas de ladrones que estudian detenida y minuciosamente la forma más fácil de ingresar a “casas vacías”.
Este problema afecta con más fuerza a comunas de clase media acomodada como podrían ser Ñuñoa o Providencia. En esta última “el clima” de robos en verano sobrepasa los límites de seguridad que deberían mantener permanentemente las municipalidades.
El caso de Providencia con la alcaldesa Evelyn Matthei es ya casi ”un caso clínico” o, digamos también «clásico» de estas bandas delictuales, porque no existe una estructura capaz de detener esta ola de robos en verano, y todos los años se vive la misma situación. Muchos son los vecinos desesperados que ya no saben qué hacer. Entre ellos mismos tratan de organizarse colocando alarmas comunitarias que no sirven para nada como tampoco las individuales en las casas que suenan y suenan y ya a casi nadie les sorprende porque es un ruido que con el tiempo se convierte en costumbre. Otros vecinos permanecen todos los meses del año conectados a whatsapp y así auto-protegerse.
Los más audaces tratan de comunicarse con los ladrones con notas colgadas o pegadas en las puertas donde les dicen, como se aprecia en la foto, que «esta casa ya fue robada y ya no queda nada de valor adentro»
El servicio municipal de seguridad ciudadana, me refiero a sus integrantes, es de alta calidad técnica y profesional pero pueden hacer poco porque no tienen las herramientas ni los equipos ni tampoco las atribuciones suficientes. Sólo como ejemplo: una banda de ladrones que asalta a bordo de un vehículo motorizado y es perseguido por un patrullero, tiene una excelente escapatoria si logra traspasar el límite comunal porque la persecución de delincuentes puede hacerse solamente en la comuna donde se cometió el delito. Si se traspasa este límite comunal le correspondería a la policía de esa comuna continuar con la persecución. Así son las leyes en Chile!!!!
Otro punto: La alcaldesa Matthei dio instrucciones precisas para que todos los robos pasen a la Fiscalía obligando a los vecinos, además de sufrir el perjuicio por el robo, tener que ir a declarar y soportar un tramite adicional con largas esperas. Sin embargo, el objetivo para detener a los autores de estos robos se aleja más y más porque los servicios de seguridad no tienen los elementos técnicos necesarios para tomar huellas dactilares u obtener otro tipo de pruebas. Ocurre que este tramite solo aumenta el gasto en abogados (para la Municipalidad, fondos que debería destinar a más seguridad), además que sirve poco, porque generalmente estos ladrones «en casa vacías» son jóvenes desconocidos y que seguirán así por falta de pruebas.
Me dicen además que la Municipalidad de Providencia ha disminuido la cantidad de vehículos y también el presupuesto de Seguridad Ciudadana.
Es decir seguimos igual que hace diez o veinte años con el temor del robo permanente en las casas de la comuna. ¿Vamos a tener que evitar salir de vacaciones para quedarnos en casa cuidando nuestras pertenencias?
¡¡¡No hay duda que ha bajado la calidad de vida en la comuna de Providencia!!!
Las estadísticas
Según cifras de la fiscalía, en La Florida, Providencia y La Reina están las cinco “zonas rojas” con la mayor cantidad de robos y atracos a residencias. En el año se estima el registro en estas zonas comunales de unos 3.000 casos de robos en casas.
El barrio que está compuesto por la avenida Rojas Magallanes y una serie calles con nombres de países, en la comuna de La Florida, no la tuvieron fácil en 2018. Los delincuentes fijaron este sector como uno de los “preferidos” de la zona oriente de Santiago a la hora de robar domicilios.
De hecho, según las cifras del Ministerio Público, fue justamente este barrio, identificado como el cuadrante 169, donde ha ocurrido el mayor número de estos ilícitos. Concentra 72 casos, de los 1.480 episodios del sector entre el 1 de enero y el 31 de mayo de este año.
Igualmente ocurrióalgo similar en el sector de las calles Brown Norte, Hernando de Aguirre, Elicier Parada, Dinamarca y alrededores en Providencia, lo que se está repitiendo este año.
Eso sí, no son los únicos barrios de preocupación. La Fiscalía Oriente, a través de un requerimiento vía Ley de Transparencia, informó que son cinco los sectores que lideran los robos a casas, y que son llamados por las autoridades policiales como “zonas rojas”. Además del mencionado cuadrante de La Florida, aparecen otros dos en Providencia y dos más en La Reina.
A nivel estadístico comunal, las cifras de robos a casas fueron en el primer semestre (primeros cinco meses del año 2018): 239 ocurrieron en Las Condes, 38 en Lo Barnechea, 66 en Vitacura, 159 en La Reina, 234 en Ñuñoa, 237 en Providencia, 302 en La Florida, 131 en Peñalolén y 74 en Macul.
La segunda zona con mayor número de casos es la que está ubicada entre las avenidas Vicuña Mackenna y Providencia, y las calles Santa Isabel y Manuel Montt, en la comuna de Providencia. Es el llamado cuadrante 124.
Y el tercer sector que registra la mayor incidencia de estos ilícitos es el que está ubicado entre las avenidas Francisco Bilbao, Tobalaba, Américo Vespucio y las calles Simón Bolívar, Florencio Barrios y Vicente Pérez Rosales, en La Reina, con 61 casos durante el período. De hecho, es el mismo barrio donde en mayo una mujer de 63 años murió tras haber sido víctima de un violento asalto en su casa.
Además de La Reina, durante 2018 hubo otra víctima fatal por este delito en Lo Barnechea. Se trató de un joven de 28 años, quien murió luego de recibir varios disparos de parte de asaltantes mientras trataba de repeler un atraco en su domicilio.
De los 1.480 robos a casas registrados en el primer semestre de 2018, 76 fueron con intimidación, es decir, había personas en la residencia al momento de ocurrido el atraco, las que fueron amedrentadas por delincuentes. Pese a que es un porcentaje menor, estos destacan por ser de un alto nivel de violencia y generar una elevada sensación de inseguridad.